Golpe bajo de Chacón a Rajoy: "Lo que no tiene son... agallas"

Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón, los dos presuntos aspirantes a encabezar la candidatura del PSOE en 2012, demostraron anoche que ambos están ya en campaña... de las elecciones generales. El vicepresidente y la ministra, ignorando la estrategia diseñada por el número dos del partido, José Blanco -que ha repetido una y otra vez que el 22-M sólo se elige a alcaldes y presidentes autonómicos-, descargaron toda su artillería contra Mariano Rajoy, el rival a batir la próxima primavera, no este domingo. Y lo hicieron con una batería de ataques personales al líder del PP, algunos de gusto más bien dudoso.

Chacón, siempre comedida y muy parca en palabras en su papel de ministra de Defensa -tanto que rehúye las ruedas de prensa y el contacto formal con los periodistas-, se desmelenó anoche como mitinera en Andújar (Jaén). Además de poner de vuelta y media a Rajoy -al que dedicó casi toda su intervención- con argumentos tan elaborados como que "lo que le gusta es tumbarse a la bartola" o que el único consejo que le pediría es "que me recomiende unas pantuflas y una tumbona", llegó a decir que el líder de la oposición "lo que no tiene son... agallas". ¿Para qué? "Para contar lo que va a hacer" si gana las elecciones... de 2012.

Quienes sí pueden presumir de testosterona democrática son José Luis Rodríguez Zapatero y Felipe González, añadió Chacón. El primero porque hace un año "adoptó decisiones difíciles" -en alusión al drástico paquete de recortes anunciado en el Congreso en mayo de 2010- y Rajoy "no le echó una mano". Y el segundo porque en 1980 presentó una moción de censura -contra el Gobierno de Adolfo Suárez, que no salió adelante- "sabiendo que era muy difícil ganarla, pero subió a la tribuna y les dio un repaso a todos. No ganó la moción en el Parlamento, pero lo hizo ante los ciudadanos, porque tenía un proyecto para España".

La ministra de Defensa, que hace tres años se definió a sí misma como "la niña de Felipe González", no escatimó elogios hacia su padre político. "Ese día, viendo a ese hombre en la tribuna, se supo que sería presidente del Gobierno. Pero a Rajoy le hablan de moción de censura y dice: 'A mí que no me hablen de eso'. Primero porque para presentarla hay que trabajar, hay que prepararla, estar de pie, y eso va contra los principios de Rajoy; y segundo porque para qué, si la va a perder". 

Para entonces, su entregado auditorio ya sabía sobradamente que, además de no tener "agallas", el líder del PP siente aversión hacia el trabajo; pero, por si acaso, Chacón volvió a la carga con otra variante del mismo argumento: "Doy un premio para quien recuerde algo en este país que recuerde (sic) a Rajoy, aparte de los hilillos de plastilina". 

Rajoy... y San Isidro

Muy lejos de Andújar, en el barrio madrileño de Vallecas, Rubalcaba disparó sobre Rajoy la misma munición que la empleada por Chacón en tierras andaluzas: la supuesta holgazanería del líder de la oposición, que está "sesteando a la espera de que la crisis lo lleve a La Moncloa".

El vicepresidente del Gobierno, estrella invitada en el mitin de campaña de Tomás Gómez y Jaime Lissavetzky -rivales el próximo domingo de Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz Gallardón, respectivamente-, también se dirigió, como Chacón, a las tripas de su auditorio, más que a la razón. Y llegó a comparar a Rajoy nada menos que con el patrón de Madrid. "Me recuerda a San Isidro", se burló Rubalcaba, "porque el santo descansaba mientras los ángeles araban. Pero Rajoy no va a terminar siendo santo".

Rubalcaba sacó a relucir contra Rajoy otro argumento que ha ido ganando peso en la estrategia socialista a medida que avanzaba esta campaña: que él y el PP son "la extrema derecha". El número dos del Gobierno afirmó que los populares "piensan como la derecha más extrema de Europa" por relacionar el rebrote de enfermedades contagiosas con la llegada de inmigrantes, una acusación que ya lanzó Zapatero el pasado sábado en Valencia, al comparar al PP con el partido xenófobo Auténticos Finlandeses. Y también porque "el inefable Aznar" criticó la Ley de Memoria Histórica asegurando que sólo serviría "para remover huesos".