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El 'Alcarràs' valenciano que explica por qué hay rechazo a las fotovoltaicas en la España rural
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EN LES COVES DE VINROMÀ

El 'Alcarràs' valenciano que explica por qué hay rechazo a las fotovoltaicas en la España rural

Vecinos de Les Coves de Vinromà (Castellón) temen perder su modo de vida por el proyecto Magda, una megaplanta de 472 hectáreas de placas solares a la que Transición Ecológica acaba de aprobar la DIA

Foto: Gloria, Miguel Ángel, Carmen y Cinta, vecinos de Les Coves en los terrenos afectados por el proyecto Magda. (C.R.)
Gloria, Miguel Ángel, Carmen y Cinta, vecinos de Les Coves en los terrenos afectados por el proyecto Magda. (C.R.)

A Mayte se le enrojecen los ojos cuando relata la historia de la quesería artesanal de la que vive con su marido y sus dos hijos pequeños. La tensión emocional se lleva por dentro y pesa tanto como las tres hipotecas que soporta el negocio familiar de su masía en Les Coves de Vinromà, una población del interior de Castellón de apenas dos millares de habitantes. En 2012, en plena resaca de la crisis del ladrillo, un impago de un cliente les dejó con cientos de litros de leche de oveja sin vender. Por entonces Mayte regentaba una tienda de frutas y verduras en el pueblo, y Óscar se ganaba el jornal como pequeño ganadero. Fue así como se lanzaron a fabricar queso. En 2016, uno de sus lácteos recibió el segundo premio al mejor queso de España en el Salón de Gourmets. En 2019, volvieron a quedar finalistas en la categoría de quesos de oveja curados.

Hoy, Mayte y su familia viven de fabricar y distribuir el producto que elaboran de sus propias ovejas y del agroturismo que se acerca a las catas que organizan en su casa, rodeada de campos de almendros, algarrobos, carrascas y oliveras. Un paisaje y una forma de subsistencia que ven peligrar si sale adelante el proyecto Magda, un gigantesco parque de placas fotovoltaicas con nombre de mujer que envolvería su masía con una potencia prevista de 150MW y una extensión tramitada de 472 hectáreas, el equivalente en superficie a otros tantos campos de fútbol profesional.

placeholder Mayte regenta una quesería artesanal con su marido en Les Coves de Vinromà que cree en peligro por la fotovoltaica Magda. (C.R.)
Mayte regenta una quesería artesanal con su marido en Les Coves de Vinromà que cree en peligro por la fotovoltaica Magda. (C.R.)

Como Mayte, Gloria también depende del entorno y de los terrenos agrícolas para sostener su empresa, una granja porcina situada a unos cientos de metros de la casa de la familia de queseros. "La ley me obliga a tener terrenos en los que esparcir los purines. Si me quitan las tierras, en las que además hemos invertido mucho para que sean productivas, no sé que voy a hacer. Tengo que cerrar la granja", explica esta vecina de Les Coves. Las dos, Mayte y Gloria, forman parte de la asociación Nostra Terra, que agrupa a unos setenta propietarios de los terrenos afectados por el proyecto fotovoltaico que se niegan a arrendar sus tierras para la instalación solar.

Foto: Coves de Vinromà, en el interior de Castellón.
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El temor, el principal detonante de la ansiedad que sufren, es que el promotor solicite una Declaración de Utilidad Pública (DUP) y el Ministerio de Transición Ecológica, que acaba de dar luz verde a la declaración de impacto ambiental (DIA) de Magda, autorice la expropiación del suelo por interés general para proyectos de energía, como permite la ley. Como si fuera un pantano o una carretera, con la diferencia de que detrás de la iniciativa no está el Estado, sino un inversor francés, Akuo Energy, operador de renovables con instalaciones por todo el mundo. Una filial de Akuo en España figura como accionista única de la sociedad limitada Tregmul Trade, que tramita las solicitudes.

La promotora asegura que ha reducido el proyecto y que no habrá expropiaciones de suelo

Ni Mayte ni Gloria, ni el presidente de la asociación, Miguel Ángel, ni su mujer Carmen, ni Cinta, una funcionaria municipal que vive también en una casa con terrenos incluidos en Magda, encuentran a nadie al otro lado del teléfono de los promotores del proyecto. Silencio absoluto mientras el expediente va superando trámites en la Administración central, pese a los informes contrarios de la Generalitat, que se opone al mismo. Hace dos o tres años, un corredor de parcelas comenzó a sondear a los vecinos con la posibilidad de alquilarles tierras para un parque solar. Una empresa con sede en Zaragoza especializada en ingeniería de renovables, Premier Group, les reunió por primera vez para explicares la iniciativa. No ha habido más encuentros. "Lo están intentando de forma individual. Pero no han conseguido acuerdos de arrendamiento más que para el 25% de las parcelas", asegura Miguel Ángel.

