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Los positivos de peregrinos levantan a los albergues contra la Xunta
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Los positivos de peregrinos levantan a los albergues contra la Xunta

Los responsables de los establecimientos acusan a las autoridades de abandonarles a su suerte ante la aparición de casos en este mítico peregrinaje

Foto: Dos peregrinos en el Camino de Santiago. (EFE)
Dos peregrinos en el Camino de Santiago. (EFE)

Todas las indicaciones que recibieron los responsables de los albergues del Camino de Santiago saltaron por los aires con la aparición del primer positivo. Fue el de la peregrina que siguió adelante con su grupo de 22 personas, entre Palas de Rei y Arzúa, a la espera de los resultados del test, que confirmaron la infección. Aquella decisión provocó al menos otros siete contagios, pero pueden ser más, porque el “incumplimiento” —según fuentes del sector— del protocolo que se anunció a los hosteleros en la desescalada, provocó que se produjera una desbandada de posibles positivos hacia sus lugares de origen en coches de alquiler. Ni rastro del confinamiento tras la primera prueba, de la habilitación de un transporte especial ni de la desinfección por cuenta de las autoridades que se había acordado.

“Si esto no se arregla, lo va a pagar el turismo en Año Xacobeo. Más de la mitad de los albergues van a cerrar”, se lamenta Borja Rodríguez, propietario del hospedaje de Arzúa en el que se confirmó el positivo. Rodríguez relata lo ocurrido: “El Servicio Galego de Saúde (Sergas) no hizo nada de lo que se suponía que iba a hacer. Dejaron irse sin mayor control a la primera sospechosa, el teléfono 900 no funcionaba, los sanitarios tardaron un día en aparecer por Arzúa para hacer los test, no vino la Guardia Civil… Nadie sabía que hacer, así que la mayoría de los miembros del grupo decidieron regresar por cuenta propia a sus casas, principalmente a Madrid”.

Si esto no se arregla, lo va a pagar el turismo en Año Xacobeo. Más de la mitad de los albergues van a cerrar

De acuerdo con las indicaciones que aseguran haber recibido antes de iniciar la temporada turística, un equipo sanitario tendría que haber aparecido rápidamente en el lugar, bien para aislar a los sospechosos en un recinto habilitado a tal efecto, bien para coordinar el regreso a sus casas sin generar riesgo a terceros. “Nada de eso pasó, ni siquiera vinieron a desinfectar mi establecimiento, que tuve que limpiar yo por mi cuenta”, lamenta el hostelero. El albergue cerró durante dos días y ahora acusa una fuerte caída de la ocupación. “Es nefasto para la imagen del Camino y de los albergues, que son casi 400. Si no se arregla esta situación, más de la mitad de los centros de hospedaje para peregrinos van a cerrar”, pronostica.

El caso, que se produjo la semana pasada, fue conocido principalmente por la actitud de la contagiada, que pese a tener claros síntomas siguió adelante con su grupo, junto a un cura y 20 chavales. La mujer, una madrileña de 53 años, empezó a sentir síntomas de covid-19 como fiebre y tos a los pocos días de empezar el Camino, cuando pasaba por Palas de Rei. Acudió al centro de atención primaria de Lugo, donde se le practicó la prueba PCR y se le recordó su obligación de aislarse hasta obtener el resultado. Pero desoyó las recomendaciones y continuó adelante junto al resto del grupo hasta Arzúa, donde recibió los resultados. Hasta allí se desplazó personal del Sergas para hacer pruebas a los acompañantes, aunque ya al día siguiente. Otros siete también dieron positivo en el test.

Según la versión del propietario del albergue, la ausencia de control sobre la sospechosa, después confirmada, “puso en peligro a muchas otras personas”. “Pasaron todo el día por aquí como si nada, fueron a misa, visitaron el pueblo… Hicieron lo que quisieron”, relata. Todo eso fue antes de contar con la confirmación del primer positivo. Después —“demasiado tarde”, según Rodríguez— se realizó el resto de las pruebas, para, antes de contar con los resultados, permitirles regresar a sus domicilios con el único requisito de firmar un documento de autorresponsabilidad. Como se sabría después, se registrarían otros siete positivos, lo que no exime al resto de la expedición de guardar cuarentena domiciliaria.

Foto: Un sanitario le realiza una prueba PCR a un hombre en Madrid. (Efe)

Durante las horas que los miembros del grupo permanecieron en el albergue de Arzúa, representantes del sector se pusieron en contacto con la 'consellería de Sanidad para preguntarles cómo proceder, departamento desde el que le derivaron a Turismo, en el que no hallaron respuesta de ningún tipo. Fuentes del Sergas señalan que se cumplió el protocolo en todo momento y que la Xunta carece de resortes para obligar a pasar la cuarentena en el lugar donde se realizan las pruebas o se detectan los positivos. “Si quieren volver a sus casas, no se les puede obligar a quedarse, aunque deben firmar un documento en el que asumen la responsabilidad de evitar situaciones de riesgo”, afirman las mismas fuentes.

Pasaron todo el día por aquí como si nada, fueron a misa, visitaron el pueblo… Hicieron lo que quisieron

La comunicación remitida por los representantes de los albergues a la 'Axencia Galega de Turismo' relata que la de Palas no es una situación aislada, sino que se están repitiendo casos de peregrinos con síntomas que continúan su viaje a la espera de unos resultados que se demoran “48 y 72 horas”, por lo que exigen que se dé instrucciones a los peregrinos con obligación de confinarse y se aclare si existe un espacio para alojar a los asintomáticos y en qué condiciones. También reclaman información sobre los medios de transporte habilitados para trasladar a ese colectivo a sus domicilios. Ninguna de esas dudas han sido aclaradas.

Los propietarios se preguntan qué deben hacer cuando ocurra otro caso semejante. “No todos tienen capacidad para cerrar una parte del albergue para confinar a los que deban hacer cuarentena y seguir en funcionamiento”, afirma un empresario del sector. “Está siendo un año horrible, estamos en agosto y es como si fuese temporada baja, pero a ver quién es capaz de mantener el establecimiento abierto cuando pase el verano”, se pregunta.

Todas las indicaciones que recibieron los responsables de los albergues del Camino de Santiago saltaron por los aires con la aparición del primer positivo. Fue el de la peregrina que siguió adelante con su grupo de 22 personas, entre Palas de Rei y Arzúa, a la espera de los resultados del test, que confirmaron la infección. Aquella decisión provocó al menos otros siete contagios, pero pueden ser más, porque el “incumplimiento” —según fuentes del sector— del protocolo que se anunció a los hosteleros en la desescalada, provocó que se produjera una desbandada de posibles positivos hacia sus lugares de origen en coches de alquiler. Ni rastro del confinamiento tras la primera prueba, de la habilitación de un transporte especial ni de la desinfección por cuenta de las autoridades que se había acordado.

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