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La batalla interna del PSPV amenaza con debilitar el principal contrapoder a Mazón
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DIPUTACIÓN DE VALENCIA

La batalla interna del PSPV amenaza con debilitar el principal contrapoder a Mazón

El plan para hacer un cañón de oposición en la Diputación de Valencia, que Bielsa negocia con el alcalde de Ontinyent, puede derrapar por el pulso con Ximo Puig, que controla el grupo en las Cortes

Foto: Ximo Puig, con Sandra Gómez, Bielsa y Diana Morant, en el cierre de campaña del PSPV-PSOE. (EFE/Manuel Bruque)
Ximo Puig, con Sandra Gómez, Bielsa y Diana Morant, en el cierre de campaña del PSPV-PSOE. (EFE/Manuel Bruque)

Los socialistas valencianos creen acariciar la presidencia de la Diputación de Valencia. La institución provincial, con 650 millones de presupuesto, sería el mayor reducto de poder del PSPV-PSOE y Compromís tras la ola azul que derivó en un giro a la derecha en las capitales de Valencia y Castelló y en la Generalitat valenciana, si el Partido Popular culmina el acuerdo de gobierno y la investidura con Vox. Sin embargo, que la izquierda mantenga el control de la corporación provincial es algo que todavía no está cerrado. El aspirante socialista a presidirla, Carlos Fernández Bielsa, no tiene todavía garantizado el voto necesario para obtener la mayoría absoluta de Ens Uneix, el partido del alcalde de Ontinyent, Jorge Rodríguez.

En circunstancias normales, con un liderazgo interno definido, la corporación provincial debería servir de resorte y caja de resonancia del discurso de oposición y construcción de alternativa al Consell de PP-Vox, en coordinación con el grupo parlamentario en las Cortes valencianas. Es lo que los populares hicieron con la Diputación de Alicante, con Carlos Mazón al frente, que aprovechó su posición para mejorar su visibilidad, crear complicidades municipales y mediáticas y, a la vez, coordinarse con la secretaria general del partido y actual alcaldesa de Valencia, María José Catalá, que ejercía de portavoz del grupo parlamentario e interpelaba semanalmente a Ximo Puig en las sesiones de control.

Foto: Pedro Sánchez, Pilar Alegría y Carlos Fernández Bielsa. (EFE/Kai Forsterling)

Bielsa, como pasaba con Mazón, tampoco es diputado autonómico, una circunstancia que le impediría confrontar directamente con el nuevo president en el Palau de la Generalitat. Por ahora, el control sobre el grupo parlamentario socialista lo tiene Puig, que tiene previsto situarse como presidente del grupo, nombrar una o un portavoz y liderar la oposición. Esta intención, tanto como su continuidad al frente del PSPV, va a depender del resultado del PSOE en las elecciones generales del próximo 23 de julio, de cómo resuelvan los socialistas a nivel federal el relevo o no de Pedro Sánchez en caso de derrota, como vaticinan los sondeos, y de la influencia que el nuevo equilibrio interno de familias tenga en la federación valenciana. Bielsa es un aspirante, pero podría no ser el único. La ministra de Ciencia, Diana Morant, con apoyo del ximismo si Puig da un paso atrás, o el alcalde de Elda, Rubén Alfaro, son otros nombres a tener en cuenta.

Esa incertidumbre orgánica va a condicionar la posición de la Diputación de Valencia como contrapoder al nuevo Consell de coalición de PP y Vox, según coinciden diversas fuentes vinculadas al PSPV-PSOE. Los críticos con Bielsa están convencidos de que hará de la institución un instrumento de "promoción personal", mientras que su entorno sostiene que se esforzará por construir un discurso alternativo a las derechas con vocación de beneficiar a su partido los próximos cuatro años, ocurra lo que ocurra en el pulso interno por el liderazgo.

Sea como sea, Bielsa no tiene todavía cerrada la vara de mando de la corporación. Ens Uneix, una formación que se reivindica de izquierdas, ha iniciado una ronda de contactos con el PSPV y el PP para decidir a quién apoya. Exige como mínimos de partida formar parte del Gobierno con una vicepresidencia y compromisos importantes con su comarca, la Vall d'Albaida, en materia de inversiones.

