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La denuncia de la supuesta víctima del ataque homófobo: "Me amenazaron con apuñalarme"
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La denuncia de la supuesta víctima del ataque homófobo: "Me amenazaron con apuñalarme"

El Confidencial accede a la denuncia que presentó el joven ante la Policía. Su narración está plagada de incoherencias y datos increíbles e hizo sospechar a los agentes

Foto: Marcha contra la homofobia en Madrid. (EFE)
Marcha contra la homofobia en Madrid. (EFE)

Desde el primer momento les olió mal. Fue escuchar su narración en la denuncia y observar su gestualidad y los agentes sospecharon. La víctima contaba una agresión homófoba salvaje, producida en el mismo centro de Madrid. Los policías sabían que el tema iba a ser polémico y enseguida se creó un grupo de trabajo. Por muchas dudas que hubiera, la denuncia estaba presentada y los agentes tenían que investigar. Una impresión puede estar equivocada y hubiese sido muy grave, intolerable, que hubiese un grupo organizado de salvajes que se dedicase a dar palizas al colectivo LGTBI.

Para encontrar a los culpables había que partir del testimonio de la víctima, reconstruir con él los últimos movimientos, tratar de apurar la descripción de los autores, revisar las grabaciones de las cámaras de seguridad del entorno, registrar las papeleras cercanas por si hubiesen tirado la navaja con la que le agredieron, hablar con los vecinos por si habían oído gritos, localizar testigos… Todas esas gestiones iban dando negativo. Y las sospechas de que todo era una milonga se reforzaron. Mientras, la opinión pública caminaba en otro sentido.

Foto: Manifestación en Madrid en contra de la homofobia. (Reuters)

El Confidencial ha tenido acceso a la denuncia que el joven de 20 años puso en Comisaría, que dice así: “Serían las 17.15 y al llegar a la puerta de mi casa, observo a ocho individuos corriendo hacia mí de frente. Iban de negro, con sudaderas negras y una capucha blanca. Yo abro el portal y ellos entran en el interior. Entonces yo entro también. Están parados, se me quedan mirando y me dicen “maricón, que eres un maricón, maricón”. Y yo les respondo: ¿Y qué? Entonces se abalanzan sobre mí me ponen contra la pared, me colocan una navaja en el cuello y la boca y me dicen: “Si hablas te apuñalo la boca”. Entonces me tiran al suelo. Uno se sienta sobre mi espalda y otros me agarran piernas y brazos para inmovilizarme. Me arrancan la camisa y la gorra. Entonces me bajan el pantalón y la ropa interior mientras me gritan: “Maricón, comemierda, asqueroso” y dicen algo del anticristo. Entonces empiezan a rajarme en los dos cachetes del culo. Una señora mayor desde la calle ve lo que está pasando en portal, golpea el cristal y grita: ¡¡Qué hacéis!! ¡Dejadlo!! Entonces me sueltan y salen corriendo. Me salvó esa mujer. Al liberarme me fui a casa y al llegar llamé a mi novio, le dije que cogiese cosas para coserme las heridas del culo y le conté lo sucedido. Cuando venía para casa se encontró a una pareja de policías y les contó lo sucedido. Ellos le recomendaron que fuéramos a un centro médico y luego a denunciar a la policía. Entonces nos fuimos a la Fundación Jiménez Díaz”

Junto a la denuncia aporta el parte médico de la Fundación Jiménez Díaz. Se puede leer: “refiere que a las 18.30, venía de hacer la compra y mientras iba caminando por la calle un grupo de 8 personas empezaron a increparle con gritos homófobos. Que entra en su portal sin hacer caso y ellos se abalanzan sobre él. Le dicen que si grita le rajan y mientras le marcan en el glúteo con la palabra “maricón”. Él chilla y llama a una señora que le ayuda”.

Foto: Un agente de la Policía Nacional. (iStock)

Los relatos desde el principio son contradictorios. En uno sitio dice a las 17.15 en el otro a las 18.30. En uno que le abordan en el portal, en el otro que en mitad de la calle, en una que una señora lo ve y golpea el cristal, en otro que él pide ayuda y es cuando llega la señora… Estas son las contradicciones de las que queda constancia por escrito, pero hay más: las que se producían cada vez que le preguntaban por lo ocurrido tratando de sacar más datos que les ayudaran a investigar. Tanto es así, que desde primera hora del martes los agentes estaban convencidos de que mentía. Es el miércoles cuando se le solicita que entregue el teléfono para hacer un estudio de sus posicionamientos y ver si había recibido alguna amenaza que no hubiese contado. El joven comienza a ponerse nervioso y finalmente a primera hora de la tarde acaba confesando: “Sí, me lo he inventado todo. Es mentira. No hay ninguna banda organizada en Madrid que se dedique a pegar palizas al colectivo LGTBI. Malasaña es un sitio seguro y siento el daño que he hecho a la reputación de mi barrio”.

La relación sexual en la que le grabaron los glúteos fue consentida. Alguna fuente apunta a que para encubrir la infidelidad ante su pareja, se inventó la película de la banda de agresores contra el colectivo LGTBI sin calcular la que se iba a montar y la trascendencia política y social que iban a generar sus mentiras.

Desde el primer momento les olió mal. Fue escuchar su narración en la denuncia y observar su gestualidad y los agentes sospecharon. La víctima contaba una agresión homófoba salvaje, producida en el mismo centro de Madrid. Los policías sabían que el tema iba a ser polémico y enseguida se creó un grupo de trabajo. Por muchas dudas que hubiera, la denuncia estaba presentada y los agentes tenían que investigar. Una impresión puede estar equivocada y hubiese sido muy grave, intolerable, que hubiese un grupo organizado de salvajes que se dedicase a dar palizas al colectivo LGTBI.

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