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Los vecinos que hacen el trabajo de los políticos y acogen a migrantes en su propia casa
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"Muchos están peor aquí que en su país"

Los vecinos que hacen el trabajo de los políticos y acogen a migrantes en su propia casa

40 menores migrantes no acompañados en el Archipiélago están con familias de acogida. Un proceso de adaptación y crecimiento en un entorno familiar seguro hasta que se decida el futuro del menor: la adopción o volver con sus padres

Foto: Dos personas miran a una patera en la costa canaria. (Cedida)
Dos personas miran a una patera en la costa canaria. (Cedida)
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El drama migratorio no cesa en Canarias. Este mes fallecían una pequeña de dos años y un joven de 20 tras ser rescatados de un cayuco que llegaba a La Restinga, en El Hierro. A esta isla, el último punto geográfico antes de perderse en el océano, han llegado casi 10.000 personas en lo que va de año. Una cifra que ya casi supera a la población local, con 11.646 residentes. Mientras el debate político se llena de cuestiones sobre los menores extranjeros no acompañados, hay familias herreñas que han acogido a varios de ellos en sus propias casas.

Babacar Sarry atiende a El Confidencial por videollamada junto a Tara Arvelo, una vecina de Valverde y hermana de un trabajador de Salvamento Marítimo. Babacar llegó con 17 años a la isla, pero las pruebas óseas determinaron que había llegado a la mayoría de edad pese a que la cumple el próximo mes de octubre. No obstante, o lo acogían de inmediato, o su futuro sería incierto. Fue entonces cuando Tara y su familia lo incluyeron en su hogar.

"El proceso de adaptación existió para ambas partes", corrobora esta última, que tiene un hijo biológico de 11 años: "Aunque hay celos, le ha prestado hasta su habitación". También relata que la abuela, de 83 años, "en principio era reacia por el color de piel, como a veces ocurre a esa edad, pero ahora lo ve como un nieto más".

Babacar es tímido y apenas quería hablar, pero se animó a comentarles que "no quiere otro lugar que no sea El Hierro" porque ya no solo tiene amigos del centro, sino también de la Isla, además de "una familia y madre española". Tal ha sido su integración que ahora pertenece al club de lucha canaria de Valverde y compite en su categoría: "Se parece mucho a la lucha de mi país porque soy de un poblado de Senegal y me gusta mucho, incluso amigos del centro que llegaron en cayuco también están en mi equipo". Afirma que tiene contacto con su familia senegalesa y que sus hermanos están en la Península y en Gran Canaria. Pero él no quiere abandonar la Isla.

placeholder Dos menores frente a la playa. (Cedida)
Dos menores frente a la playa. (Cedida)

En sus ojos se ve la ilusión de un futuro bombero. "Me gusta el trabajo y lo que hacen y también me gusta estudiar, aunque no voy al gimnasio", señala con una sonrisa. Tras conocerse los resultados de las pruebas óseas, fue expulsado del instituto y actualmente continúa su formación en el Centro de Adultos. Se despide de El Confidencial con la promesa de "aprender a hacer quesadillas", un dulce típico herreño con el queso como principal ingrediente.

Llama la atención algo de la conversación. Babacar tiene un amigo que está durmiendo en las calles; llegó a El Hierro, de ahí lo derivaron a Tenerife y está dando tumbos por la Península hasta regularizar su situación y ser un ciudadano más. Por este motivo, Arvelo incide en la importancia de la acogida. "Aunque muchas familias no puedan o no quieran, es la única manera de ponerte en su lugar, empatizar y ayudarles. En realidad, la mayoría están peor aquí que en su propio país".

Este joven migrante lleva 11 meses en la casa herreña y Arvelo anima a todas las familias a acoger. En su caso, es la segunda vez que intenta acoger: "Tengo familia africana, a pesar de que no llegaron a España en cayuco y, tras involucrarme en Protección Civil quise ir más allá e intenté acoger a una chica con un bebé, pero fue imposible porque la ONG no me ayudó, así que al conocer el caso de Babacar no lo dudé y lo acogí como uno más en mi hogar", dice ilusionada.

