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Ayuso sofoca la revuelta de los médicos a dos meses de las elecciones
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Ayuso sofoca la revuelta de los médicos a dos meses de las elecciones

El comité de huelga de Amyts y la Consejería de Sanidad han llegado a un “preacuerdo verbal” para desencallar la situación de la atención primaria. Se inicia así el final de un conflicto cronificado

Foto: Manifestación en defensa de la sanidad pública. (EFE/Rodrigo Jiménez)
Manifestación en defensa de la sanidad pública. (EFE/Rodrigo Jiménez)

“Hemos llegado a un preacuerdo verbal”, señaló la secretaria general de Amyts, Ángela Hernández, a la salida de la decimocuarta reunión con la consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid. Tres meses y cuatro semanas después, la luz al final del túnel empieza a desdibujarse entre los muros de la administración. Ahora tendrán que ser los propios médicos de Atención Primaria los que den el visto bueno para que las medidas se apliquen en los centros de salud. Si los profesionales aceptan, lo más probable es que este jueves se produzca un nuevo encuentro para terminar de acercar posturas. Se podría así fin a un conflicto encallado desde finales de noviembre y a escasos 70 días para las elecciones autonómicas.

Foto: Concentración frente al centro de salud Puerta del Ángel. (A.F.)

Los detalles del “preacuerdo” todavía no han trascendido. Hernández explicó que esperarían a que los médicos de Atención Primaria fuesen conocedores de las nuevas condiciones para hacerlas públicas. La principal reivindicación sindical siempre fue la financiación. La CAM propuso hace semanas un suplemento de 400 euros, pero Amyts argumentó que era a costa de eliminar otro complemento retributivo ya existente. En estos meses se han producido 14 reuniones, dos encierros, decenas de protestas frente a los centros de salud más castigados de la región y dos multitudinarias manifestaciones que consiguieron congregar 200.000 y 250.000 personas en defensa de la sanidad pública. “No es una solución, pero nos conformamos con que haya un cambio de rumbo para que deje de deteriorarse [la atención primaria en Madrid]”.

En la misma línea, este miércoles también se han reunido miembros del comité de huelga hospitalaria con la administración pública. Los resultados también han sido positivos. Ha habido un "acercamiento para evitar futuros conflictos", en palabras de Amyts, y "se ha trasladado voluntad de realizar una nueva reunión mañana o pasado".

Se inicia así el principio del fin de un enfrentamiento cronificado. Con el tiempo, las batas blancas se convirtieron en el principal frente al que debía hacer frente la presidenta de la Comunidad de Madrid. A escasos dos meses para las elecciones autonómicas, Ayuso calma las aguas. “Deseamos que la huelga finalice ya”, declaró en rueda de prensa tras el Consejo de Gobierno este miércoles.

Foto: Una de las cuatro cabeceras de la manifestación por la sanidad pública de este domingo en Madrid. (EFE/Zipi)

El conflicto ha pasado por varias fases. La primera semilla del descontento germinó en los antiguos centros hospitalarios de urgencia, ahora denominados PAC. Cerraron durante la pandemia y su reapertura avecinó el desastre: algunos de ellos no contaban con médicos presenciales y la apuesta por la teleasistencia provocó que los sanitarios levantaran la voz. Empezó así una nueva marea blanca que se expandió, también, al resto de Comunidades Autónomas. Las jubilaciones, el desencanto por sus condiciones laborales y la fuga de cerebros terminó de gestar un malestar generalizado en los pasillos sanitarios. A principios de noviembre no parecía que el mensaje hubiera calado en exceso, pero el 12 de noviembre se congregaron más de 200.000 personas en el centro de la capital en defensa de la sanidad pública.

La administración reaccionó alegando que muchos de los asistentes de la manifestación ni siquiera eran madrileños y que era una concentración politizada. El argumento se ha mantenido hasta ahora. Básicamente, la CAM considera que el conflicto sanitario era una bala perfecta para la izquierda para arremeter contra el Ejecutivo de Ayuso. Más aun cuando se filtró un audio interno de una sindicalista tras una reunión con profesionales en huelga. En este, se barajaba la posibilidad de alargar el paro facultativo hasta las elecciones. Y no sentó nada bien a la Comunidad.

Foto: Manifestación en defensa de la sanidad pública en Madrid. (Getty/Europa Press/Alejandro Martínez Vélez)
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En cualquier caso, los últimos meses han sido un tira y afloja constante. A esa primera semilla de los PAC se fueron sumando otras. La de Atención Primaria es la que más se ha enraizado; ha liderado la atención de los problemas del sistema sanitario de Madrid. En mitad de estos paros indefinidos que arrancaron el 21 de noviembre, se han sucedido otros tantos. Sin ir más lejos, los pasados 1 y 2 de marzo se convocó una huelga de facultativos hospitalarios. E incluso los trabajadores de la sanidad privada reprochaban una renovación del convenio colectivo con la patronal de hospital. Al final, todo se traduce en un efecto dominó. Las citas en los ambulatorios se prolongan en el tiempo, lo que provoca un aumento de pacientes en urgencias, y lo que ha derivado en un aumento de inversión de seguros privados.

Foto: Manifestación contra la gestión sanitaria de Isabel Díaz Ayuso en Madrid. (EFE/Zipi)

Pero Madrid no ha sido el único territorio marcado por la polémica sanitaria, aunque sí el más duradero. Durante semanas, la CAM se preguntaba por qué los madrileños no cedían a las condiciones ofertadas que otros profesionales en otras regiones sí habían aceptado. Lo que explicó Amyts a este diario era la falta de exactitud en las propuestas y ausencia de garantías. “¿Y qué pasa con el paciente 35?” La administración ofreció a los médicos reducir las agendas a un máximo de 34 pacientes –los pediatras a 24– en consultas entre 10 y 15 minutos. Además, y de forma voluntaria, se ofrecía a los facultativos ampliar su jornada entre una y cuatro horas cobrando un máximo de 200 euros diarios. El sindicato consideró que la solución no podía ser un trabajo voluntario, sino una medida integral. Con todo, las posturas continuaron muy distantes.

El cansancio de ambas partes empezaba a dejarse entrever: afirmaban que lo que querían era conseguir desconvocar la huelga. El runrún continuó mermándose. Los médicos se encerraron en la consejería de sanidad y convocaron concentraciones todas las semanas. A esas solo iban batas blancas y la participación ciudadana apenas se percibía. Pero el 12 de febrero se celebró una segunda manifestación en el centro de la capital. Esta vez, la cifra de participación ascendió a las 250.000 personas. Ruiz Escudero fue claro: “No nos va a derivar en nuestra estrategia sanitaria”.

Paralelamente a estas protestas, el seguimiento de los facultativos parados era cada vez menor. Al inicio de la huelga del 21 de noviembre, en torno al 30% de la plantilla no acudió a trabajar. Las semanas fueron pasando y el porcentaje llegó a situarse por debajo del 1%.

“Hemos llegado a un preacuerdo verbal”, señaló la secretaria general de Amyts, Ángela Hernández, a la salida de la decimocuarta reunión con la consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid. Tres meses y cuatro semanas después, la luz al final del túnel empieza a desdibujarse entre los muros de la administración. Ahora tendrán que ser los propios médicos de Atención Primaria los que den el visto bueno para que las medidas se apliquen en los centros de salud. Si los profesionales aceptan, lo más probable es que este jueves se produzca un nuevo encuentro para terminar de acercar posturas. Se podría así fin a un conflicto encallado desde finales de noviembre y a escasos 70 días para las elecciones autonómicas.

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