Es noticia
Los otros 'vecinos del Bernabéu' ignorados: "Hace 10 años que acampan frente a mi casa"
  1. España
  2. Madrid
NO HAN CONSEGUIDO TANTO RUIDO MEDIÁTICO

Los otros 'vecinos del Bernabéu' ignorados: "Hace 10 años que acampan frente a mi casa"

Convivir con el WiZink Center, con el Mad Cool o con la plaza de toros de Vista Alegre tampoco es un regalo, si bien los medios no están tan atentos con estos afectados

Foto: Una de las acampadas en el Wizink Center. (Cedida)
Una de las acampadas en el Wizink Center. (Cedida)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Los vecinos del Bernabéu no son vecinos cualquiera. En la zona afectada por los ruidos del estadio abundan los pisos de un millón de euros y entre sus habitantes hay ilustres magistrados, juristas, empresarios y políticos. Quizá por esto sus quejas han conseguido llegar a todos los medios de comunicación en poco más de dos meses y escalar su problema hasta Bruselas. No tienen el poder de Florentino Pérez, pero juntos son capaces de molestarle.

Sin embargo, en Madrid hay miles de vecinos que sufren cada día los eventos de la ciudad en silencio. No es que no se quejen, sino que nadie les presta atención. Antonio Rodríguez vive desde hace cincuenta años a pocos metros del WiZink Center, al que él sigue llamando el Palacio de los Deportes. "Los madrileños pagamos 125 millones de euros para reconstruirlo después del incendio, de modo que lo considero una instalación 100% pública, no voy a llamarlo con el nombre de un banco", dice a este periódico.

Era consciente, desde que se mudó, de que allí se celebraban eventos deportivos semanalmente. Ese no es el problema. "Hace doce años se cedió la explotación del recinto a una empresa especializada en música en vivo y ahí empezó nuestro infierno", lamenta. "No nos importa que jueguen el Madrid y el Estudiantes; es más, a la mayoría nos gusta. Lo que pasa es que el Palacio de los Deportes ya no es para deportes: hace mucho tiempo que no hay ningún tipo de actividad deportiva, solo conciertos. Y, bueno, no pasa nada por tener diez, veinte conciertos al año, como al principio, pero es que estamos en 180 anuales. Te daré un dato: entre noviembre y diciembre del año pasado, solo en Navidad y Año Nuevo pararon. El resto de días, todos, hubo eventos. Y de ellos, solo seis fueron deportivos".

Los vecinos del entorno del Palacio de los Deportes llevan muchos años sufriendo las consecuencias de la eventificación de Madrid. No pueden, por ejemplo, salir a pasear al perro por la noche, porque a menudo se encuentran con 17.000 personas que salen de un concierto con ganas de jarana. Se encuentran a menudo con cortes de tráfico y, una vez los han sorteado, no pueden aparcar porque es habitual que el espacio esté ocupado por los tráileres del concierto.

placeholder Un concierto cualquiera en el Wizink. (Cedida)
Un concierto cualquiera en el Wizink. (Cedida)

"Lo que peor llevo es las acampadas. A los conciertos importantes viene gente de fuera de Madrid, incluso de otros países, y muchos terminan acampando en las zonas de la plaza de Felipe II y en Fuente del Berro. Pasan ahí el día entero, bebiendo y dando voces. No les culpo a ellos: son chavales jóvenes, la mayoría majos y cívicos, pero los que vivimos aquí tenemos que encontrarnos cada día con la falta de espacio público, la suciedad, los ruidos... estamos agotados", afirma el vecino.

Rodríguez sostiene que en diez años ni el ayuntamiento ni la Comunidad de Madrid les han hecho el menor caso. "Quizá el problema es que nuestro ruido no es medible. Hay un ruido de fondo que tampoco nos molesta demasiado, la cuestión es que sí notamos los bajos retumbar en las paredes. Por las noches, a veces sin que te des cuenta, te empieza a doler la cabeza... y la solución no es ir a dar un paseo, porque tienes la calle tomada por miles de personas y nada menos que 80 terrazas en los alrededores", concluye Rodríguez.

