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Carles Puigdemont pincha en su plan de un gran acto este 27 de julio en el sur de Francia
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Baja movilización del independentismo

Carles Puigdemont pincha en su plan de un gran acto este 27 de julio en el sur de Francia

Junts contaba con gran concentración a finales de julio que sirviese para preparar el terreno a un posible retorno del ex president. Pero han tenido que rebajar las expectativas iniciales

Foto: Carles Puigdemont en una acto de la última campaña electoral. (EFE/David Borrat)
Carles Puigdemont en una acto de la última campaña electoral. (EFE/David Borrat)

Carles Puigdemont ha pinchado para su gran acto del 27 de julio en el sur de Francia con el que pretendía caldear un hipotético regreso a Cataluña a finales de agosto. Iba a ser un gran evento, con el objeto de emular la gran concentración de Perpiñán de 2020. Pero los organizadores ya están buscando una ubicación de menor formato, ya que tras intentar movilizar a las bases de JxCAT han empezado a percibir que la asistencia no será tan masiva como se esperaba, según explican fuentes del partido del expresident.

Julio es un mal mes. Muchos de los seguidores del partido ya han entrado en modo verano. Y además, la movilización del independentismo es muy baja. Un proceso que se inició con los indultos pero que se ha agudizado con la amnistía.

Este acto coincidirá con el cuarto aniversario del nacimiento de JxCAT como partido político, se producirá en plenas negociaciones para la investidura del próximo presidente de la Generalitat, en la que se espera que se produzca el regreso de Puigdemont a Cataluña después de más de seis años en el extranjero. En la práctica Puigdemont ya no apuesta por presentarse pero sí por bloquear la investidura de Salvador Illa, una posición que tampoco sirve para movilizar a las masas. Demasiado técnica, demasiado destructiva.

Puigdemont aspiraba a una gran movilización como una manera de calentar la que necesita para entrar en Cataluña rodeado por una multitud y llegar al Parlament sin ser detenido. Sin embargo, no parece que vaya a producirse. La vuelta de Marta Rovira no ha estado marcada por el verse arropada por las masas. La manifestación que convocó la antaño poderosa ANC contra la amnistía el pasado domingo contra el despliegue de la amnistía apenas reunió a 1.500 personas. Y eso que llevaba al cantautor Lluís Llach al frente.

Foto: Carles Puigdemont, expresident, en una imagen de archivo. (Reuters/Bruna Casas)

Conscientes de ello, ERC orquestó el regreso de su secretaria general con la típica táctica de los partidos que saben que no van a poder movilizar a muchos militantes: actos en el quinto pino. Así fue primero en Salses, sur de Francia; luego Cantallops, en el Alt Ampordà y más tarde en Vic. La foto de Marta Rovira sola en la plaza de Vic que ella misma colgó en Instagram es significativa de la indiferencia con la que se recibió su retorno.

En el mensaje que han recibido algunos cuadros de JxCAT, los organizadores del acto del 27 de julio han hecho hincapié en que su retorno se producirá "en unas circunstancias no deseadas por culpa de este golpe de toga a la democracia por parte de jueces del Supremo".

Autocares al sur de Francia

De nuevo se moviliza a los cuadros del partido para traer militantes en autocares. Pero no hay la misma predisposición que durante la campaña electoral, en la que ya se prometió el regreso de Puigdemont como gran gancho electoral. A medida que dicho retorno no se concreta simpatizantes se van desanimando.

Tampoco ayuda el escándalo alrededor del eurodiputado Toni Comín, lidiando con acusaciones de cargar gastos personales a cuenta del Consell de la República. No es el mejor clima para mover masas hacia el sur de Francia.

Ni la situación de Comín ni la colaboración con el Gobierno ayudan a la movilización

En la práctica el regreso, como en el caso de Marta Rovira, se vuelve no para romper con España sino para pactar con el Gobierno de Pedro Sánchez. Ya sea para dar luz verde a los Presupuestos Generales del Estado o para investir a Salvador Illa presidente de la Generalitat. El independentismo es consciente de ese contexto y prefiere quedarse en casa.

Inquietud en la ANC

No es el único acto que está sufriendo por la desmovilización. En la cumbre que se celebró en Waterloo el pasado 7 de julio el presidente de la ANC, Lluís Llach ya expresó su preocupación por las bajas expectativas para la manifestación del 11 de septiembre. En este sentido se pidió al resto de asistentes a la cumbre que pusieran toda la carne en el asador para la manifestación de la próxima Diada.

El movimiento ha vivido siempre no sólo de la presión institucional y parlamentaria sino también de la calle. La última manifestación convocada la pasada semana contra la princesa de Girona, Leonor, reunió a poco más de 200 personas, aunque participaron personalidades como el propio Lluís Llach, la diputada de Junts Carme Renedo, el de la CUP Dani Cornellà o la exconsellera y miembro de ERC, Dolors Bassa, además de David Caldeira, miembro del Consell de la República.

Carles Puigdemont ha pinchado para su gran acto del 27 de julio en el sur de Francia con el que pretendía caldear un hipotético regreso a Cataluña a finales de agosto. Iba a ser un gran evento, con el objeto de emular la gran concentración de Perpiñán de 2020. Pero los organizadores ya están buscando una ubicación de menor formato, ya que tras intentar movilizar a las bases de JxCAT han empezado a percibir que la asistencia no será tan masiva como se esperaba, según explican fuentes del partido del expresident.

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