Es noticia
La revolución contra el 'fast fashion' en Madrid: dale una segunda vida a tu ropa
  1. España
  2. Madrid
olvídate del 'usar y tirar'

La revolución contra el 'fast fashion' en Madrid: dale una segunda vida a tu ropa

La Casa Encendida, Altrapo Lab, Recumadrid o Ecoalf son algunas de las iniciativas de la capital para fomentar la economía circular de la industria textil

Foto: 'Maratón textil', una iniciativa de La Casa Encendida y Altrapo Lab. (Arturo Laso)
'Maratón textil', una iniciativa de La Casa Encendida y Altrapo Lab. (Arturo Laso)

Donaciones, tiendas de segunda mano y de arreglos, aplicaciones de compraventa de prendas usadas, contenedores municipales para reciclar la ropa que se apila sin uso en el fondo del armario, consejos en redes sociales, quedadas para aprender a reparar tejidos... Cada vez son más las opciones que los madrileños tienen al alcance de la mano para abandonar el modelo de ‘usar y tirar’ que marca gran parte del sector textil. En tan sólo dos décadas, la producción de ropa se ha duplicado, con una estimación de 100.000 millones de prendas fabricadas al año y un tiempo medio de uso de cada prenda que se ha reducido en un 40 por ciento, según datos aportados en el último 'Maratón de reciclaje textil creativo', organizado hace unos días por La Casa Encendida y el colectivo Altrapo Lab, y donde se quiso incidir en el impacto que genera esta industria en el medio ambiente.

Foto: Una persona circula en bici por Madrid. (Alejandro Martínez Vélez)

Ahora, la presión social por una mayor sostenibilidad, el nacimiento de colectivos concienciados con una moda sostenible, la investigación de nuevos materiales y la creación de empresas que confeccionan prendas de vestir y complementos minimizando el uso de materias primas empieza a calar entre los ciudadanos que, cada vez más, buscan mayor calidad y duración de la ropa. Empieza a estar de moda el intercambio y el arreglo y vestir prendas que proceden de botellas de plástico, redes de pesca o posos de café.

Recumadrid

Elisa Hernández de Pablo, responsable del área de Medio Ambiente de La Casa Encendida, considera “fundamental trabajar en la sensibilización de la sociedad para comprender las implicaciones del ‘fast fashion’ y su fuerte impacto en el uso de recursos y en la generación de residuos”. Se debe trabajar para “desarrollar herramientas prácticas, como estaciones de reparación de ropa, que permitan dar una segunda vida a prendas que no se quieren tirar, que solo tienen algún roto o un desperfecto y que se pueden reparar”.

Foto: Un murciélago de la Comunidad de Madrid en manos de Elena Tena. (Cedida)

Es importante “explicar proyectos como Recumadrid, que permite a los ciudadanos conocer qué significa comprarse una camiseta de 3 euros que luego deja de ser útil al poco tiempo porque el material es muy malo y se tira. Este problema se ha generado en los últimos 20 años, ha crecido de manera exponencial y está en nuestra mano poder encontrar soluciones”.

placeholder 'Maratón textil' en La Casa Encendida. (Arturo Laso)
'Maratón textil' en La Casa Encendida. (Arturo Laso)

Soluciones que están al alcance de los ciudadanos, como consumidores, pero también en la industria, “que tiene que ponerse las pilas para crear productos de mayor calidad y duraderos”, como cuenta a El Confidencial Zaloa Basaldua, de Altrapo Lab, cooperativa de iniciativa social que trabaja entorno al reciclaje y la reutilización textil. “Sería conveniente fabricar productos 'mono materiales', no mezclar fibras para favorecer el reciclaje. Habría que incorporar a expertos en diseño circular para concebir las prendas dentro de todo el proceso, en toda su vida útil. Hay que lanzar mensajes a la ciudadanía para que vayan más allá del ‘comprar y tirar’. Mensajes relacionados con la reparación de las prendas y las compras de mayor calidad y duración”.

Qué podemos hacer como consumidores

Urge activar la economía circular en la industria textil. “Nosotros tenemos un grado de responsabilidad. Como consumidores, lo primero que podemos hacer es mirar lo que ya tenemos en nuestros armarios y realizar compras más conscientes. Si algo ya no lo usamos, hay que pensar que existen canales para intercambiar ropa, que es lo que hacíamos antes con familiares y que ahora podemos ampliar al grupo de amistades. También se pueden buscar espacios vecinales donde se organicen eventos de intercambio de ropa y talleres de reparación de tejidos”.

En definitiva, cuenta Basaldua, “tenemos que relacionarnos con nuestra ropa de otra manera. Conocer el impacto social y medioambiental de esta industria y tomar conciencia, pero sin dejar de consumir, hay que hacer un uso más consciente de la ropa”.

