Tomates de Aranjuez en el Ártico: así fue el viaje de unos científicos madrileños al búnker anti-catástrofes

Entre el Ártico y la Europa continental, existen pequeñas islas -pertenecientes a Noruega- donde habitan en torno a 2.500 habitantes. El archipiélago de Svalbard es el punto cardinal más al norte del planeta antes de alcanzar el tremebundo polo de hielo. Es ahí, dentro de un búnker subterráneo, donde se ubica el Banco Mundial de Semillas. En su interior guardan miles de granos de todo el mundo para prevenir su extinción. Básicamente, esta arca de Noé vegetal funciona para tener una copia de seguridad de cada especie del planeta.

Por ello, y para salvaguardar la existencia de los productos madrileños, un total de 13 semillas autóctonas de la región se han trasladado hasta esta reserva. Ahora, cinco tipos de tomates de Madrid –de Aranjuez, Olmeda, Patones… – y nueve tipos de trigo, avena y cebada están a buen recaudo. "Ha sido muy especial", señala desde la isla noruega José Pablo Zamorano, biólogo y responsable de la expedición.

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C. R. E.S.

El experto atiende a este diario a más de 5.000 kilómetros de distancia. En esta época del año nunca se llega a poner el sol del todo. La sensación de no ver jamás anochecer, explica, es un tanto extraña. Llevan casi cinco días con luz, pero el viaje merecía la pena. No obstante, no pudo acceder físicamente al interior del búnker bajo la nieve. "Está pensado como un almacén muy organizado con pasillos para que quepan todas las cajas, pero no se puede entrar", explica el biólogo.

"Además, no trabaja nadie ahí de forma regular, sino que solo abren dos o tres veces al año", señala. El entorno en el que se almacenan las especies cuentan con sistemas de refrigeración artificial de entre -3 y -7 Cº; de lo contrario, descendería más grados bajo cero. La previsión es que el búnker vuelva a abrir sus puertas en el mes de octubre; para entonces, la Comunidad de Madrid también planea llevar más material agrario.

El traslado de las semillas se ha hecho a través del Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA). El reservorio regional –Banco de Germoplasma Vegetal– se ubica en una finca experimental en Alcalá de Henares. El científico explica a este periódico el arduo proceso para conseguir la autenticidad de las especies de cereal. "Estas se generan en el Centro de Investigación de la Comunidad de Madrid", reseña, "y puedes tardar tranquilamente 10 años", continúa.

Dentro de los laboratorios, se trabaja para conseguir un organismo independiente con un valor añadido a las ya existentes. "Luego hay que plantarlas para ver cómo mejora lo que estás cultivando". Fuentes del gobierno regional matizan que estas "no están catalogadas para su venta", sino que se "conserva su material genético" para obtener "mejor rendimiento del cultivo y calidad del producto".

Además, se trabaja en coordinación con el Centro Nacional de Recursos Genéticos. El IMIDRA está dividido en áreas. Una de ellas se dedica al tema de la horticultura y fruticultura; y es la que ha gestionado las semillas de los tomates. Otra está dedicada a los cultivos extensivos, enfocada a las especies de trigo y cebada. "Tenemos otro que está muy especializado en las legumbres, otro en semillas forestales y ahora se está iniciando una colección de hongos", confiesa el biólogo. En el 2022, el instituto creó el Banco de Germoplasma de Flora Silvestre en Arganda del Rey para preservar plantas y árboles.