Foto: Jorge Rodríguez. (EFE/Biel Aliño)

Rodríguez procede de las filas socialistas. Fue forzado a dimitir como presidente de la Diputación y suspendido de militancia tras estallar el caso Alquería. Él siempre reivindicó su inocencia, y se mantuvo al frente de la alcaldía de Ontinyent, donde ha revalidado el cargo con mayoría absoluta tanto en 2019 como el pasado 28 de mayo. Su partido independiente ha logrado, además, otras seis alcaldías en la comarca, lo que ha blindado el diputado provincial, cargo que ocupará Natalia Enguix. Si se hace el análisis comparativo con las autonómicas que se votaron el mismo día, Rodríguez ha aglutinado voto a izquierda y derecha, pero la izquierda ganó ampliamente en Ontinyent en la urna de la Generalitat, con Compromís por delante del PSPV. Es decir, el alcalde gobierna una ciudad de algo más de 35.000 habitantes sobre una sociología local de corte progresista.

Pero Rodríguez, que ha sido absuelto de malversación y prevaricación por la Justicia (aunque la Fiscalía ha recurrido la sentencia), tiene clavada la espina de su expulsión del partido y cree que, antes de sellar el acuerdo para entregar la presidencia de la Diputación de Valencia, la dirección autonómica de Ximo Puig "debería pedir disculpas y expresar algún gesto de arrepentimiento", algo que hasta ahora no ha ocurrido. Rodríguez, cuya madre se suicidó tres meses después de la operación policial de Alquería, ha llegado a manifestar públicamente que la forma en que fue apartado le ha llevado a poner en duda que Puig "sea una buena persona".

Foto: Carlos Mazón con Esteban González Pons. (EFE/Manuel Bruque)

En esa balsa de reproches intenta pescar el Partido Popular. Su presidente provincial, Vicente Mompó, se reunió el pasado martes con la delegación negociadora de Ens Uneix y llegó a ofrecer compromisos de inversión por parte de la Generalitat que presidirá el conservador Carlos Mazón a cambio de que no haya apoyo a los socialistas. Mompó también ha prometido que Vox tampoco tendría responsabilidades de gestión, una de las líneas rojas de Ens Uneix. El PP no necesitaría a los ultraconservadores para obtener la presidencia, porque sin Rodríguez dando con su voto la mayoría absoluta al PSPV en coalición con Compromís, los populares obtendrían la vara de mando al ser la lista más votada, como establece la Loreg para las corporaciones locales.

En el entorno de Bielsa, donde defienden la buena sintonía del alcalde de Mislata con el de Ontinyent, desligan su relación de la del ximismo, ven en la ronda de contactos con el PP una "escenificación" que no conducirá a nada y abren incluso la puerta al regreso de Rodríguez a las filas del PSOE. "No veo a Jorge dando el gobierno al PP. Me equivocaría si es al revés. No veo ninguna señal de eso", asegura una fuente muy cercana a Bielsa, quien cree que se han puesto ya las bases "para un horizonte de confianza mutua". "Creemos que es posible un acuerdo de progreso en el que se pongan en común todas esas cosas que nos unen, como el municipalismo, la igualdad, las políticas para las personas, que siempre hemos defendido". La resolución a la incógnita, antes de la semana del 17 de julio, cuando está previsto que se celebre la constitución de la Diputación de Valencia y se elija a su presidente.

Los socialistas valencianos creen acariciar la presidencia de la Diputación de Valencia. La institución provincial, con 650 millones de presupuesto, sería el mayor reducto de poder del PSPV-PSOE y Compromís tras la ola azul que derivó en un giro a la derecha en las capitales de Valencia y Castelló y en la Generalitat valenciana, si el Partido Popular culmina el acuerdo de gobierno y la investidura con Vox. Sin embargo, que la izquierda mantenga el control de la corporación provincial es algo que todavía no está cerrado. El aspirante socialista a presidirla, Carlos Fernández Bielsa, no tiene todavía garantizado el voto necesario para obtener la mayoría absoluta de Ens Uneix, el partido del alcalde de Ontinyent, Jorge Rodríguez.

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