Foto: Parque eólico en Zaragoza. (EFE/Javier Cebollada)

La sensaciones con los promotores no son buenas. Premier Group tiene vínculos societarios con Hong Kong y las Islas Vírgenes. En Internet pueden encontrarse informaciones de conflictos judiciales de los responsables de Premier con socios en otros proyectos. Los vecinos temen haber topado con gente con pocos escrúpulos. La consultora de ingeniería no ha querido hacer declaraciones a El Confidencial. Remite a su cliente, el promotor Akuo.

placeholder Cinta, frente a parcelas que serían ocupadas por placas fotovoltaicas del proyecto Magda en Les Coves. (C.R.)
Cinta, frente a parcelas que serían ocupadas por placas fotovoltaicas del proyecto Magda en Les Coves. (C.R.)

A preguntas de El Confidencial, un portavoz de Akuo trasladó un comunicado en el que se asegura que no se contemplan expropiaciones. "El proyecto ha ido evolucionando desde que fuera presentado por primera vez y el parque solar ha sido optimizado y ocupará finalmente unas 250 hectáreas, lo que supone un 40% menos de la superficie inicialmente prevista, incluyendo exclusivamente los terrenos firmados con sus propietarios, quedando totalmente descartada cualquier expropiación de terrenos para la instalación del parque fotovoltaico", señala el texto. "Akuo cuenta con gran experiencia en el sector de agrivoltaica que pone a disposición de los propietarios de los terrenos para mantener la actividad agrícola de la zona junto con la producción de energía solar", añade.

"No estamos en contra de las renovables, pero se tiene que hacer de forma racional"

Pero los vecinos no se fían. La DIA es para un proyecto de 472 hectáreas con una larguísima (discurre de norte a sur por varios términos municipales) línea de evacuación de 900MW, mucho mayor que los 150MW del Magda original. "Fueron muy soberbios, no nos daban la información que pedíamos. Los parques son necesarios, pero que los pongan en zonas yermas, no en terrenos cultivados y con arbolado productivo", dice Cinta sobre aquella primera y única reunión con los impulsores de Magda. Su masía cuenta con parcelas ahora cultivadas que han sido incluidas en la planificación del parque fotovoltaico presentado al Ministerio. "La transición energética no puede ser siempre a costa de los que vivimos en las zonas rurales". Su miedo es el mismo que el de sus compañeros: que la instalación solar liquide tres generaciones de campos arados, 60.000 árboles en producción, los paseos veraniegos por los senderos y las veredas, el mosaico multicolor de las parcelas onduladas. Es mucho más que solo asunto de paisaje. Es una forma y un medio de vida.

placeholder Las pancartas contra el proyecto Magda, en Les Coves de Vinromà. (C.R.)
Las pancartas contra el proyecto Magda, en Les Coves de Vinromà. (C.R.)

El proyecto Magda es al mundo real lo que la película de Carla Simón Alcarràs a la cinematografía. La llegada a las zonas rurales de grandes plantas solares está tensionando la normalidad de muchos municipios. Hay mucha diferencia entre los proyectos de menos de 50MW que tramitan las autonomías y los más grandes, que dependen del ministerio de Teresa Ribera. Mientras los primeros, más pequeños, suelen ser iniciativas que cuentan con la participación o colaboración de los dueños del suelo, los segundos, que abarcan grandes extensiones de terreno, terminan muchas veces forzando expropiaciones, bien para las instalaciones de placas, bien para los tendidos de evacuación de electricidad o subestaciones eléctricas.

Foto: Pedro Fresco, el ya exdirector general de Transición Ecológica de la Generalitat.

