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Guerra en Galicia por las ayudas municipales a las aerolíneas en los tres aeropuertos
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Feijóo quiere controlarlas

Guerra en Galicia por las ayudas municipales a las aerolíneas en los tres aeropuertos

Xunta y los ayuntamientos de Santiago, A Coruña y Vigo están en una carrera por retener el máximo número de servicios con una oferta descoordinada y abundante en vacíos y duplicidades

Foto: Panel informativo del aeropuerto coruñés de Alvedro. (EFE)
Panel informativo del aeropuerto coruñés de Alvedro. (EFE)

Galicia es un caso peculiar en España: tres aeropuertos para 2,7 millones de habitantes, dos de ellos en una misma provincia y apenas A 60 kilómetros de distancia. Su convivencia nunca ha sido pacífica, sobre todo desde que irrumpieron las aerolíneas de bajo coste y se desataron los vuelos subvencionados. Desde entonces, la Xunta y los ayuntamientos de Santiago, A Coruña y Vigo se enfrascaron en una desenfrenada carrera por retener el máximo número de servicios, lo que ha provocado una oferta descoordinada y abundante en vacíos y duplicidades. Sin alcaldes en ninguno de esos municipios, la Xunta del PP quiere fiscalizar las ayudas para la promoción de los aeropuertos, lo que ha provocado el fuerte rechazo de los de Vigo y A Coruña.

El Gobierno de Feijóo no hizo ascos en el pasado a las ayudas a los aeropuertos. Cuando el fenómeno despuntaba, no dudó en triplicar en su primera legislatura las que ofreció el anterior Gobierno bipartito, centrándolas principalmente en el compostelano de Lavacolla. Cuando Vigo comenzó a invertir en Peinador, el asunto derivó en una batalla política de las que se gastan habitualmente el presidente gallego y el alcalde Abel Caballero, con manifestaciones como la que reunió a miles de personas en 2013 para defender el aeropuerto vigués de “los ataques continuados” del Ejecutivo autonómico. En ese contexto encaja el regidor el nuevo intento de Feijóo de controlar las subvenciones.

Cuando Vigo comenzó a invertir en Peinador, el asunto derivó en una batalla política de las que se gastan habitualmente Feijóo y Abel Caballero

Fue Caballero quien dio la voz de alarma, al denunciar el intento de “cerrar Peinador” mediante una nueva ley, la Reguladora de la Acción Exterior y Cooperación, cuyo anteproyecto fue aprobado por el Consello de la Xunta el pasado mes de julio. En su capítulo IV, sobre conectividad aérea internacional, el texto establece que las ayudas públicas o los estímulos de cualquier clase que las administraciones públicas quieran otorgar a las compañías deberán ser comunicados previamente a la Xunta, que los evaluará para “asegurar la mayor conectividad internacional posible”. Toda subvención que incumpla este requisito será declarada nula.

El capítulo fue obviado por Feijóo en la extensa rueda de prensa en la que informó de la aprobación del proyecto, en la que destacó otros aspectos como las relaciones con el norte de Portugal o la creación de los asientos de gallegos y de empresas de Galicia en el exterior para mejorar la atención a los emigrantes. Sí reparó Abel Caballero, que anunció su intención de recurrir la norma. El alcalde consideró el capítulo IV una injerencia en las competencias municipales. “¿Qué se cree Feijóo? Como no consiguió cerrar Peinador, y ahora que el aeropuerto va a velocidad de crucero, quiere prohibir las ayudas para cerrarlo”, denunció.

"¿Qué se cree Feijóo? Como no consiguió cerrar Peinador, y ahora que el aeropuerto va a velocidad de crucero, quiere prohibir las ayudas para cerrarlo"

Según Abel Caballero, la Xunta tiene “una importantísima deuda histórica” con Vigo en lo que a ayudas a vuelos se refiere, pero “no solo no la paga, sino que quiere prohibir que Vigo apoye los vuelos”. Tachó el anteproyecto de una nueva “ley anti Vigo” del presidente de la Xunta, que comparó con otras “para obligar a pagar el bus a la gente de fuera, para pagar las escuelas infantiles y centros de día de la Xunta, para obligar a Vigo a entrar en el transporte metropolitano como condición del Área Metropolitana, o para obligar a pagar 650.000 euros en tasas por la presa de Eiras”. “A Feijóo le queda un año en la Xunta, y no le vamos a dejar. Voy a denunciar todas las leyes”, añadió el alcalde, que apuntó que “si hay un aeropuerto que potenciar en Galicia es el de Vigo, que es el que compite con Oporto”.

