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El escritor que reivindica el neochulapismo como respuesta a las culturas de otras regiones
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CARLOS OSORIO

El escritor que reivindica el neochulapismo como respuesta a las culturas de otras regiones

El escritor y guía turístico acaba de presentar dos libros sobre Madrid, que se suman a la decena que ya tiene publicados con La Librería. Con él charlamos sobre el paso del tiempo y las nuevas tendencias de los jóvenes

Foto: Carlos Osorio dentro del Café Comercial. (A.R.)
Carlos Osorio dentro del Café Comercial. (A.R.)

Carlos Osorio espera a este periodista —que llega con retraso a la cita— en el interior del remozado Café Comercial. Desde ahí observa el ir y venir de cafés y refrescos. A las cinco de la tarde, el ambiente es más bien tranquilo. También con menos esencia de barrio de cómo Osorio lo conoció. "Aquí venía a menudo Enrique Tierno Galván, se sentaba allí", dice señalando a una pareja que se ha ubicado muy cerca de uno de los ventanales que dan a la glorieta de Bilbao. "Fue el primer alcalde que se volcó con Madrid. Es decir, que creyó que Madrid era una gran ciudad y que eso había que potenciarlo. A mí siempre me pareció un personaje muy interesante".

Este escritor, guionista en la antigua Radio Cadena Española, hoy Radio 5, también pintor de una importante obra de factura realista, comenzó a interesarse por Madrid, su historia, sus gentes y sus comercios, cuando llegó a la mayoría de edad. "A los 18 años, más o menos, empezó mi afición por esta ciudad. Iba a la Biblioteca Histórica, que estaba en el actual Museo de Historia, en la calle Fuencarral", recuerda ya con 65 años y una decena de libros dedicados a la capital.

Foto: Una de las imágenes de la exposición. (Cedida)

Madrid olvidado y simbología

Estos días se publica la tercera edición de Madrid olvidado, que además amplía y actualiza su contenido, buceando en corralas, antiguas fábricas, estaciones de tren, cárceles, comercios centenarios, vaquerías, chocolaterías y mil y una costumbres olvidadas. Es un resumen del saber que Osorio ha ido adquiriendo a lo largo de más de cuatro décadas, sin dejar de lado el ser accesible y el llegar a la gente de la forma más amena posible. Además, presenta un nuevo trabajo, Mitología, Símbolos y alegorías en las calles de Madrid, una obra que descifra el significado de numerosas esculturas urbanas que pueblan edificios, parques, fuentes y monumentos madrileños.

placeholder Libros de Carlos Osorio en Ediciones La Librería, Madrid. (Cedida)
Libros de Carlos Osorio en Ediciones La Librería, Madrid. (Cedida)

A su labor editorial hay que sumar su trabajo como guía turístico, recorriendo el centro de Madrid y todos sus barrios aledaños. A veces se centra en escenas musicales, como la Movida, de la que es experto, mientras que otras realiza recorridos tomando como eje discursivo a personajes que han tenido algo que ver con la ciudad, ya sea el poeta Federico García Lorca o el arquitecto Antonio Palacios. ¿Una de las más exitosas? Enigmas, fantasmas y embrujos en Madrid, donde recuerda apariciones en lugares como el Palacio de Linares, la Casa de las Siete Chimeneas, la Casa del Espanto, el Banco de España, el Ministerio de Hacienda, el teatro Eslava, o el fantasma sin cabeza de San Ginés.

Los cambios en Madrid por el turismo

La edad le ha permitido coger perspectiva, también analizar los diferentes movimientos que una ciudad como Madrid puede vivir a lo largo de diferentes épocas. Y lo tiene claro: "Realmente Madrid no ha cambiado tanto. Cuando empecé a salir por la noche, se inauguraba una forma de divertirse, que es la misma que emplea la gente joven ahora. Evidentemente, han cambiado los grupos musicales y los nombres de los locales, pero la forma esencialmente es la misma, disfrutar de la noche con música, con cerveza".

Foto: Portada del libro de Carlos H. Vázquez. (Efe Eme)

Aunque es crítico con la evolución que están tomando el centro de nuestras ciudades, transformadas radicalmente desde hace cinco años. "El centro de Madrid se está convirtiendo en un parque temático para turistas. Aún no han conseguido acabar con todo, porque el centro de Madrid es el casco histórico más grande de Europa. Desde aquí, desde Bilbao, hasta Embajadores y Atocha. Es enorme. Si fuera más pequeño, todo serían McDonald's y Zara, sitios un poquito de consumo de masas", dice.

Sin embargo, Madrid le gusta y lo resume con un "Madrid siempre es un poco lo uno y lo contrario, Madrid es una ciudad enormemente tradicional, pero a la vez es una ciudad muy moderna que está queriendo descubrir lo último, y esas dos cosas se dan siempre a la vez". Para Osorio, los madrileños somos de esas gentes que disfrutan yendo un día a un bar, o a una comida tradicional, y al siguiente a un restaurante de gastronomía fusión o a la última novedad del callejero. "Ese carácter abierto, receptivo y curioso de los madrileños es positivo", resalta.

