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El alma suicida de ERC: las asambleas se muestran partidarias de repetir elecciones
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El futuro de la investidura de Illa

El alma suicida de ERC: las asambleas se muestran partidarias de repetir elecciones

El divorcio entre los militantes del partido republicano y su dirección es muy profundo. Los cuadros piensan con la cabeza, pero las bases votarán con el estómago cuando les consulten

Foto: Marta Rovira llegando con consejo nacional de ERC (EFE/Quique García)
Marta Rovira llegando con consejo nacional de ERC (EFE/Quique García)
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Marta Rovira no ha vuelto a ciegas desde Suiza para arreglar la crisis de ERC. Lleva semanas en contacto con las asambleas de las bases de los republicanos y sabe perfectamente cuál es la opinión que le han comunicado la mayoría de ellas: que prefieren repetir las elecciones catalanas el próximo 13 de octubre. La secretaria general de la formación independentista es muy consciente de que ese es el gran escollo que hay que superar en los próximos quince días en los que toca decidir la presidencia de la Generalitat.

Da igual qué sea lo que digan las encuestas —que ERC perdería escaños— y lo que recomiende la dirección del partido —que hacer president a Salvador Illa sería el mal menor—. La mayoría de los 8.700 militantes de bases se opone a un pacto con el PSC. Igual que se negaron a respaldar al alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, una votación aplazada de manera indefinida.

El discurso de Marta Rovira en Cantallops, en su regreso a Cataluña, estaba dirigido a estas bases: soy Marta Rovira, más independentista que nadie. Cuando a final de mes os diga que hay que hacer president a Salvador Illa, me vais a escuchar.

Porque Rovira, como toda la dirección de ERC y el propio Oriol Junqueras, son partidarios de pactar con Illa y tomarse cuatro años para reconstruir su posición política desde los escaños de la oposición del Parlament.

Foto: Rufián, en la valoración de resultados electorales de ERC. (EFE/Alejandro García)

La situación de ERC resulta endemoniada. Se comprometieron a que serían las bases las que tomarían la decisión final sobre la presidencia de la Generalitat. Oriol Junqueras no piensa quemarse en pedir a los suyos que respalden a Illa. Espera que lo haga Rovira, aliada con todo el aparato que quiere defenestrarlo, en un debate en el que no se habla de programa, sino que se cuestiona la propia figura de Junqueras. Todos quieren el pacto, pero nadie va a responsabilizarse del mismo.

Rovira entiende que tiene acumulado mucho capital político tras su estancia de más de seis años en Ginebra. Y quiere administrarlo para mantener el control del partido. Pero si a las primeras de cambio queda desacreditada por las bases, todo habrá sido para nada.

Sólo los ultras de Aliança Catalana ganarían con una repetición electoral

Así que la situación a la que se encamina la política catalana puede ser la siguiente: que en los próximos días ERC y el PSC anuncien un acuerdo, basado en una nueva financiación autonómica, pero que este acabe siendo rechazado por unas bases del partido mucho más radicalizadas que sus dirigentes.

Ser trataría de un portazo en toda regla a la cúpula del partido, mostrando el malestar de haber perdido las tres últimas convocatorias electorales.

La emboscada de Puigdemont

En ERC hay consenso de que la propuesta de Carles Puigdemont de ir a elecciones el 13 de octubre es una trampa mortal que solo reforzará la posición de Junts, pero que lo más probable, según los sondeos, es que no pueda articular una mayoría independentista. Y que el PSC seguirá ganando las elecciones. Y desde luego, por mucho que Rovira haya hecho alarde de recuperar la unidad, no se piensa en participar en una candidatura unitaria en la que los republicanos queden diluidos.

Pero, al mismo tiempo, las bases del partido insisten en meterse en esa emboscada, porque después de doce años de política emocional, los militantes a pie de calle no están para aplicar criterios de racionalidad y cálculo político.

El único ganador de una repetición electoral sería la ultraderechista Aliança Catalana, el partido de la alcaldesa de Olot, Silvia Orriols, que podría llegar a situarse entre los cinco y seis diputados. Puigdemont puede bloquear a Illa, pero tampoco podrá acceder a la presidencia, ni siquiera con la Ley de Amnistía en pleno vigor. Aun así, la situación que se está generando en Cataluña lleva hacia allí. Por encima de los intereses políticos de ERC y el PSC, lo que confluye son la voluntad de Puigdemont de perpetuar un bloqueo institucional y la pulsión de las bases de echarse al monte.

Marta Rovira no ha vuelto a ciegas desde Suiza para arreglar la crisis de ERC. Lleva semanas en contacto con las asambleas de las bases de los republicanos y sabe perfectamente cuál es la opinión que le han comunicado la mayoría de ellas: que prefieren repetir las elecciones catalanas el próximo 13 de octubre. La secretaria general de la formación independentista es muy consciente de que ese es el gran escollo que hay que superar en los próximos quince días en los que toca decidir la presidencia de la Generalitat.

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