Buscando sombras en Sol: así sobreviven los que trabajan en la calle a la primera ola de calor del verano en Madrid

Las campanas del reloj de la Puerta del Sol de Madrid marcan las seis de la tarde. Mucha gente de la que pasea por la plaza lo hace con abanicos, botellas de agua o accesorios como gorras o sombreros. El nombre de la plaza, que todavía espera la instalación de las sombrillas para días así, no le puede hacer mayor justicia. Los que se paran, lo hacen buscando la sombra que ofrece la Real Casa de Correos, los elementos de la plaza como farolas, quioscos o incluso bajo la característica estatua del oso y el madroño. Todo es poco para librar la batalla con el calor.

La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) anunció que el pasado 17 de julio comenzó la primera ola de calor del verano. Casi como una tradición, España tendrá temperaturas de hasta 40 grados y se ha activado el aviso en siete comunidades por la llegada de una masa de aire cálido y seco procedente del norte de África frente a la ola de dando lugar a la primera ola de calor de este verano. Esta se alargará, al menos, hasta el próximo jueves.

Con la frecuencia que llegan estos acontecimientos climáticos, los trabajadores que están a pie de calle se preparan para pasar sus jornadas laborales de la mejor manera posible. Según los datos del Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo), gestionado por el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III, durante el verano pasado se estimaron 3.009 defunciones atribuibles al exceso de temperatura a nivel nacional. La Unión General de Trabajadores (UGT), en su informe sobre accidentes de trabajo, relata que durante 2023 se han declarado 199 accidentes con baja durante la jornada laboral debidos a calor e insolaciones, de los que 4 fueron mortales.

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Volviendo a la Puerta del Sol, José, un vendedor de la ONCE, cobija su quiosco portátil en la esquina que da a la calle de Carretas. Señala una especie de toldo que tiene al ser preguntado sobre cómo afronta la llegada de las altas temperaturas, aunque le quita importancia. "Yo estoy aquí trabajando y estoy acostumbrado al calor y al frío. Me da igual que haga calor o llueva, esto es como el campo o la carretera", apunta el trabajador, uno de los más optimistas.

En la subida de la calle de Preciados, Sara, una captadora social de una ONG, comenta a El Confidencial que sobrelleva el calor con un pulverizador de agua y refrescándose la cabeza constantemente. Pese a ello, afirma que tiene suerte: "Nosotros siempre estamos en esta calle y, al menos, tenemos unos toldos que nos protegen un poco del impacto directo del sol". