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El enigma de los restos del médico más famoso de Alcalá de Henares
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El enigma de los restos del médico más famoso de Alcalá de Henares

Catedrático durante el Siglo de Oro en la Universidad alcalaína, Francisco Valles de Covarrubias terminó enterrado bajo el suelo del Colegio Mayor de San Ildefonso. Sus restos, descubiertos en 2011, quedaron ocultos tras un muro

Foto: Uno de los retratos en homenaje a Francisco Valles. (Alfonso Jesús Martínez Marcos/Cedida)
Uno de los retratos en homenaje a Francisco Valles. (Alfonso Jesús Martínez Marcos/Cedida)

Brillante estudiante, catedrático, protomédico real y precursor de la anatomía patológica. Francisco Valles de Covarrubias, nacido en dicha localidad burgalesa en 1524, pronto se estableció en Alcalá de Henares, donde se convirtió en uno de los mayores referentes de la medicina renacentista. Conocido como Divino Valles, su impronta en la ciudad todavía sigue presente, sobre todo después de redescubrir sus restos en 2011. Al dictado de su testamento, el cuerpo reposó en la capilla del Colegio Mayor de San Ildefonso hasta 1862. La Academia de Medicina halló sus restos y los introdujo en una caja de plomo, emparedada en la misma capilla hasta hace poco más de una década.

La conexión que Valles experimenta con la localidad complutense fue intensa y muy pronta, a tenor de lo expresado por el cronista oficial de la ciudad, Vicente Sánchez Moltó: "A sus 20 años comenzó los estudios en la Universidad de Alcalá. En 1547 se licenció en Artes y, en 1553, en medicina, de la cual se doctoró al año siguiente". Así las cosas, ostentó la cátedra Prima desde 1557 hasta 1572, momento en que el eminente renacentista se convirtió en médico de cama de Felipe II. Su título oficial fue el de protomédico general de los Reinos y Señoríos de Castilla.

Foto: Placa en el Colegio Mayor de San Ildefonso de la Universidad de Alcalá de Henares en honor a la Sociedad de Condueños. (Cedida)

Entre sus logros está el haber organizado la fabulosa biblioteca de El Escorial, junto a Ambrosio de Morales y Benito Arias Montano, apunta el historiador alcalaíno. Para entonces, uno de los médicos más importantes del siglo XVI desconocía que se convertiría en una referencia a nivel mundial que seguiría celebrándose medio milenio después de su nacimiento.

"Valles escribió 20 libros a lo largo de su vida, de los cuales 15 son exclusivamente de asuntos médicos. También escribió sobre teología. Hay que recordar que, por aquel entonces, estos estudios y los de medicina no estaban separados", apunta Sánchez Moltó. Su gran aportación a la ciencia, y al mundo que todavía estaba por venir, fue ser el precursor de la hoy considerada anatomía patológica, tal y como incide el profesor de la actual Universidad de Alcalá (UAH) Alberto García Lledó.

Las disecciones llegan a Alcalá

Además, este docente es autor de Lección de anatomía, novela en la que uno de sus personajes principales es el mismísimo Valles y en la que se retrata la vida universitaria en la ciudad que vio nacer a Cervantes durante el Siglo de Oro. "Fue uno de los máximos exponentes de la medicina de su tiempo. Alumno brillante en la Universidad, también estudió artes liberales y las lenguas clásicas, griego y latín", añade.

Durante su etapa como estudiante, estuvo en el Colegio de la Madre de Dios, el lugar que actualmente ocupa el Colegio de Abogados. "La Universidad de Alcalá no fue pionera en las disecciones, como sí lo fue Valencia, pero aquí pronto se empezaron a practicar por la demanda de sus estudiantes", comenta García Lledó.

placeholder Lápida de Francisco Valles en la capilla del Colegio de Mayor. (Alfonso Jesús Martínez Marcos/Cedida)
Lápida de Francisco Valles en la capilla del Colegio de Mayor. (Alfonso Jesús Martínez Marcos/Cedida)

Una vez incorporadas las disecciones al día a día médico, Valles inicia una nueva disciplina: "La anatomía patológica todavía existe como tal. No se trataba de hacer anatomía como descripción del cuerpo sano, sino una anatomía buscando el lugar que ocupaba en el cadáver la enfermedad que le había hecho fallecer. Aquello supuso un concepto revolucionario", desarrolla el experto.

Entre las certezas que deja una historia como la de Valles en Alcalá, se encuentra el hecho de que asistiera a disecciones en hospitales como el de Antezana, así como a otros enfermos del Hospital de San Lucas y San Nicolás, fundado por Cisneros, precursor a su vez de la histórica Universidad de Alcalá, para atender a estudiantes pobres enfermos. "Los catedráticos de la Universidad tenían la obligación de asistir a estos enfermos, según las constituciones otorgadas por el propio Cisneros", apuntilla el cronista oficial.

Foto: Placa en el Colegio Mayor de San Ildefonso de la Universidad de Alcalá de Henares en honor a la Sociedad de Condueños

La forma de aprender era algo peculiar en estos hospitales. "Aparte de las lecciones magistrales, al terminar la lectura de la lección, el profesor estaba al poste. Es decir, se quedaba de pie, fuera de la clase, escuchando las preguntas de los alumnos y respondiéndolas, por su puesto en latín", subraya el autor de la novela Lección de anatomía.

Una vez resueltas las dudas, profesor y estudiantes recorrían el centro de la ciudad para ir a ver a los enfermos en los diferentes hospitales, como el de Santa María La Rica. Según destaca García Lledó, Valles no diseccionaría los cadáveres, pues eso sería función del médico anatomista. En cambio, sí que estaría a su lado interpretando los signos de enfermedad en los cuerpos sin vida.

