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Memorias con Lou Reed, el genio neoyorkino que apasionó a un valenciano: "Podía ser muy borde"
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Memorias con Lou Reed, el genio neoyorkino que apasionó a un valenciano: "Podía ser muy borde"

Cuando se cumplen 10 años de la muerte de Lou Reed y 20 de su único concierto en Valencia, el escritor Rafa Cervera, quien lo entrevistó en cuatro ocasiones, recuerda su conexión con el influyente músico americano

Foto: Lou Reed en París en 1990. (Rafa Cervera)
Lou Reed en París en 1990. (Rafa Cervera)

Hace veinte años, algunas estrellas de la música internacional pasaban antes por Valencia que por los grandes festivales del territorio. La noche del lunes 7 de julio de 2003, a Lou Reed le quedó pequeña la explanada de los jardines de Viveros. Las 4.000 entradas a la venta se agotaron semanas antes del evento y el público disfrutó de los clásicos de su repertorio, mientras Antony hacía coros y el maestro de taichí Ren Guangyi deambulaba en rojo burdeos sobre el escenario. Un año después, el estadounidense acudiría como cabeza de cartel al que por entonces era el mayor evento musical del país, el Festival Internacional de Benicàssim.

Aquella fue la única ocasión en que Reed visitó Valencia. Pese a ello, la influencia del neoyorquino, apóstol de los márgenes del rock, ha sido una constante en la desamparada escena valenciana. Apenas unos meses después del fallecimiento del compositor, ocurrido en octubre de 2013, el cronista musical Mariano López reunía a catorce bandas locales para honrar al artista en un Loco Club con aforo completo. Ahora, el escritor Rafa Cervera (Valencia, 1963), organiza a lo largo de cuatro días el homenaje Perfect Days: 30 años sin The Velvet Underground y 10 años sin Lou Reed, en la Rambleta de Valencia con conciertos de Luna y The Standby Connection y exposición del fotoperiodista Iziar Kuriaki. Además, acaba de publicar The Velvet Underground, etc. El grupo que pervirtió la música rock, probablemente el ensayo definitivo en castellano sobre la banda estadounidense.

Foto: Refugiados en la frontera de Medyka. (Benito Pajares)

La primera vez que Cervera escuchó a Lou Reed fue en 1977. Tenía catorce años y leía sobre él en las revistas musicales Popular 1, Vibraciones o Disco Exprés. Esas lecturas iniciales condujeron a la senda de la Velvet, Andy Warhol y la escena artística neoyorquina, alzando los cimientos adolescentes del futuro periodista. "En aquel tiempo era complicado conseguir sus discos. Me hice con Live at Max's Kansas City en el rastro de Valencia y algo después un compañero del colegio me grabó en una casete el debut del grupo, el famoso álbum del plátano diseñado por Warhol. Recuerdo el impacto al oír Venus in Furs. Hasta ese momento, con mi grupo de amigos escuchaba a Rick Wakeman, The Who, Elton John o Eric Clapton, pero no me identificaba con ellos como con Lou Reed, algo extraño dada su oscuridad y la diferencia generacional entre esa música y yo", rememora Rafa.

placeholder El único concierto de Lou Reed en Valencia en 2003. (Iziar Kuriaki)
El único concierto de Lou Reed en Valencia en 2003. (Iziar Kuriaki)

El joven valenciano llegó a Madrid cuando la modernidad apareció por televisión. Paloma Chamorro enfocó a la diversidad de artistas de vanguardia, roqueros, punkis, maleantes de arrabal y desnortados niños ricos. Entre los trabajos del periodista en el programa La Edad de Oro, un proyecto documental sobre la Velvet y una entrevista a un miembro de la banda, John Cale, en 1985. La oportunidad de hablar con Lou Reed no asomó hasta 1990, para la promoción del álbum Songs for Drella, en Radio Televisió Valenciana. "Estaba tan nervioso que, a pesar de mi dominio del inglés, no me atreví a formular las preguntas; de ellos se ocupó Javier Bilbao, encargado de prensa en Warner", cuenta Cervera en su obra.

placeholder Lou Reed en Montjuic, 1984. (Iziar Kuriaki)
Lou Reed en Montjuic, 1984. (Iziar Kuriaki)

Aquel mismo año, la fundación Cartier inauguraba en París la exposición Andy Warhol System: Pub-Rock-Pop, a la que acudió acreditado y donde para sorpresa de los asistentes, The Velvet Underground se reunió para tocar unos temas. "Fue uno de los momentos profesionales y personales más importantes de mi vida. Hay gente que adora a sus profetas y dioses, y yo en mi santoral tengo a la Velvet Underground, Bowie, Warhol y Patti Smith", explica Cervera, "el libro y el homenaje de finales de octubre en Rambleta es un retorno a mis orígenes, cada vez me gusta más lo que me gustaba antes. Con 60 años voy quitándome lastre y preservo las raíces. Aquello que empezó con Elvis y Chuck Berry se ha terminado. Saldrán más grupos nuevos, se escribirán más entrevistas en New Musical Express, pero ya da igual, porque la hegemonía internacional del pop anglosajón se acabó y los artistas existen para dar giras y acudir a festivales. Los discos son irrelevantes, las reglas han cambiado y me pilla con mi trayectoria profesional recorrida, lo que no quita que alguna vez me interese por algún artista de manera puntual".

Foto: Charles McPherson en la sala valenciana. (Josep Sogues)

Entre 1995 y 2000, Cervera enfrentó en tres ocasiones más al americano. De escuela pendenciera y gesto intimidante, según incide el cronista, "Lou Reed era antipático con los periodistas listillos y vagos. Podía ser muy borde. En la dinámica de todas las entrevistas que realicé, siempre te marcaba quién mandaba. Uno debía hacerse respetar ejerciendo bien su trabajo, yendo preparado, pero sin soberbia. Aun así, mi experiencia al finalizar las charlas siempre resultó agradable. Reed retira su coraza, posa contigo en las fotos y es hasta entrañable. Incluso puede llegar a ser encantador, como ocurrió en 1998 durante Los Conciertos de Radio3 de RTVE, cuando me dedicó una fotografía firmada en la que ambos aparecíamos", durante aquel acústico, Lou Reed aceptó peticiones lanzadas a grito por parte del público, "aquel concierto fue memorable, lo pillamos en un buen día", concluye Rafa.

Hace veinte años, algunas estrellas de la música internacional pasaban antes por Valencia que por los grandes festivales del territorio. La noche del lunes 7 de julio de 2003, a Lou Reed le quedó pequeña la explanada de los jardines de Viveros. Las 4.000 entradas a la venta se agotaron semanas antes del evento y el público disfrutó de los clásicos de su repertorio, mientras Antony hacía coros y el maestro de taichí Ren Guangyi deambulaba en rojo burdeos sobre el escenario. Un año después, el estadounidense acudiría como cabeza de cartel al que por entonces era el mayor evento musical del país, el Festival Internacional de Benicàssim.

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