Adiós a Playmobil en España: la inflación y el poder alemán tumban a la histórica fábrica de Alicante

La Navidad del 2022/2023 sentenció a la fábrica de Playmobil en Onil. En pleno pico de inflación, con el consiguiente impacto sobre costes y precios, y con una caída del consumo de juguetes en España y otros países europeos, numerosos clientes del fabricante de las figuritas de plástico, un clásico infantil desde finales del siglo pasado en los hogares europeos, se quedaron con muchas existencias sin vender en sus almacenes. La contingencia marcó durante 2023 la política comercial de la enseña propiedad del grupo alemán Horst Brandstätte, con sede en Zirndorf (Alemania). Viene recogida en la memoria de Playmobil Ibérica de aquel año y explica todo lo que ha sucedido después. La multinacional ha echado la persiana definitivamente a su unidad productiva alicantina tras 48 años de historia. La producción se trasladará a las plantas de Baviera, Bulgaria y Malta. No habrá más muñequitos 'clicks' made in Spain.

El desplome de ventas y acumulación de stocks en el arranque del año pasado condicionó los nuevos pedidos y tuvo consecuencias casi inmediatas en España. El ejercicio se cerró con un 25% menos de ingresos, las ventas en el mercado interior disminuyeron un 33% y los costes se incrementaron como consecuencia de las tensiones inflacionarias, afectando al balance contable de la filial española. Aun así, no registró pérdidas. Tras facturar algo más de 40 millones, cerró con 1,2 millones de beneficios. Pero para el propietario ha resultado insuficiente. Donde antes había una "diversificación del riesgo" por la combinación del negocio de producción y comercialización, ahora veía exceso de capacidad. En mayo del año pasado ejecutó un ERE de extinción para 26 personas y cesó la producción tras disolver el departamento de producción. Desde hace meses, las instalaciones de Onil son solo un almacén logístico. Playmobil Ibérica se ha transformado de fabricante a distribuidor.

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Varias son las razones que esgrime para una decisión que impacta sobre una comarca, la del llamado 'Valle del juguete' (Ibi, Tibi, Onil y Castalla), que no deja de experimentar situaciones de crisis. Brandstätte confiaba en una mejora del consumo derivada de un aumento del PIB del 2,1% el año pasado, con crecimiento en el empleo y la demanda interna. Pero advertía ya en su memoria de un encarecimiento de los productos de primera necesidad, "por lo que la compra de juguetes tendrá una prioridad baja por parte de los consumidores".

El grupo alemán Brandstätte cree que la baja natalidad en España impactará en el sector juguetero

"Otro factor de preocupación para el sector juguetero es la baja natalidad en España, que viene descendiendo año tras año, según datos de marzo de 2023. Unos datos que confirman la tendencia a la baja de la natalidad en el país, con una caída del 2,08% respecto de 2021 y del 8,07% respecto al 2019", señalaba el documento firmado por los administradores mancomunados Kristjan Otsa y René Feser.

La clausura de la planta alicantina cierra un periodo de fabricación en España de los conocidos juguetes de Playmobil que han durado casi medio siglo. La marca entró en el país de la mano de la compañía Famosa (Fábricas Agrupadas de Muñecas de Onil SA), fruto de un acuerdo de cesión de producto y diseño firmado en la Feria del Juguete de Nuremberg, según recordaba David Pons, técnico de turismo del Museo de la Muñeca de Onil, en un relato recogido por EFE. No fue hasta 1983 cuando la empresa alemana creo la filial Playmobil Ibérica, que convirtió en una de las más rentables de su red​ hasta que llegó la pandemia y la guerra de Ucrania, y con ellas, el repliegue.

Por su parte, Famosa, fue buque insignia y leyenda viva del mundo de la muñeca, ahora con sede en Alicante, llegó a contar con más de 2.000 trabajadores y trabajadoras en su centro de producción de la localidad y consiguió exportar más de 3 millones de “Nancys”, las muñecas más demandas y reconocidas de la empresa, que comercializa también la marca Feber. Sin embargo, como el resto del sector, vivió sucesivas crisis como consecuencia de la crisis asiática. Tras deslocalizar producción y sufrir varios cambios accionariales, en 2019 pasó a manos del grupo italiano Giochi Preziosi. En 2022, último ejercicio depositado, registró unas ventas de 173 millones de euros, aunque no logró cerrar con beneficios. Perdió algo más de 4 millones.

En lo que respecta al antaño fértil sector del juguete en la comarca de la Foia de Castalla, Pons recuerda que la planta industrial está compuesta por cerca de medio centenar de empresas dedicadas íntegramente o de forma auxiliar a la fabricación de muñecas, pero que las grandes firmas han desaparecido y las que quedan no han conseguido retener el peso comercial que llegaron a tener.