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El artista con "mal pulso" que escapó de Venezuela y retrata Alcalá de Henares como nadie
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El artista con "mal pulso" que escapó de Venezuela y retrata Alcalá de Henares como nadie

Inmortaliza cualquier peculiaridad de la ciudad que vio nacer a Cervantes, como su comparsa de gigantes y cabezudos o la costrada, el postre típico. Un atraco en un McDonald's fue el inicio de su nueva vida

Foto: EGA, nuevo retratista Alcalá de Henares. (G.M.)
EGA, nuevo retratista Alcalá de Henares. (G.M.)

Hace nueve años, cuando Ernán González Angulo llegó a Alcalá de Henares, nadie le conocía. Después de ver la ciudad complutense como el lugar al que huir de la mala experiencia que sufrió junto a su mujer en Venezuela, ahora todo el mundo le saluda por la calle. Le llaman por sus siglas: EGA, y lo conocen por el arte que practica en un pequeño estudio del centro de este histórico municipio.

En él, decenas de marcos se agolpan en paredes y expositores brindando al espectador y posible comprador la oportunidad de apreciar a Cervantes y su infinito Don Quijote, las cúpulas de los vetustos monasterios, el Cardenal Cisneros, la costrada como postre por excelencia del lugar, las típicas cigüeñas de la ciudad, y hasta sus gigantes y cabezudos dibujados con un trazo especial.

"Yo no tengo ningún estudio sobre arte. Lo más que hice fue cuando era niño, que sí tenía cierta habilidad, pero lo aparqué. Tenía una especie de trauma porque tengo muy mal pulso y eso hacía muy difícil que la pintura no se saliera de la línea", comenta desde su estudio en la calle Madre de Dios.

placeholder Decenas de marcos se agolpan en paredes y expositores. (G.M.)
Decenas de marcos se agolpan en paredes y expositores. (G.M.)

Su vida profesional se desarrolló en su país natal, Venezuela, en una corporación durante 18 años. A pesar de que económicamente las cosas iban muy bien al matrimonio, un atraco en un McDonald’s les hizo tomar la decisión de dejar el país atrás. "Cuando llegué a Alcalá, para drenar la tensión y el proceso de apatía, que se hacía bastante duro, porque empezamos desde cero al dejar todo allá, empecé a pintar", comenta. Lo hizo gracias al consejo de su hermana y el acrílico sobre lienzo empezó a ocupar las horas de los días.

Con la humildad que caracteriza a EGA, lo primero que hizo fue abrirse un perfil casi secreto en Instagram. "Me daba vergüenza lo que estaba haciendo, porque me seguía saliendo de la línea", apuntilla. En cambio, los seguidores comenzaron a aumentar. Justo en esos momentos de crecimiento, la pandemia paró los planes de todo el mundo, también los de EGA. "Tenía problemas para obtener el material porque, en cerrado, tenía mucho tiempo para ello", añade. Ahí fue cuando descubrió el arte digital.

Tampoco aprendió demasiado: "Yo sabía lo básico, utilizar los pinceles, pero poco a poco me fui soltando y he llegado a conseguir mi propio estilo, que parece que gusta". Sin un patrón específico a la hora de idear sus obras, este venezolano combina unas capas con otras hasta dejar niquelada la pieza. Primero lo hizo en su iPhone 7, luego en el iPad que todavía utiliza como herramienta principal de trabajo. "Y me va bien", destaca.

Abrir el estudio, un pequeño museo sobre Alcalá

No se equivoca. Aunque EGA tiene el trabajo como consultor al que acude por las mañanas y que le da de comer, por así decirlo, su desempeño en el terreno artístico le profirió la capacidad suficiente para abrir el estudio, desde el que atiende al público dos horas al día, por la tarde. Desde entonces, no dejan de visitarle, sobre todo gente llegada a Alcalá de Henares desde fuera de España, detalla.

placeholder Ernán González Angulo. (G.M.)
Ernán González Angulo. (G.M.)

"Siempre trato tener diferentes tamaños de mis obras para que la gente se pueda llevar un souvenir en condiciones, pero también hago láminas enmarcadas, imanes, tazas y lámparas estampadas con mis diseños", recita el catálogo el propio EGA. Desde el punto de vista del venezolano, los alcalaínos son "muy regionalistas, sienten mucho su ciudad, y todo alcalaíno tiene algo de ella en su casa".