Esas tensiones están propiciando la aparición de movimientos de oposición. El sentir anti parques de renovables está comenzado a anidar especialmente en formaciones de izquierdas, donde ya se miran con lupa tanto grandes como pequeñas instalaciones sobre suelo. Ante el aluvión de solicitudes, muchas veces acaban pagando el atasco administrativo iniciativas sin conflicto social detrás. Esto se ha visto especialmente en las discrepancias surgidas en el seno del Consell del Botànic entre el PSOE y Compromís sobre la forma de tramitar los proyectos, aunque en el caso de Magda hay un rechazo generalizado.

placeholder Miguel Ángel observa desde la ventana de su masía las tierras que ahora tiene en producción y han sido incluidas en el proyecto fotovoltaico de Les Coves. (C.R.)
Miguel Ángel observa desde la ventana de su masía las tierras que ahora tiene en producción y han sido incluidas en el proyecto fotovoltaico de Les Coves. (C.R.)

La Conselleria de Agricultura, en manos de Compromís, ha remitido informes desfavorables, no vinculantes, al Ministerio. Los socialistas valencianos han dado entrada en el Parlamento autonómico a una moción en la que se reclama al Gobierno que no otorgue la autorización administrativa al Magda. El PP ha llevado la polémica al Senado para pedir explicaciones a Teresa Ribera.

"Es que no se trata de que estemos en contra de las renovables. Todos somos conscientes de que es necesario hacer la transición energética. Pero tiene que hacerse buscando la ubicación de forma sostenible y racional", insiste Cinta, que desconfía de los posicionamientos políticos a las puertas del 28M. "Puede ser todo maquillaje. Estamos muy cerca de las elecciones", afirma.

Foto: La vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, en rueda de prensa tras aprobar el trasvase Tajo-Segura. (EFE/Javier Lizón)

Los alcaldes de todos los municipios circundantes se han pronunciado contra el plan, excepto la alcaldesa de Les Coves, la independiente Mónica Nos, que se ha puesto de perfil: ha otorgado la compatibilidad urbanística aunque considera que la voluntad de los propietarios de las fincas afectadas "debe ser respetada en todo momento, evitando las expropiaciones de aquellos que no quieren formar parte del proyecto en cuestión".

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El proyecto (trama violeta) Magda sobre la provincia de Castelló, con las líneas de evacuación (marrón y roja).

El equipo de Nos no se opone al proyecto, y sostiene que hay una división entre los vecinos que quieren arrendar sus tierras y los que rechazan el plan. En un comunicado bastante ambiguo señala que desde el inicio de la tramitación de la planta fotovoltaica, "Les Coves de Vinromà ha trasladado a las administraciones competentes la necesidad de promover energías limpias y sostenibles, protegiendo el paisaje, el patrimonio cultural y la actividad agrícola de la zona". Los afectados se sienten abandonados por su alcaldesa e incluso especulan sobre intereses o motivaciones no confesables.

Lo cierto es que el municipio es un imán para los promotores de renovables. El gobierno local ha impulsado un cambio en las normas subsidiarias para permitir el uso de instalaciones de energías limpias en el 80% del suelo rústico no urbanizable del término municipal. En 2017, Les Coves de Vinromà fue reconocido por la patronal Asociación Empresarial Eólica por su compromiso de integración rural de la eólica, al haber facilitado la regularización urbanística de la fábrica de palas eólicas LM Wind Power, donde trabajan unas 500 personas. Aquel premio fue recibido con orgullo por esta pequeña población rural del interior de Castellón. Ahora la situación no parece la misma. La pancartas contra el parque Magda cuelgan de los balcones del casco urbano. "La gente está muy cabreada", es el último mensaje que traslada la trabajadora de una gasolinera al periodista cuando para a repostar, antes de dejar atrás el pueblo y los campos de almendros y algarrobos. Quizás en el próximo viaje todas esas tierras sean paneles azules de silicio. O quizás no.

A Mayte se le enrojecen los ojos cuando relata la historia de la quesería artesanal de la que vive con su marido y sus dos hijos pequeños. La tensión emocional se lleva por dentro y pesa tanto como las tres hipotecas que soporta el negocio familiar de su masía en Les Coves de Vinromà, una población del interior de Castellón de apenas dos millares de habitantes. En 2012, en plena resaca de la crisis del ladrillo, un impago de un cliente les dejó con cientos de litros de leche de oveja sin vender. Por entonces Mayte regentaba una tienda de frutas y verduras en el pueblo, y Óscar se ganaba el jornal como pequeño ganadero. Fue así como se lanzaron a fabricar queso. En 2016, uno de sus lácteos recibió el segundo premio al mejor queso de España en el Salón de Gourmets. En 2019, volvieron a quedar finalistas en la categoría de quesos de oveja curados.

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