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Villacís apela a la seguridad en los barrios para dejar las terrazas covid
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Apuesta de Ciudadanos

Villacís apela a la seguridad en los barrios para dejar las terrazas covid

La vicealcaldesa de Cs mantiene un pulso con el PP para prolongar los veladores dos años más. La lucha dentro de Cibeles afecta al difícil equilibrio entre los vecinos y los hosteleros

Foto: Begoña Villacís, en una terraza durante la apertura tras el confinamiento. (EFE)
Begoña Villacís, en una terraza durante la apertura tras el confinamiento. (EFE)

La continuidad o no de las terrazas instaladas por el covid-19 se ha convertido en un asunto fundamental para la ciudad de Madrid. Para el Ayuntamiento, para los vecinos y para los hosteleros. El debate abierto en los últimos meses posee un componente meramente económico y social, pero también de estrategias partidistas, con un equilibrio más que complicado entre todos los actores. Con Ciudadanos en horas bajas y con la capital como su último reducto, la vicealcaldesa Begoña Villacís trata de abanderar la defensa de la hostelería y de los nuevos veladores desde el inicio, como un reflejo de Isabel Díaz Ayuso y su éxito, y está decidida a llegar hasta el final. En su deseo de prolongar la presencia de las mesas y banquetas, y siempre con la disputa con el PP en paralelo, ha introducido una nueva variable: la sensación de seguridad y el dinamismo que aportan a los barrios periféricos, más allá de los puntos calientes en el centro.

El discurso que mantiene ahora el sector de Ciudadanos en el Consistorio es que "Madrid no es Ponzano". La frase, que remite a que la sobresaturación en esta calle del distrito de Chamberí no es extrapolable al resto de la ciudad, esconde precisamente el ingrediente de la seguridad. Después de varias manifestaciones vecinales en diferentes barrios por el fin de las terrazas, una de las últimas bazas de Villacís es la de la vida que se ha generado en lugares menos concurridos y mediáticos, como Usera, Carabanchel o Villaverde, entre otros, donde según los datos del propio Ayuntamiento se han concedido respectivamente más de una treintena de autorizaciones para que los bares y restaurantes ocupen las bandas de estacionamiento. "Es algo importante y que también hay que tener en cuenta", insisten. Así, intentan hacer una clara diferenciación entre lo que se ha denominado como zonas tensionadas, con Chamberí, Salamanca, Chamartín y Retiro a la cabeza, y el resto.

Foto: Vecinos de Chamberí denuncian los ruidos insoportables en la zona. (Isabel Blanco)

Fuentes de la Concejalía de Coordinación Territorial, Transparencia y Participación Ciudadana, que dirige Silvia Saavedra (Cs), confirman a El Confidencial que la intención es prolongar las terrazas hasta 2023 cuando venza el permiso el próximo 31 de diciembre, aunque la fecha también podría variar. Esto excluye en principio los puntos más saturados de la ciudad, pero el Área aún debe determinar qué se considera como una zona tensionada para actuar en consecuencia. En ese sentido, prevén tener listo a finales de este mes un mapa pormenorizado con las ubicaciones más conflictivas, que se estudiarán en cada caso para decidir si pueden continuar o no. "La idea es que las terrazas sigan con carácter general y después hacer intervenciones quirúrgicas", explican. Según los datos facilitados por este departamento, se han concedido 3.667 nuevos permisos, de los cuales 933 son en la zona de aparcamiento de las calzadas, tanto en zona azul como verde. En principio, solo será ese cerca de millar de estructuras las que puedan continuar; las ampliaciones concedidas por la pandemia desaparecerán.

El plan en el que trabaja Coordinación Territorial contempla la inclusión de varias figuras novedosas para lograr el equilibrio entre los intereses de los vecinos y de los bares y restaurantes. La más destacada es la del responsable de terrazas, que será el encargado de los establecimientos para atender las posibles demandas de los afectados. También la revisión de los locales para subsanar posibles irregularidades y un protocolo consensuado con los empresarios para integrar los veladores en el entorno y alcanzar cierta homogeneidad y armonía visual con el mobiliario, además de las garantías de accesibilidad y movilidad para los peatones. No obstante, en la concejalía insisten en que "nada está cerrado" y que todo debe consensuarse con el resto de implicados.

El Ayuntamiento tendrá listo a finales de mes un mapa con las zonas de terrazas más conflictivas

Si bien reconocen en parte el efecto de la seguridad y saben de algunos ejemplos, la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid (FRAVM), que engloba al grueso de estos colectivos, recela de que se pueda hablar de algo generalizado. "Creemos que no es suficiente justificación, porque también se podría aplicar a otro tipo de locales. Lo más justo es que cuando acabe el plazo, todo vuelva a su ser", valora su presidente, Quique Villalobos, a El Confidencial, en alusión a la fecha límite del próximo 31 de diciembre. Después de numerosas reuniones con el Ayuntamiento, desde la FRAVM consideran que ninguno de los argumentos expuestos pesa más que el silencio y el descanso. "Por cada caso en el que las terrazas han sido positivas, hay otros cuatro o cinco de lo contrario", subraya Villalobos.

