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La Generalitat envió a 140 altos cargos al congreso de ERC para reventar el pacto con Collboni
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La Generalitat envió a 140 altos cargos al congreso de ERC para reventar el pacto con Collboni

Amenazas, llamadas y mentiras dejan a ERC al borde del abismo. Una dirigente del Govern llamó personalmente a altos funcionarios para que fuesen a votar ‘no’ a entrar en el ayuntamiento de Barcelona

Foto: Marta Rovira, en un acto telemático de la pasada campaña. (EFE)
Marta Rovira, en un acto telemático de la pasada campaña. (EFE)
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La situación dentro de ERC se está pudriendo por momentos. Las decisiones de la fugada Marta Rovira, que rige los destinos del veterano partido republicano desde Ginebra (Suiza) son controvertidas y han creado un acusado malestar entre cuadros del partido, que no ven con buenos ojos el acercamiento y la supeditación a los designios de Carles Puigdemont. Las voces críticas internas comienzan a alzarse dentro de un clima de miedo y estupor como no se había vivido nunca, y que tuvo en el episodio de este jueves —con llamadas desde el propio Govern a reventar la asamblea de Barcelona— un punto álgido.

Fuentes internas republicanas explican a El Confidencial que una alto cargo del Govern llamó personalmente a directores generales, secretarios, asesores y directivos de empresas públicas nombrados por Pere Aragonès para exigirles que acudieran a la asamblea del jueves. "Se les dijo que debían asistir y votar 'no' o, de lo contrario, habría consecuencias. Es inconcebible el grado de presión que se hace desde la cúpula sobre los cargos públicos del partido. Incluso en alguna ocasión esa alta dirigente del Govern llegó a afirmar que si era para votar que sí a la integración en el equipo municipal, mejor que no asistieran al Congreso", relatan las fuentes.

Las presiones surtieron efecto. "Normalmente, en este tipo de congresos solemos asistir entre 100 y 150 personas, pero se presentaron de golpe unos 140 altos cargos de la Administración y luego fueron llegando más". La consecuencia fue el que aforo alquilado, la sala de actos de la antigua coral Martinenc, en la Avenida Meridiana, se quedó muy pequeña, con casi más un centenar largo de personas en la calle que no podían acceder al recinto. Conclusión: el congreso tuvo que suspenderse.

Lo que la dirección no había podido lograr —las presiones a la presidenta de la Federación de Barcelona, la más poderosa del partido—, lo pudieron las consignas impartidas desde la presidencia de la Generalitat, por lo que Rovira y los suyos (entre los que hay que contar al gobierno de Aragonès en pleno, que ha cerrado filas con la secretaria general de la formación) se apuntaron un tanto. "Jamás se había amenazado y eso que hemos pasado por situaciones críticas y muy duras. Pero nunca ha habido salidas de tono del calibre de las que ahora estamos viendo", explica un veterano militante de Esquerra a este diario.

“Hemos pasado por situaciones críticas y muy duras. Pero nunca ha habido salidas de tono del calibre de las que ahora estamos viendo”

Esos militantes republicanos consultados por El Confidencial aseguran que "es muy preocupante lo que pasa. Jamás había habido un clima como el que hay estos días. Y por primera vez en mucho tiempo vuelve a haber la sensación de que puede haber una desbandada de la militancia". Marta Rovira pactó en secreto con Carles Puigdemont la presidencia del Parlament, hurtando el debate al grupo parlamentario y engañando de paso al PSC, que no supo hasta el último momento que Josep Rull iba a ser elegido presidente de la Cámara gracias a un pacto frentista del independentismo.

El penúltimo episodio de enfrentamiento interno había tenido tuvo lugar el pasado miércoles, cuando la propia Rovira llamó personalmente a la responsable de la Federación de Barcelona, Eva Baró, para que cancelase el congreso que había de decidir si Esquerra se integraba en el gobierno municipal del socialista Jaume Collboni. La conversación telefónica fue bronca, puesto que Baró había solicitado el 'sí', juntamente con el grupo municipal de ERC, y ya habían apalabrado con los socialistas que asumirían tres grandes áreas municipales, entre ellas la de Promoción Económica.

