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La CUP lanza un manual para sabotear pisos turísticos en Barcelona con "silicona y martillo"
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La CUP lanza un manual para sabotear pisos turísticos en Barcelona con "silicona y martillo"

El independentismo más radical comienza a infiltrarse en los movimientos sociales y a canibalizar un movimiento, la gentrificación y la vivienda, antes dominado por Ada Colau y los Comunes

Foto: Durante el pasado Mobile, el 95% de los pisos turísticos en Barcelona estuvieron ocupados. Ep
Durante el pasado Mobile, el 95% de los pisos turísticos en Barcelona estuvieron ocupados. Ep

“Si la situación es injusta, haremos justicia nosotros”. La frase es la consigna difundida este lunes por la organización juvenil Arran, es decir, las juventudes de la CUP. La coletilla no puede ser más inquietante: “Coge silicona, martillo y pata de cabra y que comience el sabotaje”. Los cachorros extremistas quieren, así, copar la lucha social contra los pisos turísticos en Barcelona, un sector en el que tradicionalmente han sido los comunes quienes han dominado las protestas.

El independentismo, necesitado de un revulsivo, está atento para arrebatarles la bandera a los comunes. La estrategia de los secesionistas pasa por infiltrarse en los movimientos sociales y liderar todas las protestas, sean del ámbito que sean. La lucha contra el cambio climático y contra el turismo son los principales caballos de batalla que el soberanismo se ha propuesto copar para intentar reconectar con la sociedad.

Un vídeo difundido por Arran llamando a sabotear los pisos turísticos en Barcelona lo explica con detalle. “Si nadie pone límites, los pondremos nosotros”, advierten los violentos cachorros de la CUP, cuyas intenciones están claras al pedir a sus activistas que cojan “silicona, martillo y pata de cabra”.

Con su nueva propuesta, Arran capta el interés de los sectores extremistas de la lucha por la vivienda y quiere incorporarlos a su hoja de ruta. En el vídeo de este lunes, los mensajes parecen copiados de los comunes. Y los jóvenes soberanistas de la extrema izquierda señalan que “la especulación con la vivienda y el suelo es una de las formas más rentables de seguir manteniendo beneficios, cueste lo que cueste, lo pague quien lo pague. En la Batalla por Barcelona, hemos decidido que si la ciudad es injusta, haremos justicia nosotros”.

Las órdenes concretas son llevar “la batalla a sus puertas” con el fin de espantar al turismo “y que les sea menos apetecible venir”

Las órdenes concretas son llevar “la batalla a sus puertas” con el fin de espantar al turismo “y que les sea menos apetecible venir”. Ello significa que Arran intenta tomar las riendas de una campaña de acoso al turismo mediante la acción directa y la implicación de sus activistas en ataques directos a los pisos turísticos, tanto saboteando las cerraduras como destrozando las puertas para que sus inquilinos no pueden entrar o salir de los inmuebles.

En un documento aprobado por la Ejecutiva Nacional de Endavant, el núcleo duro de la CUP el pasado 23 de mayo, se aboga por retomar la lucha social. “Las estructuras populares, los casales y ateneos y el movimiento por la vivienda son las bases sobre las que desplegar nuestro trabajo político”, decía el documento. Añadía que “la CUP y el conjunto de las organizaciones de la izquierda independentista hemos de repensar nuestros modelos organizativos, nuestros roles y nuestras inercias. Hemos de ser espacios de politización y organización ágiles, accesibles y eficientes. Crecer sobre unas bases ideológicas sólidas con una planificación de formación de cuadros que dé consistencia al conjunto del Movimiento (sic). Definir conjuntamente apuestas que nos vuelvan a conectar con la juventud de nuestro pueblo y que nos den la capacidad de desplegar campañas políticas conectadas con los diferentes territorios y con las particularidades de sus modelos productivos”. La batalla contra los apartamentos turísticos es una de las luchas que pueden conectar al independentismo no sólo con la juventud, sino con la sociedad y con las organizaciones vecinales de Barcelona.

Las consignas que lanzan son muy parecidas a las de los comunes, pero ahora los beneficiarios de las movilizaciones son los separatistas, no los activistas de izquierdas: “En la batalla por Barcelona, la expulsión silenciosa de las vecinas, sustituyendo nuestras casas por pisos que pasan a ser apartamentos turísticos, por subidas de precios, por alquileres de temporada, por expatriados, es un rumor constante. Las clases populares de la ciudad están siendo sustituidas progresivamente, enviadas a una periferia de la ciudad que se encarece a medida que se amplía la oleada expansiva, a pueblos y ciudades del entorno, que tarde o temprano padecerán la ola gentrificadora”.

Colau, derrotada

La debilidad de los comunes ha abierto una brecha para que los independentistas traten de arrebatarles la iniciativa en este terreno. Los de Ada Colau se encuentran en horas bajas: en Cataluña, y contra todo pronóstico, Podemos sorpasó a Sumar Comuns en las pasadas elecciones europeas. No bastó que el cabeza de lista de Sumar fuese el abogado barcelonés Jaume Asens, exteniente de alcalde de Barcelona con Colau: los catalanes le dieron la espalda al letrado, le hicieron perder en su feudo y se decantaron por los morados, abriendo una crisis en el seno del partido de Colau, que a ojos de buena parte de la población quedó desautorizada. La exalcaldesa trata de mantenerse a flote intentando liderar todas las protestas contra el alcalde socialista de la ciudad, Jaume Collboni, el que fuera su socio de gobierno municipal. Pero cada mes que pasa, los comunes van perdiendo potencia y se van diluyendo en la nada.

La CUP canibaliza la lucha por la vivienda y se infiltra en los movimientos sociales donde antes dominaban Culau y los comunes

En otoño pasado, los independentistas definieron su estrategia de canibalización de la lucha por la vivienda en un documento titulado ‘De la grieta a la disputa. Por una nueva etapa en la lucha por la vivienda’. En él, se dice que “el escenario actual se nos presenta con la necesidad de asumir dos retos: recuperar la capacidad de generar espacios de conflicto, lo que implica una revisión de las herramientas y tácticas de lucha organizadas hasta el día de hoy y, por otro lado, trabajar en la constitución del movimiento como un espacio de masas con suficiente capacidad como para disputar los marcos de la lucha cultural”.

En este documento se aboga por superar la estrategia de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), “quien tenía en Barcelona toda la atención mediática y en la que la figura de Ada Colau era dirigente”. Para los cuperos, “estos sectores se aferraron a centrarse en las hipotecas y en hacer acciones más mediáticas que movilizadoras y que continuamente rechazaban la acción directa. El conflicto sobre lo que había de ser la Obra Social [plataforma de lucha por la vivienda] y la estrategia de recuperación de pisos se tensionó dentro de la PAH de Barcelona hasta que ésta llegó a expulsar a los miembros que optaban por formas de organización más cercanas a otras organizaciones más combativas”.

“Si la situación es injusta, haremos justicia nosotros”. La frase es la consigna difundida este lunes por la organización juvenil Arran, es decir, las juventudes de la CUP. La coletilla no puede ser más inquietante: “Coge silicona, martillo y pata de cabra y que comience el sabotaje”. Los cachorros extremistas quieren, así, copar la lucha social contra los pisos turísticos en Barcelona, un sector en el que tradicionalmente han sido los comunes quienes han dominado las protestas.

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