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Chupas y parkas, la exposición que pone en valor la importancia de la cultura mod y rocker
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Chupas y parkas, la exposición que pone en valor la importancia de la cultura mod y rocker

El Museo de Antropología de Madrid acoge una muestra sobre dos de las subculturas urbanas más icónicas del siglo XX. Motocicletas, prendas de vestir, pasando, fanzines, fotos o discos podrán verse hasta finales de septiembre

Foto: Una de las imágenes de la exposición. (Cedida)
Una de las imágenes de la exposición. (Cedida)

Fue hace sesenta años cuando rockers y mods se hicieron virales. Desde las playas de Brighton, aquellas imágenes surcaron el mundo entero, y llegaron hasta los principales periódicos del planeta. Eran jóvenes con una estética muy determinada, unos vestían polos Fred Perry, chaquetas Harrington y botas Chelsea, mientras que los otros se caracterizaban por llevar pantalones tejanos, cazadoras de cuero y zapatos en punta.

“Espectacular batalla entre dos bandas: 800 mods contra 200 rockers”, se podía leer en el diario Pueblo la jornada siguiente a aquella tangana. Los meses posteriores publicaciones como Triunfo, Paris Match, Life o Gaceta Ilustrada comenzaron a interesarse por ellos. Era el inicio de una historia singular. Con ella da comienzo una de las exposiciones más curiosas e interesantes de la temporada.

La cultura como identidad

Y es necesario aplaudir al Museo de Antropología, el encargado de acoger esta muestra, que bucea en la historia de dos de las subculturas urbanas más icónicas del siglo XX. La exposición, que puede verse hasta finales de septiembre, es uno de esos viajes que se disfrutan embelesado. El relato no deja atrás ninguno de los objetos más señalados de cada movimiento, desde motocicletas a prendas de vestir, pasando por incontables fanzines, fotos o discos.

placeholder Una de las salas de la exposición. (Cedida)
Una de las salas de la exposición. (Cedida)

Como se encargan de resaltar desde el propio museo, estas subculturas se articulan alrededor de conceptos como el sentido de grupo, pertenencia e identidad. Sus integrantes adoptan símbolos, lenguajes y estéticas que les permiten sentirse parte de una nueva comunidad. “La cultura se convierte así en parte de la identidad de estas personas incluso durante toda la vida”, resaltan.

Es un viaje a través de la evolución de las culturas rocker y mod desde sus orígenes hasta hoy. Dando comienzo con su aparición inicial, pasando por su auge y la revitalización que experimentaron a finales de los años 70, lo que impulsó una vasta producción cultural a nivel global, hasta su consolidación en España en los años ochenta. Todo ello de la mano de dos de sus mayores expertos, Rubén Olivares Rosell en la parte rocker y Dani Llabrés en la dedicada a los mods.

placeholder Chupas y Parkas. (Cedida)
Chupas y Parkas. (Cedida)

“En su momento, lo acontecido en Brighton fue más bien una anécdota”, comenta el segundo de ellos. “Aunque es cierto que catapultó la fama de los mods y rockers, en realidad fue un episodio insignificante. Cuando nos propusieron el proyecto, teníamos claro que no queríamos centrarlo en este hecho. Fue algo que, con el tiempo, trajo consigo muchos problemas”.

De la elegancia a los programas de radio

Los mods, en su búsqueda obsesiva de perfección, adoptaron elementos del Ivy League estadounidense y el estilo francés e italiano. Desde chaquetas de seersucker hasta trajes entallados de Brioni, su vestimenta reflejaba una estética fina y pulida. A esta mezcla añadieron una variedad infinita de prendas y detalles, manteniéndose siempre al tanto de las últimas tendencias musicales, desde el jazz de posguerra hasta el soul y el ska.

Bailaban al ritmo de la música negra en clubes emblemáticos como el Flamingo, fusionando influencias estadounidenses y europeas en su estilo de vida y sonido. Los nombres legendarios del jazz, el blues y el soul se sumaron a la escena británica, proporcionando la banda sonora para esta generación de jóvenes obsesionados con la moda y la música.

