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Ruido, suciedad y molestias por los conciertos (modestos) del Parque Tierno Galván
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AFECCIONES A LA FAUNA Y FLORA

Ruido, suciedad y molestias por los conciertos (modestos) del Parque Tierno Galván

Los vecinos se quejan del uso que las empresas promotoras hacen del espacio. Denuncian que pierden la mitad de la superficie del parque y piden una reunión con la concejal de distrito para trasladarle sus quejas

Foto: Uno de los conciertos del Festival ALMA, en el parque Tierno Galván de Madrid. (Europa Press/Ricardo Rubio)
Uno de los conciertos del Festival ALMA, en el parque Tierno Galván de Madrid. (Europa Press/Ricardo Rubio)

La semana pasada, cuando Marian llegó a su casa situada a más de un kilómetro del parque Tierno Galván de Madrid, por sus ventanas se colaba el ruido del concierto que se estaba celebrando en la zona verde del barrio de Arganzuela. Los aplausos y gritos del público a Jamie Cullum eran perfectamente audibles a las 23.00. Y así todos los días. El vecindario, cansado de ver como no pueden usar la mitad de la zona verde durante semanas y tener que aguantar la suciedad que dejan tras de sí los eventos, exigen al Ayuntamiento de la capital que limite los horarios para también posibilitar el descanso de los hogares próximos.

Como si de un Bernabéu al aire libre y en medio de un gran parque se tratara, la imposibilidad del descanso nocturno en la zona se torna imposible siempre que hay concierto. “El problema fundamental es la privatización de este parque público, lo cual está limitado por la propia ley del Ayuntamiento que dice que los parques no pueden ser objeto de privatización en detrimento de su naturaleza y destino”, se queja Miguel Martínez, vecino de la zona e integrante de la Asociación Delicias para Todos.

Martínez compara lo que sucede en el Tierno Galván con la Feria del Libro que se celebra en El Retiro: “También es un uso privado del espacio, pero no se cobra entrada y es compatible con los vecinos. Aquí, delimitan una zona que casi alcanza al 40% de la extensión del parque con doble vallado y los ciudadanos no podemos disfrutar de ella durante varios meses al año”.

El Ayuntamiento incumple su normativa, según los vecinos

En cuanto a la normativa sobre los ruidos, el Ayuntamiento estaría no respetando su propia legislación sobre protección contra la contaminación acústica, ya que establece un nivel máximo sonoro para zonas residenciales como esta de Delicias y Arganzuela. “Ellos se basan en un artículo que permite superar los límites siempre y cuando sea de forma excepcional y en actos justificados, pero en el Tierno Galván llevamos ya 11 conciertos con ruido desde las seis de la tarde, que comienzan los ensayos, y se alargan hasta las 12 de la noche o 1 de la madrugada”, precisa este vecino.

Foto: El Planetario de Madrid, una obra en la que la RDA fue decisiva. (Archivo COAM) Opinión

Martínez es una de las personas que más sufren los perjuicios de unos eventos musicales que nunca han contado con el respaldo del vecindario. Su casa está situada a unos 250 metros del escenario, pero hay otras apenas a un centenar de metros en las que, denuncian, es imposible dormir, concentrarse para estudiar o poder realizar cualquier actividad tranquila.

“Con los sonómetros de los móviles vemos que superan lo establecido en la legislación, cuando la protección de la tranquilidad en las zonas residenciales es algo reconocido por los tribunales y la propia normativa del Ayuntamiento”, reitera algo cansado de sufrir estos problemas. A pesar de que desde la Asociación se han puesto en contacto en repetidas ocasiones con la Junta de Distrito de la zona, desde el Consistorio no les han dado ninguna respuesta.

Los conciertos y el vallado del parque, algo generalizado

Para Marian, esto no es algo puntual. “Lo venimos sufriendo desde hace algunos años, pero más en los últimos meses. Ya cerraron gran parte del parque para lo de Naturaleza Encendida, que tuvo un impacto negativo a todos los niveles”, subraya enfadada. Asimismo, recalca que “la forma en la que han dado la concesión a la empresa actual que gestiona el Festival Alma es totalmente opaca, porque todavía estamos esperando poder ver esa licencia”.

placeholder La protesta contra los ruidos. (G.M.)
La protesta contra los ruidos. (G.M.)

Ella vive cerca de la avenida del Planetario, a 1,2 kilómetros de distancia del escenario, y aun así no se puede relajar en casa durante las noches que hay concierto. “Me gusta la música, mucho, pero quiero escuchar la que yo quiera, cuando yo quiera y al volumen que yo quiera”, sentencia. Por otro lado, incide en que el Consistorio no ha respondido a ninguna de sus demandas, por lo que desconocen si se efectuó, por ejemplo, un estudio de impacto ambiental.

