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ERC pretende contentar a Junts en la Mesa del Parlament pero hacer presidente a Illa

Los republicanos, que tienen la llave de la gobernabilidad en Cataluña pese a su batacazo el 12-M, estudian repartir favores entre independentistas y socialistas para evitar repetir elecciones

Foto: El primer secretario del PSC, Salvador Illa, en uno de los últimos mítines del PSC a las europeas. (EFE/Toni Albir)
El primer secretario del PSC, Salvador Illa, en uno de los últimos mítines del PSC a las europeas. (EFE/Toni Albir)

La cercanía de la constitución del Parlamento catalán el próximo lunes ha acelerado las negociaciones entre partidos para formalizar ese día la Mesa y preparar el terreno de cara a la investidura del próximo president. Una pieza fundamental en el puzle político es ERC, en cuya mano está la clave para bloquear la situación y provocar nuevas elecciones o dar luz verde a una nueva legislatura. Los republicanos estudian en estos momentos una estrategia consistente en repartir juego: apostarán por una Mesa de corte soberanista, sumando sus votos a los de Junts per Catalunya, y dejarán que gobierne el socialista Salvador Illa, el ganador de las elecciones del 12-M y el candidato que sacó más votos y más escaños.

Junts intentará que los republicanos opten por el bloqueo con una doble finalidad: por un lado, forzar la repetición de elecciones. “Un núcleo de Junts piensa que se podrá beneficiar de una posible debacle de ERC en unas elecciones repetidas, pero eso no está tan claro”, explican fuentes republicanas. Los sondeos internos de los que beben JxCat y ERC apuntan a que ERC podría caer hasta un abanico de entre 11 y 14 escaños, mientras que JxCat apenas se vería beneficiada por ese descenso (pasaría de 36 a 38, o podría llegar a los 40 en su nivel más alto).

En cambio, el PSC podría conseguir más escaños que los 42 de los últimos comicios, al beneficiarse de un voto de castigo que abomina de la postura obstruccionista de Junts. En esa tesitura, los comunes bajarían a la mitad (saldría beneficiado Salvador Illa, que recogería el voto útil de la izquierda no independentista) y la CUP posiblemente también bajaría, aunque Vox podría bajar también algo y el PP, en consecuencia, subiría de modo mínimo sus expectativas. Los pocos cambios en la correlación de fuerzas provocan que la repetición de elecciones no sea un plato del gusto de ninguno de los contendientes, salvo para Carles Puigdemont.

El segundo motivo por el que el líder de JxCat quiere el bloqueo es porque intentará formalizar una candidatura conjunta del independentismo en torno a su partido, algo que las demás fuerzas soberanistas, en principio, no están dispuestas a facilitar. Antes se arriesgan a una debacle electoral que a supeditarse a una lista en la que mande Carles Puigdemont, un líder al que cada día se da más por amortizado y al que su propia formación busca una salida digna con un cargo honorífico donde ejerza de Arzallus catalán.

Aún no hay negociaciones

La primera decisión a tomar, no obstante, es la composición de la Mesa del Parlament, donde ERC parece tener claro que votará en el frente soberanista. Falta saber quién presidirá la cámara, aunque Junts estaría dispuesta a que sea un candidato de Esquerra quien lo haga, siempre y cuando luego se bloquee la investidura de Salvador Illa como president. Fuentes de diversos partidos coinciden que, a día de hoy, no ha habido negociación alguna para formalizar la Mesa (con unas elecciones europeas, los esfuerzos están volcados en otros asuntos), aunque sí reconocen contactos e “intercambio de pareceres” sobre el tema.

Pero eso no quita para que, en este tema los intereses de Junts se muevan por dos motivos: primero, por controlar el órgano rector del Parlament, crucial para tomar determinadas decisiones y una herramienta de primer orden en el frente del conflicto institucional que se pondría en marcha en el último estadio de la estrategia independentista. Controlando la Mesa, se podrían admitir a trámites determinadas iniciativas que, de otro modo, no tendrían cabida. Además, se podrían moderar los plenos de una manera más o menos flexible para favorecer determinadas intervenciones.

