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Un pelotazo en la zona alta de Barcelona enfrenta a la Iglesia con una empresa cercana a ERC
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Un pelotazo en la zona alta de Barcelona enfrenta a la Iglesia con una empresa cercana a ERC

Los vecinos y el arzobispado llegaron a un acuerdo en Can Capellanets, pero la concesionaria -propiedad de un matrimonio cercano a los republicanos- se niegan a rebajar la edificabilidad. Hoy van a juicio

Foto: Can Capellanets, el edificio de la discordia en la zona alta de Barcelona.
Can Capellanets, el edificio de la discordia en la zona alta de Barcelona.

El conflicto del Obispado para rehabilitar un edificio catalogado en la zona alta de Barcelona, con el fin de convertirlo en residencia para la tercera edad, llega a juicio este martes, pero con un espectacular cambio de guion. El conflicto que enfrentaba al Arzobispado de Barcelona con los vecinos ya no existe: ahora, la guerra es entre el Arzobispado y la empresa l’Onada, que se hizo con la gestión de la residencia. El conflicto social de Can Capellanets, como se conoce popularmente al edificio, estalló en 2014 porque la Iglesia pretendía subir dos pisos la construcción, desafiando las normas urbanísticas, y eliminar un jardín catalogado que rodea el edificio. El juicio ahora es porque la Iglesia quiere recuperar el control y la gestión del recinto y acabar con un conflicto que ha hecho correr ríos de tinta.

Los planes del Arzobispado en un principio preveían aumentar dos pisos el edificio (catalogado) y ponía en peligro los jardines circundantes, lo que dio lugar a una década de manifestaciones, protestas y negociaciones. La institución eclesiástica, finalmente, llegó a un pacto con los vecinos durante la pandemia y accedió a practicar recortes de sus planes para que no molestase a nadie: menos pisos y preservación de los jardines. Todo un éxito para las organizaciones sociales y vecinales, aunque también para el propio Arzobispado.

Pero lo malo es que, desde octubre de 2018, la futura residencia está controlada por la empresa l’Onada, a quien la Fundación Sant Josep Oriol, que depende del Arzobispado, transfirió la gestión por 52 años. Y l’Onada es la que ahora exige que se cumpla el plan inicial previsto. Fuentes vecinales señalan a El Confidencial que “durante la pandemia, hubo un cambio de timón del Arzobispado”, que se mostró “sensible ante las peticiones de los vecinos y pidieron a l’Onada romper el contrato existente”.

En otras palabras, la Iglesia aceptó “mantener la volumetría original del edificio, conocido como Can Capellanets y a no destruir el jardín de la calle Galileo, incluso a abrirlo al barrio. Pero l’Onada se negó y pretende seguir con el proyecto pese a la oposición de vecinos y propiedad”. Para el vecindario, el proyecto que pretende l’Onada “destruiría totalmente dicho jardín, un pulmón para el barrio en plena emergencia climática, además de ocultar una de las fachadas de este edificio protegido”.

La empresa concesionaria fichó a Xavier Vendrell, de ERC, y le tuvo a sueldo. Además, posee medios, franquicias, pisos turísticos...

Ahí, vecinos e Iglesia topan con los intereses empresariales de la gestora. Según los vecinos, además de la residencia futura, l’Onada tiene en su punto de mira hacerse con la gestión de otra residencia de la tercera edad que ya funciona en el conjunto arquitectónico. “A nadie se le escapa que este recinto está a una manzana de El Corte Inglés de la Diagonal, es decir, en una zona privilegiada, por lo que es un bocado muy apetitoso. Pero lo que quieren hacer es una aberración. Ya nos hemos reunido las asociaciones del barrio para estudiar que si l’Onada sigue adelante, iremos también nosotros a los tribunales”.

El año pasado, el Ayuntamiento de Barcelona abrió un expediente a l’Onada precisamente por la intención de la compañía de continuar con las obras previstas inicialmente, para que garantice y preserve los valores patrimoniales del recinto. A comienzos de este año, cuando el conflicto entre el Arzobispado y la empresa estaba en su esplendor, un grupo accedió al recinto y ocupó Can Capellanets, pero a las pocas semanas fue desalojado.

