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Caos y abandono en Barajas por el temporal de nieve: "Nadie nos ha dado nada"
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EL TEMPORAL AMENAZA LOS VIAJES

Caos y abandono en Barajas por el temporal de nieve: "Nadie nos ha dado nada"

Cientos de viajeros llevan días esperando en el aeropuerto madrileño a que salgan sus vuelos e incluso durmiendo en el suelo de mármol de la terminal

Foto: Pasajeros atrapados en el aeropuerto de Barajas, anteayer. (Reuters)
Pasajeros atrapados en el aeropuerto de Barajas, anteayer. (Reuters)

Celso llegó al aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas a las dos de la mañana de la madrugada del viernes al sábado después de tardar cuatro horas en recorrer la distancia que separa la estación de Méndez Álvaro del aeródromo. Había llegado desde Valladolid a la estación sureña de Madrid con muchas dificultades, derivadas del temporal provocado por la borrasca Filomena.

Desde entonces nadie le ha ofrecido nada, solamente unas botellas de agua hace unas horas. "No nos han dado nada, nada", se queja el viajero rodeado de sus maletas cerca de una de las entradas directas al aeropuerto desde la parada de taxis. "De madrugada aquí empieza a hacer frío", comenta Pedro, que como Celso llegó al aeropuerto con la intención de volar a Quito, pero desde hace días duermen en el suelo de mármol de la terminal 4.

Foto: Estación de Sol nevada. (Sergio Beleña)

"La PCR ya no me vale, ¿dónde voy aquí?", explica Pedro, que viajó el viernes desde Albacete. No sabe si a su llegada a Ecuador puede llegar a tener problemas, pero hacer una nueva prueba por coronavirus no es una opción para él ni para Celso, que observan la cola kilométrica de clientes de las distintas aerolíneas que se presentan ante los mostradores para reclamar sus derechos como pasajeros.

placeholder Pistas nevadas en el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, el pasado 9. (Reuters)
Pistas nevadas en el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, el pasado 9. (Reuters)

Marta, que tenía previsto viajar a Milán, tiene la misma duda: su PCR ya no cumple con los requisitos de las autoridades italianas, y ahora teme que pueda enfrentarse a algún problema cuando llegue al aeropuerto de Linate. Ella también llegó el viernes al aeropuerto y, como Pedro o Celso, tampoco lo tuvo fácil para llegar. Su tren desde Talavera se paró en Illescas, donde invitaron a todos los pasajeros a cambiarse a un cercanías que no salió hasta varias horas después.

"La PCR ya no me vale, ¿dónde voy aquí?", se pregunta Pedro, que quiere viajar a Ecuador

Pero la llegada al aeropuerto es solo el principio de los problemas. Colas interminables, horas de espera y pocas respuestas por parte de un personal desbordado de un aeropuerto que ha llegado a sufrir acumulaciones de más de 25 centímetros de nieve. Marta se coordinó con varias personas que, como ella, se encontraban en el aeropuerto sin ningún sitio donde ir. Entre ellos estaba Gérard, un belga que visita con frecuencia España y que también esperaba poder volar este lunes a Bruselas, y un jugador del Gipuzkoa Basket, equipo de baloncesto de la ACB, cuyo avión sí que despegó este lunes por la mañana. En total, cinco personas que han "hecho piña" con el objetivo de ayudarse entre ellos. Marta, a la que ya han cancelado dos vuelos a Milán, explica que gracias a la gente que se ha estado ayudando durante los últimos días la situación "se ha podido llevar mejor". “Da gusto ayudarnos”, explica Marta.

Atmósfera de tensión

La terminal está llena de viajeros que, desde hace días, se quedaron dentro del edificio. Pero aquellos que quisieron alojarse en alguno de los hoteles cercanos al aeropuerto tampoco lo tuvieron fácil, con los alojamientos llenos y con dificultades a la hora de liberar habitaciones por los huéspedes que pensaban salir del hotel, pero que, de nuevo, veían cancelado su siguiente vuelo, por lo que permanecían en sus habitaciones.

La atmósfera general es de nerviosismo: con todo el personal superado y las pistas todavía con placas de hielo, las cancelaciones se acumulan y los viajeros se amontonan frente a los mostradores de las aerolíneas con reclamaciones que no llegan a ningún sitio. En algunos instantes el nerviosismo se convierte en tensión y en algún que otro rifirrafe. Aunque la directiva europea obliga a las aerolíneas a ofrecer a los viajeros bebida, comida, alojamiento, transporte de ida y vuelta entre alojamiento y el aeropuerto y dos llamadas telefónicas, lo cierto es que la mayoría de viajeros explican que desde los mostradores de las empresas no se ha facilitado esta información.

Con las pistas heladas, las cancelaciones se acumulan y los viajeros se amontonan frente a los mostradores

Hay dos grupos de viajeros: los que tienen todavía frescas las noticias de su cancelación o retraso, frustrados y enfadados, queriendo respuestas, y los que llevan ya varios días esperando a que su avión, esta vez sí, despegue, que asumen todas las noticias con una mezcla de resignación y humor.

Foto: Efectivos de la UME trabajando en Mercamadrid. (EFE)

Los viajeros se enfrentan a mensajes contradictorios, con las aerolíneas dando poca información y dirigiendo las preguntas hacia Aena, y a su vez Aena pidiendo a los clientes que se dirijan a las aerolíneas, que siguen sin ofrecer claridad. Por ejemplo, durante todo el lunes Aena ha informado de que la terminal 1 no estaba operativa —al igual que la 2 y la 3— y se solicitaba a los viajeros no acudir a ella por redes sociales, mientras que en la realidad cientos de personas se agolpaban en la terminal.

[Consulte aquí las terminales operativas de Barajas]

Aunque todos los viajeros se han visto afectados, los que más han sufrido el impacto han sido los que han viajado desde todas partes de España para salir desde el aeropuerto, y bien no han recibido la información adecuada respecto a la posibilidad de hospedarse en un hotel, como explican algunos, o bien no tenían la posibilidad de pagar las habitaciones aunque después se les reembolsara más tarde. La mayoría de viajeros que han pasado los últimos días apoyados en sus maletas en los distintos rincones de la T4 esperan todavía poder coger sus vuelos, la mayoría de ellos transatlánticos.

Celso llegó al aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas a las dos de la mañana de la madrugada del viernes al sábado después de tardar cuatro horas en recorrer la distancia que separa la estación de Méndez Álvaro del aeródromo. Había llegado desde Valladolid a la estación sureña de Madrid con muchas dificultades, derivadas del temporal provocado por la borrasca Filomena.

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