"Cada día tengo un vecino nuevo": convivir con más de 100 nacionalidades en Canarias

Canarias sigue experimentando un aumento demográfico sin precedentes. El clima, los paisajes, las oportunidades de trabajo o solo la condición de isla, hace atractivo instalar la residencia habitual en ella. No todas las islas del Archipiélago crecen a un ritmo de vértigo, pero dos de ellas destacan por lo que llevan viviendo en los últimos años: Fuerteventura y Lanzarote.

Fuerteventura tenía 49.020 personas; hoy, y según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), son 126.864 habitantes, más del doble. De ellos, 39.200 personas, casi lo mismo que la población insular hace 30 años, son extranjeros. Uno de los municipios que más evolución ha experimentado en población extranjera es La Oliva, que ha aumentado su población en un 164,2% en dos años, según el Instituto Canario de Estadística (ISTAC).

Situado en el norte de la isla, cuenta con espacios naturales y singulares como las Dunas de Corralejo, las playas de El Cotillo y el Parque Natural Isla de Lobos. Curiosamente, es la localidad que tiene, proporcionalmente, más bares, restaurantes, cafeterías, heladerías y pastelerías.

Manuel S. es una persona que roza los 60 años, es de La Oliva. “Me cuesta conocer a mis vecinos, cada día es uno nuevo y parece que se llaman unos a otros porque donde hoy ves a tres extranjeros, mañana ves a 10”, lamenta. Muestra resignación en su voz y hasta se toma con humor la situación: “Supongo que a esto se refieren cuando dicen que vivimos en el paraíso, pero echo de menos la Fuerteventura de antes, la de conocer al del bar, a mis vecinos con los que tomaba café o a salir por la calle y saludar a todo el mundo”.

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Este vecino cree que la situación irá a más y se perderá “la esencia del majorero”. A su juicio, ya está perdida. "Nos condenamos a vivir del turismo y está claro que cuando vendes algo tan bonito como esta isla, tarde o temprano, y como dice el dicho, de fuera vendrán y de tu casa te echarán”.

Según el censo facilitado por el Ayuntamiento y con fecha de mayo de este año, La Oliva tiene 31.166 habitantes. Sin embargo, solo un poco más de la mitad, 16.243, son españoles. Sorprenden los 5.832 italianos, 1.773 ingleses, 746 colombianos y 710 marroquís. En la localidad de Puerto Holandés, más de la mitad de sus 1.344 habitantes son extranjeros.

El listado de nacionalidades asciende a 100, entre las que podemos ver personas lejos de los países europeos como de Sri Lanka, Georgia, El Salvador, Chipre, Tailandia, Bangladesh, Irak, Nepal o Albania. Además, se reflejan dos personas apátridas, que no son consideradas como ciudadanos por ningún Estado conforme a su legislación.

Este periódico se ha intentado poner en contacto con representantes públicos del Ayuntamiento de La Oliva para conocer la opinión, o medidas adoptadas, al respecto y no se le ha facilitado, desde su gabinete de comunicación, tener respuesta alguna desde el pasado 7 de mayo.

"Cada vez hay más gente de fuera"

Lanzarote es la segunda isla que más ha crecido, llegando a casi un 50% en 20 años: en 2004 tenía 109.744 personas, a día de hoy ya son 163.543. Solo entre 2023 y 2024 aumentó en 4.743 personas más. Las últimas cifras oficiales, según el centro de datos de Lanzarote, desglosan que 139.750 son europeos; 8.484 americanos; 5.215 africanos; 2.643 asiáticos y 17 de Oceanía. Entre ellos, llaman la atención 4.047 italianos, 2.190 alemanes, 4.171 colombianos, 3.879 marroquíes o 1.516 chinos.

Isidro Callero es un taxista de Costa Teguise que lleva más de 24 años detrás de su volante llevando a nacionalidades de todas partes del mundo. “Ya no solo llevo a extranjeros en mi taxi. Mi vecino es un inglés con el que la convivencia es muy buena, ellos se integran con nosotros y se adaptan a nuestra forma de vida”, señala.

Además, indica que en Costa Teguise ya muchos han montado su propio negocio y participan de la economía, la dinamización y el desarrollo del municipio. “Hay muchos locales de restauración y comercios regentados por ingleses, en su mayoría y, aunque les cuesta aprender el idioma al principio, se adaptan rápido porque en una zona turística todos intentamos hablar español o inglés así que no tenemos problemas”, añade.

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Callero afirma que en Teguise, un municipio de la parte norte-central de Lanzarote, cada vez hay más gente de fuera: “Se ha notado el cambio durante los años porque no es que la población nativa desaparezca, es que cada vez hay más gente en cualquier rincón de isla de cualquier nacionalidad”. Comenta que en este municipio predominan europeos, pero en la capital de Lanzarote, en Arrecife, es cada vez más común ver a marroquís, por la cercanía con el continente africano y también por la migración irregular.

Este taxista conejero se enfrenta a los meses de verano de gran afluencia turística que suele comenzar el 24 de junio y acaba en septiembre aunque “estos meses estivales es turismo nacional, durante todo el año sí hay ingleses, los alemanes han bajado bastante porque buscan sitios tranquilos y sorprende cómo han crecido los italianos y franceses”.

Mientras tanto, conejeros y majoreros luchan por mantener la esencia de unas islas que atrás dejaron la tranquilidad, el sosiego y la calma que sus playas de arenas blancas y su agua cristalina les daban. Un crecimiento poblacional que ha acarreado un decrecimiento de memoria histórica y un desarraigo cultural de las islas más occidentales del Archipiélago.