Por su parte, el rock and roll hizo su primera incursión en España en los cincuenta, principalmente entre personas de clase media-alta con acceso a tocadiscos y la capacidad de viajar y recibir influencias extranjeras. “Su llegada se facilitó también a través de los puertos marítimos y las emisoras de radio de las bases americanas, así como por las versiones europeas de éxitos estadounidenses y grupos mexicanos como Teen Tops o Los Llopis”, apuntan en la exposición.

placeholder Un concierto de los 80. (Cedida)
Un concierto de los 80. (Cedida)

Bandas y solistas locales como Los Estudiantes, Los Milos y Chico Valento permitieron que el estilo se consolidara a partir de los sesenta, con formaciones como Sirex y Mustang en Barcelona, y artistas como Mike Ríos y Bruno Lomas.

El fin de la dictadura facilitó la aparición de los rockers en las calles españolas, con programas de radio y televisión como Champú, peine y brillantina, El cocodrilo y Flor de Pasión, así como estrenos cinematográficos como American Graffiti y The Wanderers. “Surgieron bandas míticas como Loquillo y los Intocables, Los Rebeldes, Golden Zippers y Bulldog, alcanzando su apogeo durante los años 80 antes de regresar al circuito alternativo en las décadas siguientes”, continúan comentando.

Influencias y lambrettas

“El guión original que nos proporcionaron no era exactamente como se puede ver en la exposición, pero desde el principio lo tuvimos claro”, comenta Llabrés, que es autor de diferentes obras de referencia sobre el movimiento mod. “Llevo involucrado en este ámbito desde 1985, y después de haber escrito varios libros, tenía una idea establecida sobre cómo organizar y estructurar el contenido. Desde el principio tuve claro que quería enfocar una sala principal en el origen de los mods: cómo surgieron, sus influencias de otras subculturas o tribus, y explorar los elementos clave de la estética, la música y las motos tanto para los mods como para los rockers”.

placeholder Un detalle de la exposición. (Cedida)
Un detalle de la exposición. (Cedida)

Después, hicieron lo mismo con la cultura rocker: indagar en sus orígenes, moda, estética, música y su relación con el motor, para finalmente contraponer ambas culturas, simbolizadas por las dos motos que aparecen en el centro de la sala. Entre los objetos de más interés, Llabrés destaca: La Lambretta de los coleccionistas Alvaro y Mocky Dimples, “una verdadera joya de la época, con todos los detalles típicos que la hacen única”; también una parca, firmada por los miembros de bandas como The Jam, Madness y The Specials; y fanzines históricos. “Entre las piezas más reseñables se encuentra una revista inglesa de los años sesenta llamada The Mods, dirigida a chicas adolescentes”, recuerda.

Fin de ciclo

Para Llabrés, los dos movimientos están en la recta final. “Lo siento así”, dice. “Aunque sigamos organizando festivales como el Euroyeye, que ya lleva 30 años, y aunque ya haya comprado los billetes de tren y encargado la ropa al sastre desde hace seis meses. Pero sí, estamos en la recta final. Hace muchos años que ya no somos una cultura juvenil. Ya estamos bastante viejos. La media de edad ronda los 40 y pico. Con los rockers, ni te cuento. En los ochenta, cuando nos peleábamos a golpes, ya eran mucho mayores que nosotros. No sé cómo lo estarán llevando. Espero que lo lleven mejor. Pero esto se acabará con nosotros, eso lo tengo clarísimo”.

placeholder Los clásicos expuestos. (Cedida)
Los clásicos expuestos. (Cedida)

E insiste: “Ahora todo va muy rápido. Aún recuerdo de memoria todas las canciones de unos 50 discos. Antes todo costaba mucho. No teníamos dinero, así que igual podíamos comprarnos un disco al mes. Pero ese disco era oro, lo atesorábamos, lo escuchábamos una y otra vez hasta sabernoslo de memoria. Estudiábamos cada detalle, cada foto, mira cómo lleva el nudo de la corbata este tipo, fíjate en esos zapatos”.

Chupas y Parkas se completa con un fanzine, repleto de textos, y multitud de actividades que se irán desarrollando a lo largo de estos meses. También con una sala dedicada a uno de los fotógrafos que mejor inmortalizó a las dos subculturas, Miguel Trillo, que además aparece en otras salas junto a las instantáneas de Daniel Martín, Vicente Mayor y Olaf Pla, otros tres grandes retratistas.

Fue hace sesenta años cuando rockers y mods se hicieron virales. Desde las playas de Brighton, aquellas imágenes surcaron el mundo entero, y llegaron hasta los principales periódicos del planeta. Eran jóvenes con una estética muy determinada, unos vestían polos Fred Perry, chaquetas Harrington y botas Chelsea, mientras que los otros se caracterizaban por llevar pantalones tejanos, cazadoras de cuero y zapatos en punta.

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