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Ni Villajoyosa ni Calpe: el pueblo más bonito de Alicante al que viajar este verano
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Una visita imprescindible

Ni Villajoyosa ni Calpe: el pueblo más bonito de Alicante al que viajar este verano

Este municipio se presenta como una opción inigualable para quienes buscan un destino con encanto, cultura y belleza natural. Combina historia, arte y paisajes costeros

Foto: El pueblo de Alicante que debes visitar. (Visit Altea)
El pueblo de Alicante que debes visitar. (Visit Altea)

En la Costa Blanca de Alicante se encuentra un pintoresco pueblo que es el destino perfecto para disfrutar este verano. Este lugar combina la esencia mediterránea con una rica herencia histórica que se refleja en sus calles empedradas, casas blancas y bonitas flores. Apodada 'la cúpula del Mediterráneo', no solo es un atractivo turístico, sino también un lugar que reivindica su belleza, legado cultural e historia.

Hablamos de Altea, un pueblo donde la influencia de las civilizaciones íbera, romana, musulmana y cristiana ha dejado una profunda huella, visible en sus museos, monumentos y barrios históricos. La época musulmana, en particular, moldeó el casco antiguo, conocido como el Fornet, donde se encuentran las coloridas fachadas de azulejos y los restos de la antigua muralla.

Uno de los emblemas más reconocibles de Altea es la Iglesia de Nuestra Señora del Consuelo, con sus icónicas cúpulas azules que dominan el horizonte. Este templo, construido en el siglo XVII y restaurado en el siglo XX, es un ejemplo impresionante de la arquitectura ecléctica, combinando elementos neogóticos y modernistas.

Los miradores de Altea, como el de la Plaza de la Iglesia, ofrecen vistas espectaculares del mar y las montañas circundantes, capturando la esencia de la localidad. Estos puntos de observación permiten a los visitantes contemplar tanto la bahía como las sierras cercanas, creando una conexión única con el paisaje natural.

El puerto de Altea y sus alrededores son testigos de su pasado como pueblo de pescadores. Calles como la del Sol y la del Pescadors mantienen la memoria viva de una época en la que el olor a pescado fresco y la labor marinera eran protagonistas. Hoy, estas zonas se han transformado en áreas turísticas y gastronómicas, donde los visitantes pueden disfrutar de la pesca del día en los restaurantes locales.

La oferta cultural de Altea es igualmente impresionante. Conocido por su ambiente bohemio, el pueblo atrae a artistas que llenan sus calles con talleres, estudios y galerías de arte. El Palau Altea, la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Miguel Hernández y diversos museos y rutas culturales, como el Portal Nou y el Recinto Renacentista, son puntos de interés imprescindibles.

Las playas de Altea, de canto rodado, son otro de sus grandes atractivos. A lo largo de más de seis kilómetros de costa, se encuentran calas y playas como L’Olla, Solsida, Cap Negret, Albir y Cala del Mascarat. Estas playas, menos masificadas que otras en la región, ofrecen un entorno ideal para la relajación y actividades como nadar, bucear y navegar.

Altea también es conocida por su compromiso con un turismo sostenible y de calidad. Este enfoque se refleja en su entorno natural, sus servicios turísticos y la atmósfera tranquila que se respira en todo el pueblo. Incluso los amantes de los perros pueden disfrutar de la playa, una opción pet-friendly implementada por el Ayuntamiento.

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