Salir del barrio los fines de semana que hay concierto

José Manzanaro es otro de los vecinos de la zona que se opone a los conciertos del parque Tierno Galván. “Yo vivo a un kilómetro y no sé cómo será el ruido allí, pero en mi casa está el chunda chunda todo el rato. Tampoco podemos utilizar el parque como nos gustaría, porque es un importante refugio climático para la zona, y el trasiego constante de personas y camiones está perjudicándolo gravemente”, defiende.

Él y su pareja, de hecho, decidieron mudarse a esa zona, dejando atrás Atocha por el constante trasiego de vehículos y personas. Cuando creían que habían encontrado un nuevo lugar en el que poder estar tranquilos, se dieron cuenta de que el uso continuo del parque Tierno Galván para conciertos es una fuente de molestias. Por eso, cuenta que algunos fines de semana en los que hay conciertos prefieren irse a pasarlo fuera. “No solo es que te invaden, porque todo el ruido entra por las ventanas, sino que te echan”, dice airado.

El Ayuntamiento asegura la legalidad

Por su parte, la Junta Municipal de Arganzuela confirma que la empresa organizadora del Festival Alma Occident, el evento que acogió el concierto de Cullum, “dispone de autorización de la Junta de Arganzuela para la ocupación del dominio público local”. Las mismas fuentes además niegan ninguna irregularidad, ya que sí se estarían tomando “las medidas previsoras necesarias para que la mayor afluencia de personas a los mismos no cause detrimento en las plantas y mobiliario urbano”, tal y como marca la normativa.

Foto: Largas colas en el Santiago Bernabéu para ver a Taylor Swift. (Europa Press/Gabriel Luengas)

El Consistorio también señala que las peticiones de los vecinos serán contestadas en tiempo y forma, y añaden que el 22 de mayo se publicó en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid las condiciones de uso del Auditorio del Parque Enrique Tierno Galván. "Este decreto restringe la actividad de los eventos al ámbito del anfiteatro, de manera que se reduce la superficie de uso y, atendiendo a la discrecionalidad de la concejal para decidir sobre la autorización de actividades temporales en este espacio, fija que el interés general de los eventos que allí se realicen será más restrictivo".

Suciedad y afectación a la naturaleza

Otra de las principales quejas del vecindario está relacionada con la suciedad que deja tras de sí cualquier evento que junte a miles de personas en el parque. Según Manzanaro, “después de los conciertos esto se queda lleno de vasos de plástico”, un extremo que confirma Manuel Díaz, quien recalca que “la primera consecuencia que se ve, cuando ya ha dejado de sonar la música, es la basura que hay”.

Este vecino piensa que el festival tendrá su propio servicio de limpieza interno, “pero entran y salen miles de personas con vasos que luego tiran en el parque, y aquí cualquier mañana te puedes encontrar decenas de ellos diseminados por el parque y las inmediaciones”.

Foto: Marta y Alfonso frente al Bernabéu. (A. F.)

Por otro lado, desde Delicias para Todos también se muestran preocupados por las posibles afectaciones que estos eventos multitudinarios pueden estar teniendo para la flora y fauna de una de las mayores zonas verdes de la capital. “Como han vallado gran parte del parque, la gente tiene que pisar continuamente las praderas, lo que compacta el césped. Además, aquí anidan aves y algunas organizaciones ecologistas han advertido de los estragos que pueden estar sufriendo”, comenta.

Los vecinos de la zona se quejan, por otro lado, de que la concejal del distrito de Arganzuela, Dolores Navarro, todavía no haya aceptado una reunión con ellos para poder expresar sus demandas. Desde la Junta Municipal explican que no les consta “solicitud alguna por parte de algún representante del vecindario pidiendo mantener una reunión para tratar este asunto”. “Siempre se nos ha alegado que todo es legal, que tiene permisos, pero yo me quejo de que se concedan esos permisos que bordean su propia legalidad, por no decir que la superan”, concluye Díaz.

La semana pasada, cuando Marian llegó a su casa situada a más de un kilómetro del parque Tierno Galván de Madrid, por sus ventanas se colaba el ruido del concierto que se estaba celebrando en la zona verde del barrio de Arganzuela. Los aplausos y gritos del público a Jamie Cullum eran perfectamente audibles a las 23.00. Y así todos los días. El vecindario, cansado de ver como no pueden usar la mitad de la zona verde durante semanas y tener que aguantar la suciedad que dejan tras de sí los eventos, exigen al Ayuntamiento de la capital que limite los horarios para también posibilitar el descanso de los hogares próximos.

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