"Somos nosotros los afortunados"

Fany Godoy, otra vecina de Valverde, lleva desde 2014 siendo familia de acogida. Una amiga que ya lo era la animó, y ahora califica este tiempo como una "preciosa aventura". "En total hemos acogido a nueve menores; de todos ellos, siete salieron en adaptación y dos siguen con nosotros", añade. "Somos nosotros más afortunados que ellos, porque su cariño es nuestro mayor regalo", comenta.

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En sus comienzos todos fueron "acogimientos de urgencia", recuerda. Es decir, que la avisaban con unos días de antelación antes de hacerse cargo del menor. Sin embargo, después empezó con casos temporales y permanentes. "En casi todos ellos los bebés llegaron después del momento del parto, así que los acogemos hasta que se solucione su situación familiar o pasen a la adopción si es la única opción posible", señala.

Godoy afirma que tiene contactos con todos los niños a pesar de estar con sus nuevas familias, ya que "intentamos vernos a menudo y acudir a acontecimientos importantes como bautizos, cumpleaños o incluso comuniones". Además, comenta con ilusión que "hace años les presenté a todos y, una vez al año, intentamos hacer un encuentro todos juntos", haciendo alusión a la suerte de contar con familias adoptivas que quieren que sigan formando parte del proceso y crecimiento del niño.

Sin embargo, no todo ha sido fácil. “Nuestro tercer niño acogido fue el único que regresó con su familia biológica, pero, con el tiempo, se detectó que no era la decisión más apropiada y tuvo que salir de nuevo. Regresó con nosotros, ya que éramos su vínculo de referencia". Explica que el último "príncipe" que ha acogido llegó con seis meses a la isla, en 2021, y ahora es uno más e incluso acude ya al colegio del municipio. "Nació en Costa de Marfil y no hay contacto familiar porque, al llegar, la Dirección General del Menor no pudo contactar con su familia y continuará en acogimiento porque no puede salir en adopción", concluye.

Un bebé con apenas 5 meses

David Cabrera es otro vecino de La Frontera que tiene acogidos a dos menores migrantes. En su caso, tienen a un niño guineano que llegó a la isla con 5 meses y otro chico de Gambia de 16 años. "Desde hace algunos años estábamos en el programa de acogida del Gobierno de Canarias y tuvimos la oportunidad de darles un hogar a estos niños que se han integrado perfectamente en la sociedad herreña", aclara.

Foto: Una embarcación de Salvamento remolca un cayuco hasta el puerto de La Restinga, en El Hierro. (EFE/Gelmert Finol)

Cabrera comenta que "el menor cumplirá en unos días dos años y, evidentemente, el idioma que está empezando a hablar es el español". Aclara que ambos menores tienen contacto con sus familias: "Con el mayor directamente tenemos contacto con ellos, pero, con el menor, lo hacemos a través de Aldeas Infantiles y el Gobierno canario". "Seguirán con nosotros hasta que se regularice su situación, porque es nuestra forma de ayudar a este drama migratorio que están, y estamos, sufriendo", concluye.

Acogimiento temporal

En las islas hay en torno a 40 menores acogidos por familias canarias. Un acogimiento que es de manera temporal, pero puede derivar en permanente en caso de que las familias biológicas no puedan hacerse cargo de él. Algo que, de hecho, ocurre al ser estas quienes le ponen en una barcaza para cruzar el mar en busca de una vida mejor. En ocasiones, la familia de acogida también puede ser la adoptiva.

Los gastos del menor corren a cargo del Gobierno de Canarias, la acogida es voluntaria y lo pueden hacer todos aquellos canarios que deseen brindar un hogar a estos niños y niñas a través del 012. Se realizará un test de idoneidad y se deberá especificar que se quiere este tipo de perfil de menor para, en unos meses, materializar la acogida.

El drama migratorio no cesa en Canarias. Este mes fallecían una pequeña de dos años y un joven de 20 tras ser rescatados de un cayuco que llegaba a La Restinga, en El Hierro. A esta isla, el último punto geográfico antes de perderse en el océano, han llegado casi 10.000 personas en lo que va de año. Una cifra que ya casi supera a la población local, con 11.646 residentes. Mientras el debate político se llena de cuestiones sobre los menores extranjeros no acompañados, hay familias herreñas que han acogido a varios de ellos en sus propias casas.

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