El cerebro de Tsunami creó en Colombia unos 'CDR' para ayudar a Petro a controlar la calle

Xavier Vendrell, huido temporalmente a Colombia por temor a ser condenado por malversación, prevaricación, tráfico de influencias, blanqueo y desórdenes públicos (a los que luego se añadió terrorismo, que ha decaído hace unas semanas) montó en el país andino una especie de Comités de Defensa de la República (CDR) con el objetivo de defender en la calle al presidente Gustavo Petro, de quien Vendrell es asesor. De estructura similar a los grupos extremistas catalanes, también cogen algunos tics de la Asamblea Nacional Catalana (ANC). Por ejemplo, la ANC viste uniformemente a sus activistas y simpatizantes con llamativas camisetas que renueva cada año. En Colombia, Vendrell vistió a sus activistas con camisetas y gorras fácilmente identificables con los colores naranja y blanco.

Estos comandos ciudadanos han creado polémica. Amenazas más o menos directas contra magistrados y procuradores o fiscales se simultanean con manifestaciones de acoso y de asedio a instituciones judiciales, de manera similar a lo que los extremistas catalanes hacen con los juzgados y el Palacio de Justicia en Barcelona o, incluso, contra partidos 'rivales' como ERC por intentar investir a Illa.

Fuentes bien informadas señalan a El Confidencial que la principal función de la actividad de Xavier Vendrell en Colombia es controlar las calles mediante comandos ciudadanos que están atentos siempre a las órdenes que se imparten desde la Casa de Nariño, sede de la presidencia colombiana y donde Petro y Vendrell tienen sus despachos.

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El activista catalán, a quien se considera el jefe operativo de la clandestina plataforma de Tsunami Democràtic, domina a más de 86.000 activistas que conforman estos comandos. De hecho, fue el coordinador de 83.000 compromisarios de la coalición Colombia Humana, que llevó a la presidencia a Gustavo Petro. Se llamaban Guardianes del Cambio. Una vez pasadas las elecciones, en otoño de 2022, es decir, hace algo más de año y medio, Vendrell sugirió que estos compromisarios eran un capital impagable para el agit prop y que debían ser controlados desde la cúpula del poder político. Les dio otro nombre, Activistas del Cambio, y los distribuyó en comandos dispersos por el territorio.

Correa de transmisión

El nacimiento de los comandos se hizo con luz y taquígrafos, tras intensas reuniones en la Casa de Nariño, de las que los propios activistas dejaron constancia en las redes sociales. El propio Xavier Vendrell admitió a Radio Caracol que su labor principal “ha sido la organización de los testigos electorales, lo que en Cataluña conocemos como apoderados, que ha permitido tener un control y evitar el fraude en estas elecciones”. Activistas del Cambio, según Vendrell, “se encarga de trasladar mensajes del presidente a la ciudadanía y recoge preocupaciones de la ciudadanía para trasladarlas al presidente. Y esto somos gente que lo hacemos voluntariamente, porque creemos en este proyecto”.

La verdadera naturaleza de los CDR colombianos no ha tardado en aparecer: se han dejado notar en manifestaciones y escraches contra los 'enemigos' de Petro. Por ejemplo, abucheando y coaccionando a jueces. En febrero pasado, en el proceso de elección del fiscal general de la nación, la campaña de Activistas del Cambio fue tremenda. Las tensiones entre el poder ejecutivo y el judicial estuvieron al borde de la ruptura institucional. Y desde la cuenta oficial de Activistas del Cambio se llamó a una marcha contra el Palacio de Justicia. Se plantearon, además, dos semanas de intensas movilizaciones y concentraciones por todo el país y se lanzaron amenazas contra la Corte Suprema de Justicia, reivindicando consignas del círculo más cercano a Petro.

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El Palacio de Justicia fue sitiado, de manera muy similar a cómo se sitió la consejería de Economía en Barcelona en septiembre del 2017. “La consigna es simple: no salen los magistrados hasta que la Corte suprema de Justicia elija la nueva fiscal. NADIE ME SALE!! (sic)”, fue el grito de guerra de la operación que culminó con el asedio de la institución el pasado 8 de febrero. Esta acción fue calificada como “asedio violento” por parte de la Corte Suprema, pese a que el propio Gustavo Petro apoyó la protesta y afirmó que “no hubo un secuestro, siempre pudieron entrar y salir como quisieran”.

En todos los departamentos colombianos, los comandos organizados en el seno de Activistas del Cambio presentan batalla a sus enemigos políticos en una intensa y dura campaña de propaganda, movilizando a los activistas a través de las redes sociales, lo mismo que se había hecho en Cataluña con Tsunami Democràtic. Y ante las manifestaciones de la oposición, la consigna repicada por los comandos es muy clara: “No conocen de aguante, ni de resistencia. Así ahora se manifiesten, las calles siguen siendo nuestras”. Otro lema indepe más que añadir a la cuenta colombiana.

Mismas estrategias

La plataforma colombiana sigue una estrategia similar a las plataformas independentistas catalanas, tratando también de infiltrarse en los movimientos sociales y en determinados colectivos para hacer suyas sus reivindicaciones y ganar cuota de influencia social. Por otro lado, Activistas del Cambio es utilizado por el poder para realizar una intensa campaña ciudadana contra los anteriores presidentes y a favor de las reformas de Gustavo Petro.

Se han difundido, incluso, amenazas veladas contra ex altos cargos del Gobierno colombiano a quienes se les recuerda que “el pueblo no olvida los crímenes de Estado”, en una campaña similar a la que en Cataluña los extremistas más violentos identifican con el lema ni olvido ni perdón, relacionado con el procés y el 1-O. Y, haciendo honor a su nombre, han editado carteles con el lema El pueblo que votó por el cambio defenderá el cambio, que muestra un puño irradiando fuerza. Demasiadas coincidencias con la 'revolución de las sonrisas' catalana, que terminó a sangre y fuego en otoño del 2019, haciendo arder Barcelona por los cuatro costados y provocando decenas de heridos y millones de euros en pérdidas materiales.