Un problema diplomático de bigotes: el langostino está en juego y los armadores gallegos lo saben

Rodolfo Langostino era gallego, de Redondela, pero hablaba con acento porteño. Desde los años 70 ha sido la imagen más icónica de Pescanova, sobrevivió a la refundación de Nueva Pescanova y sigue vivito y coleando. Es la síntesis animada de un gran mercado internacional que gira en torno al langostino y que une las dos orillas atlánticas.

Galicia es una de las autonomías que más tiene que perder si las relaciones con Argentina terminan de enfangarse, por dos motivos: los emigrantes gallegos de Buenos Aires, la conocida como quinta provincia, y la pesca en el Atlántico suroccidental, de donde sale prácticamente todo el langostino salvaje del mundo. Argentina come mucha carne y poco pescado. Y en ese desfase entre la producción y el consumo es donde Galicia saca tajada y exporta en un sector particularmente sensible a cuotas, cupos y aranceles. Pescan, cultivan, congelan, transforman y comercializan desde ultramar. La cadena completa. Del mar al mercado, o directamente a la mesa.

Hay media docena de grandes pesqueras con matriz gallega y filiales en la Patagonia —o de capital mixto— que faenan desde hace décadas en los caladeros del Atlántico sur —Área 41 en la clasificación de la FAO—, con grandes buques congeladores que capturan langostino, mucho langostino, calamar (pota) y merluza negra o hubbsi. Suman un centenar de buques. Algunos llevan medio siglo echando las redes en la costa austral, desde donde exportan a 90 países de cuatro continentes.

Detrás de las redes están compañías como Conarpesa, que abrió camino en 1974 y pasa por ser uno de los mayores exportadores de langostino (20.000 toneladas). Faenan con 24 buques y cuenta con cuatro plantas de procesado de Puerto Madryn a San Julián y 1.200 empleados, cuenta su presidente Fernando Álvarez Castellano.

Sería patético que por un enfrentamiento entre presidentes perjudiquen al sector

"Sería patético que, por un enfrentamiento político personal entre dos presidentes, se tomen acciones que perjudiquen el desenvolvimiento de las empresas de capital mixto", señala Castellano, en declaraciones a El Confidencial. Entiende que el presidente argentino, Javier Milei, "fue el primero en ser gravemente injuriado", en alusión a las palabras del ministro de Transportes, Óscar Puente, que lo acusó de "tomar sustancias". Después, la crisis diplomática se desató definitivamente cuando el dirigente sudamericano llamó "corrupta" a la esposa de Pedro Sánchez durante un mitin de Vox.

En la misma inquietud se encuentran otras firmas como Iberconsa, —con raíces gallegas y absorbida por el fondo estadounidense Platinum—, que suma 55 barcos y otras cuatro plantas a lo largo del litoral argentino de Mar del Plata a Rawson, o Estrella Patagónica (Epsa). Otro de los gigantes del sector es Argenova, filial argentina del grupo Nueva Pescanova desde 1988, con 800 empleados y una flota de 16 buques en Puerto Deseado.

Otras serían Profand-Consermar, con 9 barcos y cuatro fábricas, o Vieira Argentina SA, que lleva 32 años asentada en ultramar con un millar de empleados de Vigo a Puerto Deseado pasando por Senegal. Eduardo Vieira es su presidente. Con 70 años, no tiene pensado jubilarse y señala a El Confidencial que no es la primera vez que encuentran dificultades. "En 2012 ya sufrimos un intento serio de expropiación de Cristina Kirchner", recuerda.

"Como armadores invertimos donde hay recursos porque no es un fácil para encontrar oportunidades de inversión. Argentina es un pais con importante cantidad de recursos pesqueros pero en el que los elevados costes de explotacion dificultan la rentabilidad de las operaciones", apunta. "TIenen por delante un reto brutal contra la corrupción y la situación económico y entiendo que todo esto pasará sin más", concluye.

"La estructura de costes allá es una locura: el 80% de la tripulación tiene que ser local"

La Xunta estima que las pesqueras de matriz gallega o capital mixto generan unos 5.500 empleos directos ligados al sector de la pesca y el congelado en Argentina. Desde Galicia, los armadores también urgen a los presidentes Sánchez y Milei a que bajen revoluciones de ofensa y rebajen la tensión. Desde Arvi, la mayor cooperativa de buques del puerto de Vigo, reclaman "mano izquierda" para destensar las relaciones con Argentina. "La confrontación no es buena para ninguno", razonan.

"Afectar al negocio, diría que poco o nada de nada. Puede ser que se resienta algún marinero que necesite algún trámite rápido consular, pero confiemos en que no irá más allá", subraya a este periódico un exdiputado experto en relaciones internacionales con un estrecho vínculo con el país austral.

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La cuerda en la pesca ya se tensó hace unos meses, cuando Javier Milei anunció la primera versión de la ley ómnibus que rechazó el Congreso, pero las aguas volvieron a su cauce hasta el pasado sábado cuando el comentario del presidente argentino sobre Begoña Gómez sacudieron el voltímetro y desandaron el camino de estrechar lazos y tender puentes que había abonado cuidadosamente el presidente gallego, Alfonso Rueda.

Rueda mima 'la quinta provincia'

A primeros de mayo, recién investido presidente de la Xunta, Rueda viajó a Argentina en un periplo de cuatro días (del 1 al 4) en su primer desplazamiento. No fue una elección casual. Por votos y por economía, interesaba. Para Galicia, Buenos Aires es "la quinta provincia". De los 482.176 españoles residentes en Argentina (INE 2024), un 35% son electores gallegos (167.000).

Hay 41 centros de gallegos registrados en Argentina, la mayoría en la capital —y muy activos— pero también diseminados por un territorio inmenso de la Pampa a Neuquén hasta Ríos Gallegos, pasando por Córdoba, Rosario o Avellaneda. Rueda se centró en mimar los intereses de Galicia en los caladeros del Atlántico sur: se reunió con el secretario argentino de Pesca, Juan López Cazorla, y visitó hasta seis factorías de procesado y congelado en la Patagonia en tiempo récord junto a su conselleiro do Mar, Alfonso Villares.

El miércoles, desde A Coruña, el presidente gallego se afanaba en "evitar perjuicios" al sector y apuntaba directamente a Pedro Sánchez. "Una cosa es el presidente del Gobierno y otra España", diferenció. "No creo que se pueda considerar un ataque a España por las medidas que se toman y las consecuencias que puedan tener", advirtió. Si bien añadió que no fue de su agrado la diatriba de Milei en Madrid.

La Xunta está decidida a cuidar los canales que dejó abiertos con la pesca austral para que la tensión diplomática no afecte a los intereses de Galicia. Otro ejemplo, la visita este jueves el conselleiro a la factoría de Iberconsa en Bouzas (Vigo).