A Coruña se suma a la guerra

La alcaldesa de A Coruña, Inés Rey, también socialista, se sumó a las críticas de Caballero. “La Xunta no debe interferir en la autonomía municipal ni en las competencias propias de los ayuntamientos: la dinamización económica y la promoción del turismo, a través de convenios con las líneas aéreas para potenciar los destinos turísticos e incluso económicos”, opinó la nueva regidora coruñesa, que no ocultó su temor a que la Xunta “esté encubriendo potenciar un determinado aeropuerto frente a otros”, en referencia al de Santiago. El alcalde compostelano, Xosé Sánchez Bugallo, igualmente del PSOE, guardó silencio.

A Coruña subvenciona en la actualidad a Vueling con 1,8 millones de euros al año para volar a distintos destinos, entre ellos Londres, y a Volotea con otros 240.000 por un enlace con Bilbao. Participa además en un acuerdo con la Cámara de Comercio para inyectar 110.000 euros anuales a Iberia para mantener un vuelo de ida y vuelta a Madrid. Santiago no concede ayudas directas a las aerolíneas, sino que promociona las rutas aéreas con 1,7 millones de euros anuales mediante inserciones publicitarias. Tras perder los vuelos de Ryanair, en Peinador recibe ayudas únicamente Air Nostrum, ganadora de un concurso convocado por el ayuntamiento y la Diputación de Pontevedra que asciende a 3,36 millones entre 2018 y 2020.

A Coruña y Vigo recelan del apoyo de la Xunta al aeropuerto de Santiago, que Feijóo intentó convertir en la única terminal con vuelos internacionales

A Coruña y Vigo recelan del apoyo de la Xunta al aeropuerto de Santiago, que Feijóo intentó convertir ya en su época de 'conselleiro' de Política Territorial en la única terminal con vuelos internacionales de Galicia. Caballero le culpa de financiar indirectamente Lavacolla y de provocar la pérdida de los vuelos de Ryanair con esas ayudas. Incluso el cese del histórico vuelo Vigo-París que operaba Air France es para el alcalde consecuencia de la subvención de la Xunta a Vueling en 2009 y 2010 para que volara a la capital francesa desde Lavacolla.

Foto: Dos aviones de la aerolínea portuguesa TAP, en el aeropuerto de Lisboa. (EFE)

El miedo a Oporto

El mapa aeroportuario gallego está condicionado por una cuarta instalación, la de Oporto, ubicada a 154 kilómetros de Vigo, objeto de importantes inversiones por parte del Gobierno de Portugal en los últimos años y en constante crecimiento. En 2018 fue utilizado por casi 12 millones de viajeros, más del doble que los tres de Galicia juntos. Hace apenas una década, en 2007, cuando comenzaba la carrera por las ayudas a las aerolíneas, Sá Carneiro movía 3,9 millones de pasajeros, mientras que Lavacolla, Peinador y Alvedro sumaban 4,7.

Galicia es un caso peculiar en España: tres aeropuertos para 2,7 millones de habitantes, dos de ellos en una misma provincia y apenas A 60 kilómetros de distancia. Su convivencia nunca ha sido pacífica, sobre todo desde que irrumpieron las aerolíneas de bajo coste y se desataron los vuelos subvencionados. Desde entonces, la Xunta y los ayuntamientos de Santiago, A Coruña y Vigo se enfrascaron en una desenfrenada carrera por retener el máximo número de servicios, lo que ha provocado una oferta descoordinada y abundante en vacíos y duplicidades. Sin alcaldes en ninguno de esos municipios, la Xunta del PP quiere fiscalizar las ayudas para la promoción de los aeropuertos, lo que ha provocado el fuerte rechazo de los de Vigo y A Coruña.

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