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Cuchillos, peleas y 1.090 presos durmiendo fuera de sus celdas en una cárcel catalana
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En la histórica de Quatre Camins

Cuchillos, peleas y 1.090 presos durmiendo fuera de sus celdas en una cárcel catalana

En unas ‘jornadas de hermanamiento’ se permitió que se introdujeran cuchillos, tijeras y sogas para hacer manualidades, ante el estupor de los sindicatos que han pedido el cese del director

Foto: Últimas protestas en las cárceles catalanas el pasado marzo. (Europa Press/Alberto Paredes)
Últimas protestas en las cárceles catalanas el pasado marzo. (Europa Press/Alberto Paredes)
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La bronca y el peligro vuelven a instalarse en las prisiones catalanas. Las situaciones límites se suceden periódicamente ante la alarma de los sindicatos y la aparente pasividad de la Generalitat. El asesinato de la cocinera Núria L. en la cárcel de Mas d’Enric (Tarragona) el 13 de marzo pasado fue un punto de inflexión en la situación de las prisiones catalanas. El Govern prometió tomar medidas, pero la cosa no ha mejorado: este viernes 12 de julio estuvo a punto de repetirse una situación límite. Sólo la suerte y algunos presos que se jugaron el físico evitaron una tragedia.

Los internos de tres módulos de la cárcel de Quatre Camins debían realizar actividades esa jornada. La escasez de personal obligó al jefe de servicios a anular la biblioteca sabatina para reforzar la vigilancia y la seguridad. El director del centro, sin embargo, revocó su orden: ordenó que una sola funcionaria vigilara los tres módulos y que la otra se dedicara al área educacional. Según el sindicato CSIF, de esta manera dejó “las dos actividades en total menoscabo de seguridad, poniendo en riesgo a las funcionarias de servicio de ambos departamentos”.

A las 6 de la tarde, “un interno en el polideportivo agredió salvajemente a otro interno con una barra de hierro para realizar pesas. La funcionaria que estaba sola por orden del director tuvo que ser avisada y auxiliada por otros internos (creemos que esa tarea no les corresponde tampoco a los internos)", relatan desde el sindicato.

Foto: Una protesta de funcionarios frente a la cárcel de Lledoners. (EP/Marc Trilla)

Fuentes internas de la prisión explican a El Confidencial que “normalmente, los servicios siempre están cubiertos por dos funcionarios, pero el director se empeñó en que no sería así”. El polideportivo albergaba en esa jornada a presos peligrosos, de los módulos 6 (agresores sexuales), 7 (delitos violentos) y 8 (politoxicómanos). “Fueron dos presos los que avisaron a la funcionaria, que se encontraba en la cabina de control, de que había un interno inconsciente en medio de un charco de sangre. La funcionaria tuvo que activar el código 0, relativo a un interno inconsciente que no responde, y el código 2, de seguridad no controlada”. Las fuentes indican que los presos que avisaron a la funcionaria estaban dispuestos a evitar males mayores mientras la tensión interna iba en aumento porque un grupo de reclusos buscaban afanosamente al agresor (ambos presos eran extranjeros, de la misma nacionalidad) para tomarse la justicia por su mano.

Jornadas de ‘hermanamiento’

Fuentes oficiales de la prisión evitaron dar su versión de los hechos a El Confidencial habida cuenta de que el director, Joan Pere Queralt, “se ha tomado unos días de vacaciones”. Queralt fue nombrado para el cargo después de que el anterior director, Domingo Estepa, fuese cesado el pasado 16 de junio. Estepa tenía varias denuncias sindicales por sus iniciativas al frente de la cárcel. El nombramiento oficial de Queralt como director no ha sido aún publicado en el diario oficial, aunque sí su cese como subdirector de Tratamiento de Quatre Camins, cargo que ocupó hasta el 16 de junio.

La situación ya se había envenenado días antes, cuando la prisión organizó las ‘Jornadas de Convivencia y Hermanamiento’, donde se permitió que entrasen armas en el recinto y que una decena de internos pernoctasen fuera de sus celdas. Según CSIF, “esta actividad puso en riesgo la seguridad de los trabajadores penitenciarios y de los propios internos. En dicha actividad, se autorizó la entrada por parte del director, desde el exterior, desde cuchillos de grandes dimensiones a tijeras o cuerdas. En todo momento, el director hizo caso omiso tanto de las advertencias de funcionarios de interior como de los servicios médicos del centro”.

Foto: Las prisiones catalanas son un polvorín desde hace meses, cuando una funcionaria fue asesinada. (EFE/Alejandro García)

Fuentes de los funcionarios de la cárcel explican a El Confidencial que la situación alarmó a los trabajadores públicos del recinto. “Tenemos muy presente el asesinato a la compañera de Tarragona y aquí se permite que entren armas peligrosas que están al alcance de los internos. Cuando lo explicamos a gente de fuera de la cárcel creen que estamos de broma, pero es la triste realidad”, dice un trabajador de Quatre Camins. Otro señala que “con los antecedentes que hay, permitir la entrada de cuchillos, tijeras y sogas para hacer manualidades es de locos”.

Piden el cese del director

Este martes, CSIF envió una carta al director general de Servicios Penitenciarios, Josep Maria Montero Gómez, en la que denunciaban las situaciones de peligro. “Usted, como director general, tiene que ser consciente y conocedor de quién tiene bajo su mando en los centros penitenciarios. Nosotros, como sindicato, le informamos, por si lo desconoce, que estas acciones y decisiones por parte del director del centro penitenciario Quatre Camins son temerarias, negligentes y contravienen la seguridad del centro”.

Por ello, le exigen “el cese inmediato del director, pues su gestión, que no ha hecho más que empezar, claramente podría suponer fatales desenlaces como el ocurrido el 13 de marzo en Mas ‘d’Enric, donde un interno asesinó a Núria L., trabajadora de la cocina del centro”.

"Con los antecedentes, permitir cuchillos, tijeras y sogas para hacer manualidades es de locos"

Fuentes del CSIF explican que tras al asesinato de Tarragona hubo intensas negociaciones y algunos sindicatos firmaron la paz social “a cambio de un aumento salarial del 13%. Pero no se han tomado medidas en cuanto a la seguridad, que es una cuestión de importancia vital”. Los sindicatos piden que se reconozca a los trabajadores de prisiones como autoridad y poder llevar aerosoles para defensa personal por si son atacados por internos, como ocurre a menudo. Los dirigentes políticos de la Conselleria siempre se opusieron a ello. “Parece que somos prescindibles mientras el equipo de Esquerra esté al mando en el Departamento”, se quejan los sindicatos.

La bronca y el peligro vuelven a instalarse en las prisiones catalanas. Las situaciones límites se suceden periódicamente ante la alarma de los sindicatos y la aparente pasividad de la Generalitat. El asesinato de la cocinera Núria L. en la cárcel de Mas d’Enric (Tarragona) el 13 de marzo pasado fue un punto de inflexión en la situación de las prisiones catalanas. El Govern prometió tomar medidas, pero la cosa no ha mejorado: este viernes 12 de julio estuvo a punto de repetirse una situación límite. Sólo la suerte y algunos presos que se jugaron el físico evitaron una tragedia.

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