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Toros de la Feria de San Isidro | El camino del guerrero
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Tradicional corrida de la beneficencia

Toros de la Feria de San Isidro | El camino del guerrero

Lleno en tarde agradable con el mínimo viento que permiten estos lares, molestó a ratos, sobre todo al final de la tarde

Foto: El diestro Fernando Adrián, en la Feria de San Isidro. (EFE/Daniel González)
El diestro Fernando Adrián, en la Feria de San Isidro. (EFE/Daniel González)

Plaza Monumental de Las Ventas, 9 de junio de 2024

Tradicional corrida de la beneficencia

Primer festejo tras finalizar ayer sábado el abono isidril, rematando en realidad la serie, aunque fuera del abono. Lleno en tarde agradable con el mínimo viento que permiten estos lares, molestó a ratos, sobre todo al final de la tarde. Tras el anuncio de Morante de La Puebla de no atender de forma indefinida sus compromisos, que no retirarse, el cartel quedó finalmente en mano a mano al tener Borja Jiménez, el triunfador de la feria, otro compromiso anunciado.

Presidió desde el palco real la infanta Elena, a la que brindaron protocolariamente ambos matadores su primer toro. Su alteza correspondió pidiendo con su pañuelo la oreja de Fernando Adrián, hecho para mí, inédito.

Seis toros de Garcigrande y uno, tercero, de El Pilar, de entre 529 y 597 kilos. Correctamente presentados, aunque por su tamaño fueron objeto de protestas por parte de los que menos tienen en cuenta la procedencia de cada ganadería. Nobles y de buena condición, pero flojos en general, hubiera sido una gran corrida de toros con un poco más de fuerza. El primero, un precioso castaño de bellas hechuras que embistió con ritmo, largura y nobleza a los capotes de ambos matadores en competencia de quites y que siguió humillando con delicadeza la muleta de Sebastián. Lástima que al final se vino un poco abajo. Un gran toro ovacionado en el arrastre. El segundo, más feo, también embistió repetida y enérgicamente, aunque se mostró algo más flojo, lo que impidió un triunfo más sonado. El tercero de El Pilar, también cinqueño y muy serio, salió prácticamente parado, tuvo algunas arrancadas con buena condición, pero no dio opciones por su falta de fuerzas. El cuarto, bajito, más feo por delante y algo corto de cuello, también flojeó después de su encuentro con el caballo, posiblemente lesionado. Hubo fuertes protestas durante la faena de muleta, donde acusó más la descoordinación de sus manos. En rigor, si se considera un toro lesionado y no flojo, la presidencia actuó correctamente no devolviéndolo a los corrales. Debió abreviar Fernando para que no arreciaran las protestas. El quinto, bueno pero sin fuerza. El Sexto, más alto, el más grande de la corrida, empujó en el caballo y galopó en banderillas y rompió a embestir con bravura, transmisión y clase. Fue a más como hacen los bravos y terminó permitiendo una emocionante y sincera pelea. Fue muy ovacionado en el arrastre.

SEBASTIÁN CASTELLA, de lila y oro, ovación, silencio y silencio.

FERNANDO ADRIÁN, de blanco y plata, oreja con unánime petición, silencio y oreja que quedó en un único trofeo por el resbalón fortuito del toro al entrar a matar lo que provocó un pinchazo hondo, la contundente estocada posterior permitió su salida a hombros por la puerta grande por tercera vez consecutiva en Madrid.

Actuó de nuevo de sobresaliente Álvaro de la Calle.

Gran tercio de José Chacón en el tercero, que saludó una gran ovación, estuvo también cumbre en la lidia del noble y flojísimo quinto.