Petición al Ayuntamiento

Ante el empeño de la compañía que ha de gestionar la residencia, 26 asociaciones de vecinos y entidades sociales barcelonesas piden al Ayuntamiento que intermedie para impedir la destrucción del emblemático edificio de Can Capellanets. Todas las asociaciones exigen “una revisión urgente de este plan especial que impida la destrucción del jardín”. Las fuentes citadas señalan que el Ayuntamiento contestó que, aunque durante años estuvo intermediando en el conflicto, no intervendrá en el pleito judicial.

Recientemente, el TSJC también dio la razón a los vecinos en otro proyecto que pretendía levantar pisos de lujo en el lugar de una masía catalogada en el distrito de Sarrià, Can Raventós. Allí se habían autorizado por el Gobierno municipal de Ada Colau medio centenar de apartamentos que no se han llegado a construir. El consistorio no apelará en este caso y la constructora Corp debe decidir si acude al supremo la orden de paralización de las obras o continúa la vía judicial.

El imperio de l’Onada

L’Onada, la empresa que ha tomado con mano férrea la remodelación del edificio de Can Capellanets, es una potente empresa dirigida por Cinta Pascual, que es a su vez presidenta de la patronal de las residencias (ACRA). Su empresa forma parte de un potente conglomerado de compañías que se han hecho con el control de muchas residencias y medios de comunicación en las comarcas del sur de Cataluña, en la desembocadura del Ebro.

Foto: El ‘pelotazo’ del arzobispado en la zona alta de Barcelona

Considerada una persona cercana a ERC, Pascual se hizo con la gestión de las residencias durante la pandemia. Era consejera de Salud entonces la republicana Alba Vergès y Pascual fichó como director de operaciones en marzo del 2020 a Xavier Vendrell, meses más tarde detenido en la operación Voloh por un pelotazo urbanístico en la comarca del Maresme, investigado por ese tema, por la recepción irregular de cientos de miles de euros para una escuela que controlaba su Fundación, y por ser el supuesto jefe operativo de la plataforma clandestina Tsunami Democràtic. Vendrell cobró 5.000 euros netos mensuales de sueldo mientras trabajó para Pascual durante la pandemia. Las conversaciones grabadas entre ambos, con orden judicial, sobre cómo afectaba la pandemia a los ancianos y cómo se contagiaron al mezclar sanos y enfermos ponen los pelos de punta.

El presidente de l’Onada es Joan Antó Juan, marido de Cinta Pascual. El matrimonio también controla el llamado Perfect Group, que se compone de varios medios de comunicación como Més Ebre , Ebre Digital o Audio-visual del Camp, la red de residencias de l’Onada, la red de apartamentos turísticos Ornis, la red de centros de formación FISS, la compañía Piso Perfecto, la cadena de cafés Tradicionarius, Franquiciamania, Vapiamo (servicios turísticos), Fleca 2000 Reus, Ostralegus o Calidris, entre otras. Con la gestión por 50 años de Can Capellanets, pone una pica en la zona alta de Barcelona, además de gestionar más de cuarenta residencias por toda Cataluña.

El conflicto del Obispado para rehabilitar un edificio catalogado en la zona alta de Barcelona, con el fin de convertirlo en residencia para la tercera edad, llega a juicio este martes, pero con un espectacular cambio de guion. El conflicto que enfrentaba al Arzobispado de Barcelona con los vecinos ya no existe: ahora, la guerra es entre el Arzobispado y la empresa l’Onada, que se hizo con la gestión de la residencia. El conflicto social de Can Capellanets, como se conoce popularmente al edificio, estalló en 2014 porque la Iglesia pretendía subir dos pisos la construcción, desafiando las normas urbanísticas, y eliminar un jardín catalogado que rodea el edificio. El juicio ahora es porque la Iglesia quiere recuperar el control y la gestión del recinto y acabar con un conflicto que ha hecho correr ríos de tinta.

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