Marta Rovira entierra el plan de Junqueras, engaña al PSC y lleva a ERC a confluir con Puigdemont

La secretaria general de ERC, Marta Rovira, ha enterrado la estrategia que había marcado Oriol Junqueras de “ampliar la base” y ha dirigido al partido hacia una vuelta a las esencias, según confirman fuentes de la formación independentista. El mismo día que Junqueras dejó la presidencia, Marta Rovira rubricó el giro con el acuerdo para votar a Josep Rull de JxCAT como presidente del Parlament. ERC respaldaba así la apuesta de Carles Puigdemont por repetir elecciones y le daba la llave a Junts. Rovira y el sector que la apoya no solo dirigen el partido a una confluencia estratégica con Puigdemont, sino que también están buscando un candidato que pueda disputarle la presidencia de la formación a Junqueras en noviembre.

Según ha publicado El Periódico de Catalunya, Carles Puigdemont viajó a Ginebra para sellar el acuerdo con Marta Rovira. La dirigente de ERC reside en esta ciudad desde que huyó de España en 2018 para no afrontar la causa del procés. La reunión con el expresident fue el pasado día 5. Cuando el PSC envió un representante a Suiza días más tarde, Marta Rovira ya había dado el sí a Puigdemont y todo el pescado estaba vendido.

A partir de aquí, los junqueristas han sido apartados del núcleo de decisión del partido, lo que incluye al propio Oriol Junqueras, Gabriel Rufián, Joan Tardà, el exconseller de Territori, Juli Fernández, y el secretario de Organización, Pau Morales, entre otros.

La primera trinchera es la Federación de Barcelona. Rovira llamó ayer por teléfono a su presidenta, Eva Baró, para que aplazase la asamblea prevista para hoy, que en principio iba a ratificar la decisión de dicha Federación de que los republicanos entren en el equipo municipal del socialista Jaume Collboni. El acuerdo lo deben ratificar unos 200 militantes, pero Marta Rovira busca evitar que ERC entre en el Ayuntamiento de Barcelona. Altos cargos de la Generalitat, como Pere Aragonès o la consellera de Territorio Ester Capella están haciendo campaña para que se vote "no". Rovira incluso amenazó a Eva Baró con disolver la federación si daban el sí al acuerdo.

Junqueras ya quedó al margen de decisiones como el adelanto electoral, una propuesta del viceconseller de Estrategia, Sergi Sebrià; o de los ascensos del propio Sebrià o de Laura Vilagrà a vicepresidenta en el seno de la Generalitat. Ahora, Marta Rovira se apoya en Sebrià y Vilagrà, además de en el portavoz del grupo parlamentario, Josep Maria Jové, para llevar el partido a una posición independentista más clásica, que implique evitar pactos con partidos constitucionalistas como el PSC. Con Jové, Vilagrà y Marta Vilalta, Rovira controla el grupo parlamentario.

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Fuera del grupo en el Parlament, Marta Rovira cuenta con otras terminales, como la diputada en Madrid Teresa Jordà o el presidente de las juventudes del partido, Pol Baldomà. Las JERC ya se han pronunciado contra la alianza de los republicanos con el PSC, incluyendo el pacto en la capital catalana.

Un Govern incómodo

El grueso de los miembros del Govern están en contra del giro que ha dado el partido, según fuentes del Consell Executiu. En su última sesión, este martes, nadie protestó, aunque ya quedó claro que la interinidad del gobierno en funciones puede durar hasta más allá de enero de 2025. El plan inicial del ejecutivo de Pere Aragonès pasaba por hacer un traspaso de carteras modélico y rápido. Rápido ya no será.

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Junqueras espera imponerse en el próximo Congreso de ERC de noviembre. El sector que encabeza Rovira se autocalifica como “renovador” aunque está llevando al partido a las posiciones en las que se encontraba en 2015. Fuentes de los republicanos apuntan a que dicho sector intentará tener un candidato para que gane el pulso a Oriol Junqueras y terminar así la larga era del junquerismo. Una persona que se está moviendo en este sentido es el acutal conseller de Empresa, Roger Torrent.

A la espera de refuerzos

Los seguidores de Junqueras, a su vez, esperan que Aragonès rompa su actual equidistancia entre las dos facciones y que, a pesar de que ha dejado el Parlament y ha anunciado que se retira de la primera fila, se implique en la vida interna del partido, donde todavía es coordinador nacional. Pero esto es algo que todavía no ha pasado. Aragonès se benefició de la buena sintonía con el PSC y recibió el apoyo del socialismo catalán en los momentos más complicados de su legislatura. Pero su posición respecto al pacto en Barcelona tampoco augura una verdadera neutralidad.

Ante la Ejecutiva de ERC, Rovira ha justificado el pacto en el Parlament para mantener una Mesa independentista. Pero fuentes del junquerismo temen que su acuerdo vaya más lejos, dado que la repetición electoral que busca Waterloo será en octubre y el Congreso de ERC en noviembre. Es decir, volver a las urnas en octubre pilla a los republicanos sin candidato, después de unos resultados especialmente malos en las autonómicas (178.000 votos menos que en las anteriores catalanas), en las municipales (300.000 votos menos que anteriores municipales) y en las europeas (372.000 votos menos que en los comicios equivalentes).

En el partido desconocen el calado de los acuerdo entre Rovira y Puigdemont

Para dar este giro conservador, es necesario que Rovira y su sector hayan comprado el plan de Artur Mas, David Madí y otras viejas glorias convergentes de una nueva versión de Junts pel Sí, la coalición de ERC y CDC que ganó en 2015 y que desembocó en el desastre de 2017. Junqueras propuso ayer en Catalunya Ràdio que se presente Marta Rovira a las nuevas elecciones, pero en el entorno de la secretaria general aseguran que esta tiene poco interés en volver de Ginebra, donde está totalmente instalada.