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Prohibido invitar a Page: los socialistas valencianos no lo quieren en campaña por el Tajo
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MALESTAR EN LOS DE PUIG

Prohibido invitar a Page: los socialistas valencianos no lo quieren en campaña por el Tajo

El PSPV-PSOE traslada a sus candidatos la inconveniencia de montar actos con el presidente de Castilla-La Mancha, una autonomía con mucha emigración interior en la Comunidad Valenciana

Foto: Lambán, García-Page, Ximo Puig y Guillermo Fernández Vara. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
Lambán, García-Page, Ximo Puig y Guillermo Fernández Vara. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, se ha convertido en un actor político incómodo para los socialistas valencianos. Pese a compartir militancia bajo las mismas siglas, la guerra del agua y la decisión del Ministerio de Transición Ecológica de recortar el trasvase del Tajo al Segura han alejado todavía más de lo que estaban las dos federaciones del PSOE vecinas, precisamente en el momento en que comienza a calentarse la campaña de las autonómicas y municipales del 28 de mayo.

El real decreto impulsado por el departamento de Teresa Ribera ha dado cobertura a las principales reivindicaciones del Gobierno castellano-manchego, que reclamaba desde hace años la fijación de los caudales ecológicos en el Tajo y un recorte de las aportaciones hídricas al trasvase al Segura, que nutre a los agricultores del sur de Alicante, de Murcia y de parte del Almería. Pero lo que para García-Page ha sido un éxito político "histórico", según llegó a manifestar el día de su aprobación por el Consejo de Ministros, para los socialistas del barón valenciano, Ximo Puig, se ha convertido en un quebradero de cabeza.

La Generalitat valenciana, con apoyo también de Compromís, reclamaba a Teresa Ribera una disposición transitoria que permitiera reevaluar a partir de 2026 los caudales del Tajo en función de su calidad del agua y del nivel de ejecución de las inversiones en desalación y depuración que acompañan a los planes hidrológicos de las dos cuencas. Sin embargo, esta disposición, tal como se exigía desde Valencia, no llegó a incorporarse y la Administración valenciana ha encargado a la Abogacía autonómica el estudio de un posible recurso judicial, como han anunciado también la Región de Murcia y la Junta de Andalucía, estas dos regiones en manos del Partido Popular.

Foto: Teresa Ribera tras la rueda de prensa del Consejo de Ministros. (EFE)

García-Page no es un habitual por tierras valencianas. Es conocida la fría relación institucional que mantiene con Ximo Puig. El president ha trabajado los vínculos con algunas autonomías vecinas. Ha mantenido encuentros con la presidenta de Baleares, Francina Armengol, o el catalán Pere Aragonès. Saltándose a Murcia, incluso escenificó una alianza con el popular Juanma Moreno, presidente de la Junta de Andalucía, para reclamar una reforma del sistema de financiación, con un encuentro en Sevilla. La única visita oficial de García-Page a Valencia durante la legislatura en curso fue el pasado mes de septiembre para protagonizar una conferencia, invitado por la Asociación Valenciana de Empresarios, que preside Vicente Boluda. Puig no asistió por motivos de agenda.

La batalla por el trasvase del Tajo-Segura no ha hecho sino acrecentar ese distanciamiento. En una jornada interparlamentaria celebrada el pasado sábado en Valencia por el PSPV-PSOE, que sirvió para hablar de estrategia de precampaña, la posibilidad de que el presidente castellano-manchego participase en algún acto en tierras valencianas salió en la conversación. Allí, diputados en las Cortes valencianas y en el Congreso, junto a senadores y eurodiputados, escucharon más de una voz, medio en broma, medio en serio, de que García-Page no era bienvenido en campaña. Muchos tomaron nota.

Foto: El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page. (EFE)

El malestar por el tema del agua, sobre todo por el momento elegido por el Gobierno de Pedro Sánchez para sacar adelante un real decreto sobre una cuestión tan delicada desde el punto de vista territorial, a cuatro meses de la cita con las urnas, es más palpable en Alicante que en Valencia.

En las dos capitales y sus entornos metropolitanos residen núcleos de población de ascendencia castellano-manchega donde los socialistas tienen importantes graneros de votos. Aunque siempre ha habido gestos hacia estos colectivos, de cara al 28-M las aguas bajan revueltas en esta ocasión. En las pasadas elecciones municipales de mayo de 2019, el exministro de Defensa y expresidente de la Junta manchega, José Bono, participó en varios actos repartidos por toda la Comunidad Valenciana, invitado por agrupaciones socialistas. Estuvo en la comarca de la Marina Baixa o en la localidad castellonense de Vila-real, donde coincidió con Puig en un acto de respaldo al candidato José Benlloch. Bono también visitó el Ayuntamiento de Mislata, donde es alcalde Carlos Fernández Bielsa, también secretario provincial del PSPV. En esta ciudad del área metropolitana ha estado en ocasiones anteriores. Puede que repita de nuevo. Pero el que será más complicado que haga algún cameo electoral es el sucesor del exministro en la Junta.

El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, se ha convertido en un actor político incómodo para los socialistas valencianos. Pese a compartir militancia bajo las mismas siglas, la guerra del agua y la decisión del Ministerio de Transición Ecológica de recortar el trasvase del Tajo al Segura han alejado todavía más de lo que estaban las dos federaciones del PSOE vecinas, precisamente en el momento en que comienza a calentarse la campaña de las autonómicas y municipales del 28 de mayo.

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