"Los malos llevan pistola": los delitos con armas de fuego repuntan un 23% en dos años en Madrid

El menor que irrumpió en una pizzería del distrito de Arganzuela y disparó contra tres jóvenes que estaban cenando puso de manifiesto que a los delincuentes que operan en Madrid no les tiembla el pulso a la hora de llevar armas de fuego. Este caso no es aislado. En lo que va de año se han sucedido varios episodios similares, algunos incluso con desenlace mortal, como el asesinato de Borja Villacís en El Pardo o el de la tía del alunicero ‘Gordo Maya’ en Puente de Vallecas.

Las estadísticas que maneja el Ministerio del Interior, y que ha facilitado a El Confidencial, respaldan la tendencia. Al comparar los datos cerrados del presente ejercicio, que se corresponden con los registrados durante el primer trimestre, en la Comunidad de Madrid ha habido 112 infracciones penales relacionadas con armas de fuego. El año pasado, en el mismo periodo de tiempo, hubo 101. Y en 2021, tomando idéntico intervalo temporal, 87. Es decir, en apenas dos años, este tipo de delitos han repuntado un 23% en el primer cuarto del año.

Al comparar los datos de los últimos ejercicios completos, también se aprecia un aumento en el último curso. Mientras en 2022 hubo 342 casos, en 2023, la cifra escaló hasta los 380, es decir, un incremento superior al 10%. Este repunte, sin embargo, contrasta con la tónica de la última década, cuando año a año se han ido reduciendo los delitos registrados con armas de fuego en la región: en 2010 hubo 1.112, cifra que ha ido cayendo progresivamente hasta los 380 al cierre del año pasado.

Las fuentes policiales consultadas también perciben una mayor presencia de armas en las intervenciones que tienen que realizar, tanto en lo relativo a cuchillos y machetes, como cuando se trata de armas de fuego. En este sentido, indican que ya no ocurre como hace unos años, cuando las armas de fuego eran una cosa casi exclusiva de los clanes gitanos. Ahora, como subrayan, "casi cualquier delincuente lleva ya una pistola encima, otra cosa es que la use".

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Entre los perfiles, las fuentes consultadas apuntan a que "tanto los clanes gitanos, como delincuentes dominicanos y colombianos" son aquellos que no dudan en ir un paso más allá si es necesario. De igual modo, también es habitual que los aluniceros porten armas de fuego durante sus golpes. Estas armas, según apuntan todas las fuentes, tienen otro denominador común, que es que los delincuentes las consiguen en el mercado negro.

La frontera entre llevar armas blancas y armas de fuego la sitúan, como es previsible, en el factor económico. "La gente no se imagina la de dinero que mueve la droga", avanzan estas mismas fuentes, que indican que el tipo de arma responde a una especie de gradación dentro del universo delincuencial: "Los que se dedican al menudeo van con cuchillos y demás, pero en cuanto hay más dinero en juego, entran las armas de fuego".

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O lo que es lo mismo: mientras los pequeños pandilleros de barrio recurren a las armas blancas, los narcos y criminales de bandas organizadas de más peso recurren a pistolas y armas automáticas.

No obstante, en muchas ocasiones, los delincuentes no emplean estas armas contra los agentes de la Policía, sino que únicamente las utilizan para resolver sus cuitas y en ajustes de cuentas con bandas y grupos rivales. "Y menos mal, porque el día que vengan a por nosotros, no tenemos los medios necesarios para hacerles frente. Van un paso por delante", exponen fuentes policiales.

A tenor del aumento de los delitos relacionados con armas de fuego en Madrid, que se une a otros episodios de presión contra los uniformados en otros territorios -como en Ceuta, donde hace unas semanas una patrulla fue atacada con material contundente de obra-, desde el Sindicato Unificado de Policía (SUP) piden al Ministerio del Interior que considere a los agentes como "profesión de riesgo", una reivindicación en la que han insistido durante los últimos meses.