Traducción de textos clásicos y relación con Felipe II

Por otro lado, Valles también se dedicó al estudio de las lenguas clásicas como buen latinista y gran conocedor del griego que fue. "Retradujo los textos clásicos y los rescribió liberándolos de las malas traducciones previas. Es algo a lo que pretendía Cisneros con su Biblia Políglota, depurar los textos originales de los errores acumulados de las posteriores traducciones", ejemplifica el docente universitario. De esta forma, los históricos textos galénicos e hipocráticos alcanzaban un nuevo grado de esencialidad.

placeholder Placa de 1863 en recuerdo a Valles en su casa. (Museo de Medicina Infanta Margarita/Cedida)
Placa de 1863 en recuerdo a Valles en su casa. (Museo de Medicina Infanta Margarita/Cedida)

García Lledó recuerda que, como protomédico real, Felipe II le tenía en gran estima. Según relata, se dice que le apreciaba mucho por haber aliviado sus ataques de gota. Sánchez Moltó, por su parte, alude a otra de las leyendas que todavía hablan de Valles: "En una ocasión en la que el rey estaba enfermo, el médico dijo que había que darle una purga. El resto de médicos se opuso porque estaba la luna y eso no se podía hacer, sería una verdadera barbaridad. Valles dijo que, si ese era el problema, bastaba con cerrar las cortinas para no ver la luna. Así lo hicieron y así sanó el monarca".

Valles, una gran presencia en Alcalá

Su paso por Alcalá de Henares ha quedado marcado en el imaginario colectivo de su población por la actual Clínica Vallés, ubicada en el edificio que albergó una de sus viviendas. En ella, situada en la céntrica calle Santiago, tan solo se conserva la portada de la fachada y su escudo heráldico en el mismo centro sanitario. "Pero tenía más casas. Una en la calle Mayor, al lado del Hospital de Antezana, otra en la calle del Matadero, actual Portilla, y otra más en la Mancebía, donde solían estar las prostitutas en aquella época, y donde ahora se encuentra la calle de las Damas o La Laguna", apunta el cronista oficial de Alcalá.

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Por otro lado, Valles también compró otra finca, denominada Xerafín. "Era enorme y allí se construyó una casa. Tenía muchas alamedas y plantaciones de membrillos y frutales, como almendros y perales, así como un huerto con frutas y hortalizas", concretiza Sánchez Moltó. El médico legó esta finca a uno de sus hijos con una condición que, con el tiempo, se cumpliría: que la finca terminara en manos de la Compañía de Jesús. En realidad, Valles era un renacentista muy religioso. En alguna ocasión, la Inquisición le señaló por tesis expresadas en sus libros, ante lo que el médico se retractó de inmediato.

El misterio resuelto de sus restos mortales

En 1592 llegó su muerte mientras se encontraba en el convento de los Agustinos de Burgos. Todo lo había dejado escrito en su testamento. "En él hace referencia a que se le perdone si en alguna ocasión ha realizado prácticas que pudieran haber enfrentado alguna de las cuestiones planteada por la religión, en clara alusión a las disecciones", prosigue Sánchez Moltó. Lo que le ligaría a Alcalá de Henares de por vida también estaba escrito en sus últimas voluntades: quería ser enterrado en la capilla del Colegio Mayor de San Ildefonso, actual rectorado de la UAH.

Deseo concedido. En ella reposaron sus restos largo tiempo, ajenos totalmente a la desaparición de la Universidad a partir de 1836 con la desamortización de Mendizábal. Con el primer campus universitario del mundo en ruinas, tan solo sustentado por las humildes acciones que podía realizar la Sociedad de Condueños, creada para salvar el conjunto patrimonial, llegó el 22 de mayo de 1862.

placeholder Urna en la que reposaron los restos de Valles. (Alfonso Jesús Martínez Marcos/Cedida)
Urna en la que reposaron los restos de Valles. (Alfonso Jesús Martínez Marcos/Cedida)

Aquel día, y siendo alcalde Francisco de Asís Palou, la Academia de Medicina de Madrid quiso buscar los restos del afamado médico, determina Sánchez Moltó. "Los encontraron bajo su sepultura, que tenía el mismo escudo que todavía se puede ver en la Clínica Vallés. Recogieron los restos y los introdujeron en una caja de plomo. Decidieron guardarlos tras un muro, por lo que quedaron emparedados y ocultos", certifica este historiador.

Desde su punto de vista, aunque la noticia del redescubrimiento de sus restos en la última rehabilitación de la capilla fuera anunciada como un gran descubrimiento el 14 de abril de 2011, entendidos del tema siempre supieron que ahí estaba lo poco que quedaba de Divino Valles. "Además, la Academia de Medicina puso una placa en latín ahí mismo en 1862, y un año después hizo lo propio en la que fuera su casa de la calle Santiago", concluye el cronista oficial complutense.

Brillante estudiante, catedrático, protomédico real y precursor de la anatomía patológica. Francisco Valles de Covarrubias, nacido en dicha localidad burgalesa en 1524, pronto se estableció en Alcalá de Henares, donde se convirtió en uno de los mayores referentes de la medicina renacentista. Conocido como Divino Valles, su impronta en la ciudad todavía sigue presente, sobre todo después de redescubrir sus restos en 2011. Al dictado de su testamento, el cuerpo reposó en la capilla del Colegio Mayor de San Ildefonso hasta 1862. La Academia de Medicina halló sus restos y los introdujo en una caja de plomo, emparedada en la misma capilla hasta hace poco más de una década.

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