Los hosteleros se han vuelto exigentes

Aborda, sin ningún problema, la fiebre foodie como algo totalmente nuevo. "Antes no había esa obsesión por la comida que tenemos ahora. La comida se consideraba algo necesario para sobrevivir y poco más", indica de una actividad que hoy en día poliniza todo nuestro día a día. "Ahora los cafés se convierten en restaurantes, los cines se convierten en restaurantes. Todo, todo son cosas para comer. Y la taberna tradicional era un sitio donde la gente iba a charlar, a tomar los vinos".

placeholder Uno de los cuadros de Osorio. (Cedida)
Uno de los cuadros de Osorio. (Cedida)

Hoy muchas tascas de antes, según comenta, se han llenado de taburetes y mesitas, donde la gente tiene que estar atenta para no perder su sitio. "No solo eso, sino que los hosteleros se han vuelto muy exigentes y hay que reservar por internet, incluso tienes que hacer un turno porque luego detrás viene otro, cosas que no sé ni cómo las aceptamos".

En torno a los nuevos chulapos, y a cómo la juventud ha adoptado roles más madrileños, donde casi se performa una identidad, Osorio también da su formada opinión. "Hace 40 años te ponías a hablar de la historia de Madrid con alguien y le sonaba todo a nuevo, y hoy en día toda la gente joven ha hecho algún tour, les han explicado un poco de dónde sale Madrid y existe un mayor conocimiento", señala sobre un neocasticismo que va y que viene. "También es una consecuencia lógica de ese nacionalismo, de ese casticismo que tienen ahora en las regiones periféricas".

Para Osorio es una respuesta lógica a esa presencia constante de culturas de otras regiones del país. "El madrileño responde con un oye, que también yo tengo lo mío. Es una reacción a los excesos de algunas comunidades que se creen muy interesantes con sus tradiciones, y hay que decirles que todos las tenemos".

El Madrid fabril e industrial

A este escritor, del barrio de Malasaña, que ha ido construyendo un increíble corpus de conocimiento alrededor de bares (Tabernas y tapas en Madrid), comercios (Tiendas de Madrid) y cultura religiosa (Iglesias de Madrid), entre otros intereses que se pueden descubrir en su producción literaria, le gusta reivindicar y poner en valor la historia de Madrid como una de las primeras urbes industriales. "Porque hay en Madrid un pasado que ha ido desapareciendo, pero del que todavía quedan testimonios", comenta. "Y esos testimonios son interesantes".

Foto: Dos jóvenes en la Pradera de San Isidro, Madrid, durante las fiestas patronales del año pasado. (Europa Press/Ricardo Rubio)

De esa manera podemos intuir como "Madrid fue la primera ciudad industrial de España". Gracias a Isabel II y las antiguas instalaciones del canal acuífero que lleva su nombre. "El agua posibilitó todo este movimiento industrial. También las estaciones de tren, donde llegaban las materias primas a Madrid. Las chimeneas, que explican un Madrid lleno de fábricas. Y hoy en día prácticamente no queda ninguna. Es una manera también de poder hablar de que hubo un Madrid productivo", comenta.

Osorio habla de forma lenta y sosegada, piensa las respuestas y las da con la calma que ofrece el tiempo y el haber andado la ciudad durante muchos años. No hay nostalgia en su relato. Aunque si se le tira de la lengua, es fácil descubrir una memoria prodigiosa, que viaja hasta su infancia. "Había una heladería en Alberto Aguilera que tenía la forma de una gruta y cuyos helados eran famosos en todo Madrid. De pequeño me compraba ahí los polos. Helados Americanos, era el último nombre que tuvo", indaga en ese pasado pretérito.

placeholder Carlos Osorio en una ruta. (J.L.Fatas)
Carlos Osorio en una ruta. (J.L.Fatas)

El pasado de Madrid

"También recuerdo una pastelería llamada La Marina, que hacía los mejores hojaldres de Madrid. Y hubo un café en la glorieta de San Bernardo, el Café Inglés, que desapareció cuando yo todavía era relativamente pequeño, pero donde me gustaba ver a los abuelos con sus sombreros haciendo tertulia", dice. Hoy solo el Comercial, el Gijón y poco más, han quedado de aquella época. Osorio continúa con la tradición de la tertulia en el Café Ajenjo, en Malasaña, donde se reúne con una suerte de amigos, admiradores y seguidores de otra forma de vivir el Madrid contemporáneo.

¿Un último recuerdo? "Bueno, mi abuelo tenía un bar-restaurante". ¿Cuál era? "El Bar Sol, en la Puerta del Sol, En la esquina con Carretas. Y eso era un paraíso, era un bar donde tenían chocolate con churros y un increíble comedor en la planta de arriba donde estaban especializados en cocina gallega, se comía de muerte. Yo no he vuelto a comer igual". Un Madrid que, aunque no lo parezca, también fue gastronómico. Un Madrid que se puede disfrutar y recorrer con Carlos Osorio, en sus libros y en sus innumerables paseos.

Carlos Osorio espera a este periodista —que llega con retraso a la cita— en el interior del remozado Café Comercial. Desde ahí observa el ir y venir de cafés y refrescos. A las cinco de la tarde, el ambiente es más bien tranquilo. También con menos esencia de barrio de cómo Osorio lo conoció. "Aquí venía a menudo Enrique Tierno Galván, se sentaba allí", dice señalando a una pareja que se ha ubicado muy cerca de uno de los ventanales que dan a la glorieta de Bilbao. "Fue el primer alcalde que se volcó con Madrid. Es decir, que creyó que Madrid era una gran ciudad y que eso había que potenciarlo. A mí siempre me pareció un personaje muy interesante".

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