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Crazy Factory: 72 horas de cola en Leganés para conseguir teles de cientos de euros a 15
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LAS DEVOLUCIONES DE AMAZON

Crazy Factory: 72 horas de cola en Leganés para conseguir teles de cientos de euros a 15

Un grupo de iraníes han establecido un método para ser los primeros. Se encargan de vigilar que nadie se cuele. Revenden lo que compran, fundamentalmente televisores y otros electrodomésticos, a un precio mayor

Foto: Dos aficionados buscando las mejores ofertas. (L.F.)
Dos aficionados buscando las mejores ofertas. (L.F.)

La guerra por sobrevivir a punta de reventas. Cada miércoles, una caravana estaciona enfrente de un almacén del tamaño de una piscina olímpica llena de devoluciones de Amazon en Leganés, Madrid. No saldrá de allí hasta la última hora de la tarde del viernes. En ella, cinco amigos de origen iraní duermen en colchones en el suelo entre botellas de agua y Coca Cola. Detrás de ellos, decenas de personas en las siguientes horas seguirán llegando en sus coches con sillas, mesas y tuppers con comida para aguantar dos días durmiendo bajo las estrellas. Esperan pacientes a que sean las 10.00 del viernes, cuando Crazy Factory abre sus puertas y repone la mercancía.

El procedimiento siempre es el mismo: aparcan, saludan y se anotan en un folio en blanco en donde se va creando una lista que después servirá para saber en qué orden podrán entrar al almacén. Ahí empieza la espera.

Foto: Islas Phi Phi en Tailandia. (Unsplash)

No es la primera vez que esta escena se repite. Desde febrero, cuando el almacén se inauguró en Leganés y se volvió viral, muchos madrileños han convertido en su negocio comprar productos en el almacén y revenderlos en internet. “Es una entrada extra que necesito ahora”, explica Pedro, de 30 años, mientras espera en la cola.

Crazy Factory es un outlet que vende devoluciones de Amazon. La mecánica es la siguiente: los viernes cualquier elemento de la tienda se vende a 15 euros, es el día en el que entran los nuevos productos y cuando hay posibilidad de conseguir televisores de cientos de euros por un precio rídiculo. El resto de días hasta el siguiente viernes, los precios se van reduciendo hasta alcanzar un euro los jueves. Se puede comprar desde una espátula para la cocina hasta herramientas, planchas para el pelo y todo tipo de electrodomésticos con un valor muy superior en el mercado. Entrar el miércoles, que todo cuesta tres euros, o el jueves, para los ansiosos de la cola no es negocio. Saben que el viernes es el día que vale la pena porque es cuando llegan los camiones con el stock.

placeholder Prendas de ropa a la venta. (A.F.)
Prendas de ropa a la venta. (A.F.)

El jefe de la cola y el que mantiene el control, como asegura él mismo, es un hombre que duerme en la caravana con sus amigos. Tiene 25 años, la piel morena y ojos verdes, y se hace llamar Raúl. Desde su caravana, con voz grave, va supervisando que nadie se cuele.

Raúl odia la palabra emprender. Asegura que el éxito de su negocio es que a pesar de haber nacido pobre, no tiene mentalidad de pobre. Desde hace meses, además de llevar un negocio de tapetes, acampa enfrente del almacén para lograr ser el primero en la cola y comprar los mejores productos para después dedicar el resto de la semana a revenderlos. “Hoy logré tres planchas marca Ghd por 15 euros cada una, se las venderé a alguna peluquería a 160 euros”, afirma. Cada una tiene un precio en el mercado de 180 euros.

placeholder La caravana de Raúl. (L.F.)
La caravana de Raúl. (L.F.)

El hombre que desafía a Amazon desde su caravana no siempre lo ha podido hacer desde un lugar tan cómodo. Cuando empezó a venir, dormía en la calle, pero con el paso de las semanas fue perfeccionando su técnica. “Ahora mi plan es abrir mi propio negocio comprando lotes de productos de Amazon y montarles la competencia a los chinos. He visto los errores que cometen, y mi negocio será mejor”, afirma sin el menor atisbo de duda.

A Pedro pasar la mitad de su semana haciendo cola le ha traído muchas discusiones con su mujer. Ya lleva más de dos meses en esto. La primera vez gastó 500 euros en mercancía. Fue un error. Explica que lo inteligente es comprar 100 euros de productos. Mejor seis productos muy buenos que se venden rápido que muchos malos. “Tienes que ser muy ágil”. La mayoría están nuevos o han sido usados solo un par de veces, aunque este par de usos a veces basta para que, de cuando en cuando, se cuele algún producto en mal estado.

placeholder Decenas de aficionados intentando encontrar el mejor chollo. (L.F.)
Decenas de aficionados intentando encontrar el mejor chollo. (L.F.)

Pablo, Raúl y todos los que andan por la zona conocen el almacén: lo han descubierto por los videos de Instagram y TikTok que hacen los dueños de Crazy Factory. El jueves, en un grupo de Telegram, suben fotos de todos los productos que les llegaron y van a vender el viernes. Así, la gente sabe lo que puede llegar a conseguir y se motiva. Es cuestión de suerte. Ni el dueño del almacén o sus clientes saben lo que vendrá en el siguiente camión.

El azar lo es todo en el mundo de las reventas. Y rebuscar entre los cajones es un arte que Raúl ha aprendido a dominar. Por lo que ahora manda a la mitad de su equipo al almacén de Crazy Factory que tienen en Parla. Sabe que cuanto más centros, mejores chollos podrá revender a precio de mercado.

Hay reglas muy claras que intentan mantener el control. No se pueden comprar más de 10 productos por persona, no se puede correr dentro del local y no hay cambios o devoluciones. No obstante, la ley más importante no está escrita en ningún sitio: prohibidísimo colarse en la cola. Eso puede enfadar al jefe que después de tres días sin dormir en su cama, no se lo tomará muy bien.

A las dos de la tarde del viernes han arrasado con todo. Solo quedan cajas vacías y papeles de envoltura en los cajones entre productos que no valen más de 15 euros. Lámparas, secadores y básculas esperarán a los clientes del sábado, que por 12 euros compraran las sobras de lo que a los primeros de la cola no les interesó.

La guerra por sobrevivir a punta de reventas. Cada miércoles, una caravana estaciona enfrente de un almacén del tamaño de una piscina olímpica llena de devoluciones de Amazon en Leganés, Madrid. No saldrá de allí hasta la última hora de la tarde del viernes. En ella, cinco amigos de origen iraní duermen en colchones en el suelo entre botellas de agua y Coca Cola. Detrás de ellos, decenas de personas en las siguientes horas seguirán llegando en sus coches con sillas, mesas y tuppers con comida para aguantar dos días durmiendo bajo las estrellas. Esperan pacientes a que sean las 10.00 del viernes, cuando Crazy Factory abre sus puertas y repone la mercancía.

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