Sucumbí, tampoco hace tanto, a la presión publicitaria de nuestros días. Esa que escucha tus conversaciones, que juega con tanta ventaja. Debió ser después de un par de semanas malas, de hábitos renegables, de quejarme de mi poca voluntad a algún amigo, eso sí, después de no decir que no a su propuesta de cañas. Fueron apareciendo los mensajes en los momentos oportunos. Mi director espiritual, el algoritmo de TikTok, me fue colocando con sibilina habilidad anuncios de unos cuadernos donde apuntar objetivos, relacionar los métodos, listar todas las tareas, contestar preguntas clave y evidenciar debilidades para poder arrinconarlas con la fuerza de los hábitos, la disciplina del balance, la eficacia del repaso… "El camino del guerrero" era el sugerente título de un método que prometía tornar procrastinadores en héroes. Me lancé al reto, que lancé a los pocos días al fondo de algún cajón donde se agolpan las cosas que compro para cambiarme. Mañana mismo lo busco y empezaremos de cero.

Tengo mis motivos. La inspiración me ha inundado después de haber sido testigo del milagro de Fernando y la confirmación del idilio que vive con esta plaza. El mundo es de los guerreros, de los que entregan su alma, de los que preparan su cuerpo. Un camino tortuoso para un formidable soldado que, curtido en mil batallas, puede acabar en capitán general. O en lo que quiera. Es su tercera puerta grande de forma consecutiva. Las dos anteriores, el año pasado, con unas actuaciones que hablaban de su calado, de su determinación y entrega, de su hambre y, de manera particular, de su futuro.

La lógica de contratos por triunfos hace tiempo que en los toros sufre un desequilibrio. Por eso nadie habría adivinado que Fernando Adrián tendría más bien una mediocre temporada. No por su desempeño, sino por lo escaso y ramplón de sus contratos. No lucieron las salidas en volandas de Madrid en toda la temporada pasada, pero es que tampoco parecieron rentar al inicio de este año si repasamos hasta hoy los "logros" de su apoderado. No se anunció en ninguna feria que apuntalara su carrera. Ni siquiera en San Isidro se le pudo encontrar hueco. La puerta atrás de la Beneficiencia, ha ocurrido lo mismo en muchos casos, incluso con figuras del toreo, se ha convertido hoy en grande. Y lo ha hecho sin remedio. Lo digo porque vista la cara de Fernando al iniciar el paseíllo podría haber apostado que nadie remediaría su tercera puerta grande.

Desde el quite torero al primero de Castella a la magnífica estocada que le recetó a su último toro, todo lo que ha hecho Fernando ha sido de auténtico guerrero. De pelear cada lance por la guerra de despachos, de tener el corazón, de ponerse siempre a tiro para ganarle la batalla a la falta de afición de quienes no reclamamos activos como este torero para defender nuestra fiesta.

Foto: La plaza de Las Ventas acoge el evento de presentación de los carteles para la Feria de San Isidro y los galardones Plaza 1. (Europa Press/Eduardo Parra)

Cinco o seis faroles de rodillas para recibir a su toro, pases a milímetros de su espalda, de pie, de rodillas, de lo que haga falta. Pose, temple y firmeza mejoraron unos toros y arrancaron fuertes oles que callaron las protestas de quienes vinieron a reventarlo todo. Y por si fuera poco es un cañón con la espada. Solamente el resbalón de "Bromista", su tercer toro, en el trance de matar, provocó un desajuste con esa escopeta que tiene entre su pecho y su espada. Corazón, se llama. Resbaló también Fernando por no encontrar dónde apoyar el ímpetu de su cruzada con las guadañas del toro. Menos mal que los guerreros no se rinden. Empuñó otra vez la espada en menos de doce segundos y repitió su técnica, que es darlo todo, y rodó el toro tan muerto como los tiempos de escasez de contratos para este torero. O eso esperamos todos.

Merecidísima oreja, meritoria puerta grande. Salió rodeado de jóvenes, muchos paisanos, supongo de las tierras más taurinas de nuestra Comunidad de Madrid. Es un valor añadido que muestra su personalidad atrayente y la necesidad de la fiesta para incorporarlo al circuito. Solo deslució el evento el empeño de la policía en hacer de ese momento, el más feliz de su vida, una especie de pasarela absurda por fría, distante y protectora. Dejen acercarse a la gente a guerreros de este tipo, muchos más saldrán inspirados por su roce y su energía. Mañana empiezo.

Plaza Monumental de Las Ventas, 9 de junio de 2024

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