Retratar de forma novedosa esta ciudad milenaria y Patrimonio Mundial de la Humanidad no es una fácil empresa, aunque EGA lo haya conseguido. La inspiración, por otra parte, está al pie de la calle: "Yo voy mucho en bici y, siempre que veo un lugar que me impresiona, le tomo una foto y capto el momento para tenerlo presente". Después, cuando tenga un hueco entre sus quehaceres, desenfundará sus lápices, rotuladores y astucia digital para no dar pincelada sin hilo.

Los gigantes, Cervantes y la Universidad

Una de las obras que más llaman la atención es la que dedica a la Comparsa de Gigantes y Cabezudos de Alcalá de Henares. La tiene a la venta en distintos tipos y tamaños: todos juntos o por separado. Según cuenta, lo hace porque le llama la atención cómo, en una era tan digitalizada, los niños siguen disfrutando tanto con algo como estos muñecos demasiado grandes que una persona en su interior hace danzar y brincar.

placeholder Un marco con Don Quijote. (G.M.)
Un marco con Don Quijote. (G.M.)

"Y también para que no se pierdan las tradiciones de la ciudad. Es de lo que más vendo, tanto a padres como a niños", comenta. Por otro lado, lo clásico también mantiene su tirón. Por eso, vistas generales de la ciudad, de Cervantes y de la histórica Universidad de Alcalá rivalizan con los gigantes y cabezudos en cuanto a ventas.

EGA se muestra tranquilo en su estudio. Algo cobijado en la parte posterior, apoyado en una mesa de trabajo, recalca que este arte lo realiza en su tiempo libre. "Que las obras sean accesibles es una forma de agradecerle a la ciudad. Yo no me quiero enriquecer con ello, pero tampoco que me genere un gasto", relata. Algunas de sus ilustraciones podrían llegarse a vender en la capital por el triple de lo que las vende él en Alcalá. Por ejemplo, una obra de 50 centímetros de largo y 40 de ancho ronda los 60 euros.

Alcalá vista desde otro trazo

Todavía le sorprende cuando le reconocen, por eso guarda en su memoria las veces que eso ha sucedido. "Yo he despegado gracias al apoyo de algunos locales de la ciudad, que exponían mis obras al principio. Ahora, hay algunas personas que ya las reconocen sin ni siquiera ver mi firma. Eso es de las mejores cosas que le puede pasar a un artista, que le reconozcan por su particular estilo", desarrolla.

El nicho de mercado que ha encontrado entre las gentes alcalaínas todavía está por explotar. Su estilo, al fin y al cabo, aporta frescura y modernidad a las paredes de aquellas viviendas en las que sus dueños quieren una presencia continua de la ciudad que vio nacer a Cervantes. "Yo me salgo de lo habitual que suele haber, que es la típica pintura al óleo con trazos uniformes. Yo uso mucho color, y eso es algo distinto para las obras que hablan de Alcalá", reseña.

Foto: Una escultura de Cervantes en Vélez-Málaga. EFE / Daniel Pérez

Esta ciudad al este de la región madrileña no se lleva toda la atención de EGA. El artista, asimismo, realiza otras obras enfocadas en inmortalizar sensaciones relacionadas con el café, el vino y el ciclismo: sus aficiones. También ha realizado algunos trabajos personalizados y al gusto del cliente, lo que ha elevado su precio. Algo similar ha pasado con los retratos, aunque EGA admite que no es su fuerte, ya que "el trazo que utilizo es muy rápido, suelto, y las caras no quedan igual". Llegado el caso, la gente le insiste tanto que acaba aceptando.

En estos momentos, el artista afincado en Alcalá vende entre cinco y diez cuadros a la semana. Sobre todo, el negocio aumenta cuando llegan fechas señaladas, como las Navidades. "Al fin y al cabo, mis obras son limitadas. De cada serie, solo hago una tirada de 10 piezas por cada tamaño, y cuando se terminan no hago más. Eso me parece que es algo más especial. Si llego a ser famoso, quizá haga incluso un centenar de copias, pero de momento con diez son suficientes y así me va bien", concluye el mismo EGA con cierta socarronería.

Hace nueve años, cuando Ernán González Angulo llegó a Alcalá de Henares, nadie le conocía. Después de ver la ciudad complutense como el lugar al que huir de la mala experiencia que sufrió junto a su mujer en Venezuela, ahora todo el mundo le saluda por la calle. Le llaman por sus siglas: EGA, y lo conocen por el arte que practica en un pequeño estudio del centro de este histórico municipio.

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