Desde fuentes cercanas al grupo municipal se explica a El Confidencial que el preacuerdo es bueno y, además de dar visibilidad a ERC y a su gestión, supondría el retorno a la Administración local, copando parcelas de poder. "Los argumentos de la cúpula del partido es que la entrada en el gobierno municipal no aporta nada en estos momentos. Es mentira. Sí que aporta, puesto que ERC podría vender gestión y, además, implica el tener un plantel de cargos trabajando en nuestro programa de gobierno. Rovira también dijo que 'hay otras cosas más importantes en Cataluña'. Y eso no lo discutimos, aunque una cosa no quita la otra. Ya sabemos que la cúpula está ahora por la investidura, pero por lo menos que dejen trabajar al partido y que se dediquen a hacer política con mayúsculas", añaden las fuentes.

El correo de Baró

Un correo enviado este viernes por Eva Baró a la militancia pedía disculpas por el aplazamiento. "Nos felicitamos del alto nivel de movilización de la militancia de ERC de Barcelona, hecho que denota una gran vitalidad del partido. Pero es evidente que la gran afluencia superó las expectativas de la organización". La misiva dice que como no podía garantizar que toda la militancia pudiese participar con todos sus derechos, se aplazó la cita. "Asumimos la responsabilidad de no haber calibrado bien el grado de movilización que se podía producir ayer y que no permitió celebrar el Congreso con todas las garantías necesarias".

Baró explica que su intención "es poder informar a la militancia del proceso de conversaciones y del contenido del preacuerdo y celebrar el consiguiente debate y votación en el periodo entre las elecciones europeas y el inicio de la ronda de contactos para la investidura en el Parlament, con el objetivo de no interferir en los debates de investidura [del presidente de la Generalitat]". En realidad, Baró recoge los argumentos que le puso encima de la mesa Marta Rovira cuando la llamó desde Suiza: en estos momentos, no toca entrar en el gobierno municipal "porque ello interfiere en la negociación de la investidura del president".

"Dicen que van a conseguir una financiación de narices porque tienen a Sánchez a sus pies, pero tienen que llamar funcionario a funcionario"

"Los argumentos de Rovira son una mentira como una catedral. Nosotros podíamos haber votado tranquilamente la cuestión barcelonesa esta semana y la investidura se producirá en las próximas semanas. Lo que pasa es que Rovira tiene intereses y pactos ocultos que nadie conoce y pone una excusa tonta para justificar su reacción", explica una de las fuentes consultadas. Ante esta situación, en ERC cunde el desencanto y en algunos sectores se habla de fuga de militantes por la falta de rumbo de la formación.

"La cúpula ha movilizado a la fuerza a todos los cargos que ha nombrado. El no de la Federación de Barcelona a entrar en el gobierno municipal ya está hecho, a la vista de cómo ha respondido el sector institucional a la orden de acudir al congreso del jueves. Mucha gente está enfadada. Y hay la sensación de que la cúpula se ha vuelto kamikaze y que lo que quiere es destruirlo todo. Aquí se ponen la medalla diciendo que van a conseguir una financiación de narices porque tienen a Pedro Sánchez a sus pies, pero internamente tienen que llamar funcionario por funcionario para obligar a hacer lo que ellos quieren. Es una locura que ERC puede pagar caro", se duelen los veteranos militantes.

La situación dentro de ERC se está pudriendo por momentos. Las decisiones de la fugada Marta Rovira, que rige los destinos del veterano partido republicano desde Ginebra (Suiza) son controvertidas y han creado un acusado malestar entre cuadros del partido, que no ven con buenos ojos el acercamiento y la supeditación a los designios de Carles Puigdemont. Las voces críticas internas comienzan a alzarse dentro de un clima de miedo y estupor como no se había vivido nunca, y que tuvo en el episodio de este jueves —con llamadas desde el propio Govern a reventar la asamblea de Barcelona— un punto álgido.

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