El caos de Villaverde y Getafe

En una situación similar se encuentran los vecinos del norte de Getafe, aunque durante un fin de semana al año. El culpable es el Mad Cool, el gran festival de música de la ciudad, que congrega a más de 80.000 personas. El ayuntamiento nunca ha sabido dónde llevarlo, porque siempre genera problemas a los vecinos. El evento comenzó celebrándose en la Caja Mágica, después se movió a Valdebebas y por último recaló en su actual ubicación, entre Villaverde y Getafe.

Lo que se planeó, primero por el ejecutivo de Carmena y después por el de Almeida, con la vicealcaldesa Villacís como principal valedora, como una "ciudad de la música" en la que convivirían locales de ensayo, de grabación y un espacio para conciertos, finalmente ha quedado en un recinto, muy parecido a descampado vallado, que no dispone de la infraestructura necesaria para acoger grandes volúmenes de gente.

"Había gente metiéndose droga en coches justo en la puerta de mi casa"

El año pasado fue un caos. Antes de la apertura de puertas podían verse colas de visitantes de más de 800 metros a pleno sol. Víctor y Olalla, que se mudaron en 2021 a esa zona de Getafe, describen así la situación: "Fue terrible, no te lo puedes imaginar. Gente tirada en el suelo haciendo botellón, coches aparcados con la música a tope y metiéndose drogas en la puerta de casa. Atascos infinitos, tanto de los trabajadores del polígono Marconi, que está aquí al lado, como de taxi y VTC que no sabían dónde se celebraba el concierto y no paraban de dar vueltas por la zona", señala Víctor.

Para Olalla fue como vivir durante unos días en mitad de un festival. "Esto es una zona residencial. Hay muchos niños, familias que salen con carritos a pasear, como nosotros mismos. No pedimos más que eso: tranquilidad. Nos mearon en el portal, rompieron varios coches, hubo peleas en plena calle... y muchísima droga. Que yo lo entiendo, es un festival, lo que me pregunto es si tiene que suceder al lado de las casas. Pasé bastante miedo y estuve tres días sin salir a la calle después de la hora de comer".

La experiencia fue tan catastrófica, tanto en el Mad Cool como en el concierto de Harry Styles unos días después, donde se pudo ver a miles de jóvenes invadiendo la calzada, hacinados en descampados o implorando agua a los vecinos, que en Getafe y Villaverde confiaban en que no se volviese a repetir la experiencia. "Me asomé para echar un pitillo por la ventana y un grupo de chavales empezó a pedirme agua. Les bajé las dos botellas que tenía en la nevera y, una vez abajo, se me acercaron otros diez a pedirme más... tuve que llenar todos los cubos que tenía en casa porque los pobres llevaban al sol varias horas y no tenían una miserable tienda al lado", recuerda Víctor. "No sé si somos conscientes del peligro que tienen estos eventos mal planificados".

El ayuntamiento multó con 22.000 euros a la promotora por una infracción muy grave y dos graves por superar los límites de ruido todos los días. Incluso se suspendió un festival posterior, el Reggaeton Beach Festival, por problemas a nuevos incidentes. Ahora el ayuntamiento se pelea con la delegación del Gobierno, aunque nada impedirá que en un mes regresen los festivaleros a Villaverde."Nos sentimos indefensos. En Valbebebas ya hubo problemas con el Mad Cool, por eso se montó una plataforma para avisar, con los datos sobre la mesa, de que el evento iba a salir mal. Salió fatal y... ¿con qué nos vienen? Con que en unos días volvemos a tenerlo, lo único que se han hecho son tres nuevos accesos, el resto de los problemas van a seguir aquí", se barrunta Olalla.

Los vecinos del Bernabéu no son vecinos cualquiera. En la zona afectada por los ruidos del estadio abundan los pisos de un millón de euros y entre sus habitantes hay ilustres magistrados, juristas, empresarios y políticos. Quizá por esto sus quejas han conseguido llegar a todos los medios de comunicación en poco más de dos meses y escalar su problema hasta Bruselas. No tienen el poder de Florentino Pérez, pero juntos son capaces de molestarle.

Santiago Bernabéu
El redactor recomienda