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Puigdemont coloniza la nueva ANC en previsión de tener que volver a las calles de Cataluña
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Puigdemont coloniza la nueva ANC en previsión de tener que volver a las calles de Cataluña

Lo que antes era una sospecha, ahora es una evidencia. Tres de los cuatro altos cargos que conforman la dirección de la entidad provienen del entorno de Puigdemont, con Lluis Llach, el presidente, como principal ejemplo

Foto: El cantautor Lluís Llach, nuevo presidente de la entidad independentista catalana ANC. (EFE/Toni Albir)
El cantautor Lluís Llach, nuevo presidente de la entidad independentista catalana ANC. (EFE/Toni Albir)
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La Asamblea Nacional Catalana (ANC) está en manos de Carles Puigdemont. Aunque oficialmente se ha querido encubrir el asalto a la entidad por los afines del expresidente, la cúpula de la mayor entidad independentista catalana adolece de un único pecado: su devoción y supeditación a la línea política y estratégica de Junts y el propio Puigdemont. Tres de los cuatro altos cargos que conforman la dirección provienen del entorno de Puigdemont. Lo que antes era una sospecha, ahora es una evidencia.

El nuevo presidente de la organización, Lluís Llach, es el más claro ejemplo. Aunque ha intentado desmarcarse del expresident, en realidad ha estado los últimos seis años a su sombra, oficiando como ministro del Consell de la República. En las últimas elecciones autonómicas, pidió el voto para Puigdemont y en las europeas lo ha pedido para Toni Comin, el compañero de fuga y mano derecha del dirigente independentista en el Europarlamento.

Pero Llach es solo la punta del iceberg. Hace varios meses se dio de baja como ministro del Consell de la República para preparar su salto a la presidencia de la ANC. Su alter ego en esa operación era el exdiputado de la CUP Julià de Jòdar, que curiosamente también pidió el voto para Puigdemont en las elecciones del 12-M.

“La crisis desatada en el seno de la ANC había debilitado a la organización y quisieron aprovechar la ocasión para controlarla. En ese momento, el Consell de la República atravesaba una situación interna muy delicada, con fugas masivas de afiliados y descrédito a nivel social. La opción fue infiltrar otra organización de peso para poder seguir manteniendo un instrumento político al margen de los partidos. La estrategia no es mala: una entidad con una grave crisis interna, en la que han dimitido el 20% de los miembros del secretariado y que tiene a un tercio de los secretarios nacionales alborotados, era el momento oportuno para controlarla”, explica a El Confidencial una fuente independentista.

Foto: El cantautor Lluis Llach, en una imagen de archivo. (EFE/Enric Fontcuberta)

Llach llega con el encargo de revitalizar la organización, que vuelva a ser un motor de movilizaciones populares. Pero también de anestesiarla a la hora de decidir su papel. Llach fue uno de los más firmes opositores a la lista cívica que pretendía hacer la anterior presidenta, Dolors Feliu. De hecho, era la peor noticia que podían tener los partidos políticos, pero especialmente Junts, que sería el peor parado si se hubiera creado una lista alternativa independentista en las autonómicas.

Puigdemont y su núcleo más cercano se conjuraron para hacer descarrilar el proyecto de lista cívica de la anterior cúpula de la ANC y lograron ganar la consulta interna movilizando a todos los activistas de base. En esa batalla, se decidió el futuro de Feliu y de su equipo.

La cúpula

En el pasado mes de abril, la ANC eligió a su nuevo Secretariado y este escogió el pasado fin de semana a la nueva cúpula, que representa un giro de 180 grados a la estrategia de la entidad. En la sesión citada se eligió a Lluís Llach como presidente; a Noemí Zafra como vicepresidenta; a Jaume Valls Baró como tesorero y a Sílvia Ventura como secretaria.

Llach capitanea el cambio de rumbo, pero bien pertrechado por un equipo que se encuentra también muy ligado a Puigdemont. Para empezar, Zafra proviene de la izquierda independentista y es miembro del Consell de la República, aunque sin cargo en esa entidad. Por tanto, ha estado militando en las cercanías de Puigdemont. También milita en la Intersindical, el sindicato que el independentismo presenta como símbolo de sus intereses. Zafra, que desde 2013 a 2023 fue ‘asset manager’ en Esco Expansión es, desde el año pasado, ‘executive assistant’ de la dirección de Rasesa Automatismos. En su currículum destaca que solo conoce los idiomas “catalán, inglés y alemán”.

Zafra es licenciada en Ciencias Políticas y tiene un máster en Participación y Políticas Locales. Es también una activista vecinal de Sabadell y fue una de las firmantes, junto a Llach, del manifiesto denuncia que se oponía a la lista cívica, pese a que esta había sido aprobada en las asambleas generales de la ANC de 2022 y del 2023. Según los firmantes, la candidatura “es contraria a la declaración fundacional de la ANC, a sus estatutos y a la hoja de ruta vigente. Esta transgresión compromete su carácter transversal y activista, es altamente divisiva y amenaza nuestra unidad en un momento muy delicado de nuestra historia”.

Candidato en las municipales

Valls Baró es otro de los firmantes del manifiesto. El empresario ya era secretario nacional en la legislatura pasada, pero su vinculación con JxCAT es más evidente aún: en las elecciones municipales de 2019 llegó a ser candidato de Junts per Vilassar, en la localidad de Vilassar de Mar. Es propietario, junto a su esposa, de dos empresas familiares del sector de las artes gráficas (confeccionan tarjetas, tarjetones, cartas de menú, etcétera para restaurantes, especialmente todo el material impreso utilizado en celebraciones y eventos para profesionales y particulares).

La nueva secretaria de la ANC, Ventura, es la única que no ha militado en ninguna organización de la órbita de Puigdemont. Sin embargo, sí fue una magistrada de Barcelona, jubilada desde marzo de 2019, que se significó por formar parte de la lista de jueces que apoyaban la independencia. Entre 1995 y 1997, fue coordinadora en Cataluña de Jueces para la Democracia y en la actualidad es presidenta del comité de ética asistencial de la fundación de Salut Mental y patrona de la Fundació de Malalts Mentals de Catalunya.

Fuentes críticas de la ANC critican la infiltración de Junts en la cúpula de la organización, tanto en las formas como en el fondo. “Va a haber menos diálogo con Llach al frente. Llegó con mal pie, poniendo vallas al diálogo con determinados partidos, lo que ya da una idea de por dónde van a ir los tiros”, explican.

Foto: Manifestación de la ANC en conmemoración del 1-O. (EP/Kike Rincón)

También carga contra la forma en que se hizo esta infiltración. “Puigdemont fichó toda una ‘patum’ [expresión catalana para referirse a una vaca sagrada] para presidir la ANC, un personaje que se cree un divo. Si es tan independentista, podía haber trabajado para el independentismo en general desde fuera de la ANC. Contrariamente a eso, está siguiendo unas directrices políticas. De todos modos, su liderazgo no es tan grande como aparenta, ya que solo le sacó menos de 200 votos a Josep Costa, el segundo candidato más votado en las elecciones al Secretariado Nacional”, dice otra fuente consultada.

La Asamblea Nacional Catalana (ANC) está en manos de Carles Puigdemont. Aunque oficialmente se ha querido encubrir el asalto a la entidad por los afines del expresidente, la cúpula de la mayor entidad independentista catalana adolece de un único pecado: su devoción y supeditación a la línea política y estratégica de Junts y el propio Puigdemont. Tres de los cuatro altos cargos que conforman la dirección provienen del entorno de Puigdemont. Lo que antes era una sospecha, ahora es una evidencia.

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