Nada que ver, obviamente, con la posición de los hosteleros, muy cerca de Villacís. A su juicio, las terrazas son un eje imprescindible. "Aportan consumo al barrio, fundamentalmente al comercio por permanencia de los clientes en las terrazas, ambas actividades se complementan y dan servicio completo a los ciudadanos", declara Juan José Blardony, presidente de Hostelería Madrid.

Foto: Una persona sostiene un cigarrillo en la terraza de en un bar en Santa Cruz de Tenerife. (EFE)

La seguridad, aunque prácticamente inédita en este debate, sí es uno de los argumentos habituales de otros partidos que parece extenderse ahora. Vox, por ejemplo, se refiere a ella continuamente en su ofensiva contra la inmigración ilegal, precisamente para agitar al electorado de los mismos barrios y distritos que ahora citan desde Ciudadanos. Las elecciones del pasado 4 de mayo en la Comunidad de Madrid son un claro ejemplo de ello.

Diferencias con el PP

Las terrazas también están presentes, y mucho, en la relación entre el PP y Cs como socios de Gobierno. Las fricciones son constantes, hasta el punto de que el equipo del PP en Cibeles considera que esta pelea con Villacís está al mismo nivel que la vivida en torno a Madrid Central. Un verdadero quebradero de cabeza y punto de desencuentro. La posición del equipo de José Luis Martínez-Almeida es mucho más reservada, tanto en los plazos como en el número de autorizaciones, y recela de las pretensiones de sus socios. Nada que ver con la propia Villacís, que dejó bien clara su posición en mayo del año pasado con una imagen que alimentó todo tipo de críticas y de comentarios jocosos en diferentes ámbitos, al cortar tras las restricciones la cinta de una terraza como quien inaugura un superproyecto. Como en el caso de la zona de bajas emisiones, las principales tiranteces se dan nuevamente con la concejalía de Medio Ambiente y Movilidad, habida cuenta de que depende de ellos la concesión de los permisos para ocupar la zona de aparcamientos del Servicio de Estacionamiento Regulado (SER). Ambas partes, no obstante, señalan que esperan que el resultado final satisfaga a todos.

placeholder Protesta contra las terrazas en el distrito de Retiro. (Cedida)
Protesta contra las terrazas en el distrito de Retiro. (Cedida)

Los anhelos de Ciudadanos por mantener estas instalaciones contrastan con la cautela del PP. No es que quieran el final incondicional de los nuevos permisos como exigen los vecinos, pero sí una mayor sensibilidad o celo en algunas zonas para primar el descanso vecinal. Se da la circunstancia de que los distritos donde más problemas hay con las terrazas son los principales feudos del partido de Pablo Casado en la capital, donde Ciudadanos ha pasado a una presencia casi testimonial en las últimas elecciones. Salamanca (536 nuevas instalaciones), Chamberí (517), Chamartín (414) y Retiro (269) encabezan la clasificación de los barrios con más veladores instalados en la pandemia, con 1.736 de un total de 3.667 autorizaciones desde mayo de 2020, al tiempo que destacan como las zonas con un voto masivamente popular. En los comicios del 4-M, por ejemplo, Díaz Ayuso obtuvo en Salamanca y en Chamartín más del 60 por ciento de los apoyos, mientras que la formación naranja no llegó ni al 5 por ciento en ninguno de los casos. Almeida, por su parte, también consolidó su fuerza en 2019 en estos lugares.

En paralelo a la negociación, el Ayuntamiento de Madrid trabaja también en una nueva ordenanza de terrazas, sin actualizarse desde el año 2013, con la aspiración de que pueda conjugarse correctamente con la normativa sobre el ruido. Desde Coordinación Territorial, pese a todo, indican que en los últimos meses solo ha habido 215 reclamaciones por irregularidades o problemas con los nuevos veladores.

La continuidad o no de las terrazas instaladas por el covid-19 se ha convertido en un asunto fundamental para la ciudad de Madrid. Para el Ayuntamiento, para los vecinos y para los hosteleros. El debate abierto en los últimos meses posee un componente meramente económico y social, pero también de estrategias partidistas, con un equilibrio más que complicado entre todos los actores. Con Ciudadanos en horas bajas y con la capital como su último reducto, la vicealcaldesa Begoña Villacís trata de abanderar la defensa de la hostelería y de los nuevos veladores desde el inicio, como un reflejo de Isabel Díaz Ayuso y su éxito, y está decidida a llegar hasta el final. En su deseo de prolongar la presencia de las mesas y banquetas, y siempre con la disputa con el PP en paralelo, ha introducido una nueva variable: la sensación de seguridad y el dinamismo que aportan a los barrios periféricos, más allá de los puntos calientes en el centro.

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