Foto: Jordi Turull y Marta Rovira en su época de diputados en 2018. (EFE/Andreu Dalmau)

“Junts nos ha hecho llegar que están muy preocupados por el voto telemático de Carles Puigdemont y de Lluís Puig y que quieren a toda costa que la hipotética investidura de Puigdemont pueda ser telemática. En el tema del voto a distancia, estamos de acuerdo y batallaremos por una mesa antirrepresiva. Pero respecto a la investidura, les hemos dicho que exigiremos que Puigdemont esté presente en el hemiciclo. Ya ha engañado a los catalanes en dos ocasiones diciendo que vendría. Y en esta campaña, prometió que acudiría personalmente a la investidura. Pues que cumpla lo prometido. Así se lo hemos hecho saber a Junts”, explican a El Confidencial fuentes republicanas.

"Que cumpla y venga a la investidura"

“El presidente del Parlament tiene la potestad de decidir qué candidato puede optar a ser president. Tras la primera ronda de contactos, decidirá que sea Carles Puigdemont, al contar con los votos de JxCAT y ERC (56 votos), que superan a los del PSC y comunes (48 votos). De ese modo, Puigdemont tendrá su día de gloria lanzando el discurso de investidura. Pero ha de cumplir su palabra y estar presente en el Parlament”, dicen en ERC.

La receptividad de ERC para apoyar algunas reivindicaciones de Junts (lo cual no quiere decir que le vaya a dar la presidencia del Parlament) sería el primer paso para repartir juego. Puigdemont solo puede salir elegido si el PSC vota a su favor o se abstiene. Si vota en contra, el fugado jamás podrá ser investido president. En Junts lo saben y su intención es alargar la situación todo lo que sea posible. Por ello, la elección el presidente de la Mesa es crucial.

Foto: El líder de JxCAT, Carles Puigdemont. (EFE/David Borrat)

De todos modos, confían en que, una vez rechazada la investidura de Puigdemont, el president del Parlament no tenga más opción que dar paso a Salvador Illa. Y ahí entra en escena ERC y su estrategia: amplios sectores internos del partido republicano abogan por votar a favor de la investidura y por formalizar un acuerdo de gobierno, pero sin entrar en el Ejecutivo de Illa.

"No se le pide más a ERC: que deje gobernar. Si quiere entrar en el Govern, bien. Si no, puede pedirlo cuando quiera y pactaremos cómo"

En otras palabras: el Govern estaría formado solo por socialistas y comunes, con posibles cargos del bando republicano, pero sin que Esquerra se involucre en la gestión. “Se trata de permitir que Illa gobierne en minoría, en un gobierno que contaría con ERC para sus iniciativas importantes. Es la principal línea de los contactos. No se le pide más a Esquerra: que deje gobernar. Si quiere entrar en el Govern, será bienvenida. Si no, puede pedirlo cuando quiera y pactaremos cómo y en qué posiciones entra como socio. No habrá problema. Si le interesa que sea el año que viene, pues el año que viene. Y si quieren estar toda la legislatura en la oposición porque les es más cómodo, pues que así sea”, admiten fuentes socialistas a El Confidencial.

Ante la posibilidad de acuerdos con los socialistas, ERC ya tiene definidas sus peticiones al milímetro, aunque es muy cuidadosa y modula sus reivindicaciones. Las grandes líneas maestras que demandan al PSC son la negociación de una financiación singular, el comenzar a hablar de un referéndum pactado, determinados traspasos, una reducción de la deuda del FLA y el apoyo al catalán tanto en España como en Europa.

Además de la financiación, a la que Salvador Illa ya se ha abierto a negociar (y que dista mucho del cupo vasco), el pliego de condiciones prevé el traspaso de la red ferroviaria de Cercanías, aunque con su correspondiente dotación económica. También se exigirá el compromiso de aumentar la ejecución de las inversiones del Estado en Cataluña, actualmente en una cota muy baja. En resumen, propuestas concretas y asumibles que no tendrían que provocar tensión entre gobiernos ni entre partidos.

La cercanía de la constitución del Parlamento catalán el próximo lunes ha acelerado las negociaciones entre partidos para formalizar ese día la Mesa y preparar el terreno de cara a la investidura del próximo president. Una pieza fundamental en el puzle político es ERC, en cuya mano está la clave para bloquear la situación y provocar nuevas elecciones o dar luz verde a una nueva legislatura. Los republicanos estudian en estos momentos una estrategia consistente en repartir juego: apostarán por una Mesa de corte soberanista, sumando sus votos a los de Junts per Catalunya, y dejarán que gobierne el socialista Salvador Illa, el ganador de las elecciones del 12-M y el candidato que sacó más votos y más escaños.

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