Foto: Una materia prima como cualquier otra, capaz de generar riqueza. (iStock)

Hay mucho humor e ingenio publicado con las etiquetas de las prendas, porque algunas ocupan más que el propio producto. Más allá de la mofa, Zaloa recomienda leer todas las especificaciones para cumplir con las indicaciones propuestas por el fabricante. “Son pequeñas acciones para que la ropa dure más, además de reutilizar y reparar”. El residuo textil genera un grave problema al medio ambiente. “Son cantidades ingentes de ropa que no tienen un destino claro. Cada día se derivan a países del sur toneladas y toneladas de prendas”.

placeholder Prenda de la firma madrileña Ecoalf. (Ecoalf)
Prenda de la firma madrileña Ecoalf. (Ecoalf)

En este cambio de modelo también se necesita el apoyo de los ayuntamientos, con acciones que complementen los contenedores de recogida de este tipo de residuos. “Hace falta investigación e inversión. En Madrid, las empresas pagan por la gestión de estos residuos, cuando en otras localidades son las administraciones las que abonan a las empresas este tratamiento de los residuos textiles”. Este matiz es importante porque ese dinero “se puede invertir en investigación para reconvertir este residuo”.

Firma Ecoalf

Inversión, investigación y decisión. Las miradas están puestas en los grandes actores de la industria textil, en las grandes empresas, pero son las pequeñas quienes llevan tiempo marcando tendencia en la revolución verde de los tejidos. Con esa filosofía de convertir un residuo en una prenda de vestir nació, en 2009, la firma madrileña Ecoalf, “con la vocación de crear una marca de moda que fuera sostenible. Y lo más sostenible es no seguir usando los recursos naturales del planeta”, como cuenta en El Confidencial Javier Goyeneche, su fundador. El proyecto nació con el objetivo de “crear una nueva generación de productos a través de materiales reciclados y con la misma calidad que los productos no reciclados".

"La moda siempre está entre las tres primeras industrias contaminantes", apunta Goyeneche

Goyeneche recuerda que “la moda es un sector muy bonito pero, desgraciadamente, también uno de los que más poluciona el mundo por el consumo de agua, las emisiones de CO2 y generación de residuos. La moda siempre está entre las 3 o 4 primeras industrias contaminantes, porque el mercado lleva demasiados años liderado por la filosofía del ‘compro y tiro’ y esto hace que millones de prendas acaben en los vertederos, creando un destrozo medioambiental enorme. Si pensamos en el número de habitantes que seremos en el 2050, no existirán suficientes recursos naturales, ni vertederos, ni agua para seguir fabricando prendas y mantener este modelo”.

Se trata de un modelo en el que “se queman bosques para plantar algodón con el que fabricar camisetas de 5 euros que van a terminar en un vertedero en menos de dos años. Claramente, este modelo económico no funciona, va a explotar y todos tenemos que empezar a ser conscientes de la huella que genera cada prenda que consumimos”.

La investigación de nuevos materiales ha permitido a esta empresa madrileña “utilizar distintos tipos de residuos que se reciclan y se convierten en nuevos polímeros, hilo y tejido. Por ejemplo, las redes viejas de pesca, la poliamida de mejor calidad que existe en el mundo. Del petróleo a una red de nailon hay 17 pasos. De una red de pesca de nailon 6 a un tejido nuestro son 7 pasos, es decir, un ahorro en agua, emisiones y energía en este proceso inverso. También reciclamos los restos del café de las cafeterías. Ese poso húmedo que sobra lo convertimos en polvo y lo mezclamos con polímeros de botellas de plástico, que también recogemos de mares y océanos, para dar propiedades naturales a los tejidos. Con los restos de algodón que sobran de las fábricas o que se tiran a la basura, se trincha y se convierte en un hilo muy pequeño con el que hacemos camisetas. Hacemos lo mismo con restos de lana y cachemir. Estamos todo el día buscando residuos para transformarlos en productos de muy buena calidad”. Sin planeta B, los actuales patrones de precio y consumismo exacerbado no tienen sentido y el I+D+I ofrece alternativas para el cambio de tendencia.

Donaciones, tiendas de segunda mano y de arreglos, aplicaciones de compraventa de prendas usadas, contenedores municipales para reciclar la ropa que se apila sin uso en el fondo del armario, consejos en redes sociales, quedadas para aprender a reparar tejidos... Cada vez son más las opciones que los madrileños tienen al alcance de la mano para abandonar el modelo de ‘usar y tirar’ que marca gran parte del sector textil. En tan sólo dos décadas, la producción de ropa se ha duplicado, con una estimación de 100.000 millones de prendas fabricadas al año y un tiempo medio de uso de cada prenda que se ha reducido en un 40 por ciento, según datos aportados en el último 'Maratón de reciclaje textil creativo', organizado hace unos días por La Casa Encendida y el colectivo Altrapo Lab, y donde se quiso incidir en el impacto que genera esta industria en el medio ambiente.

Ropa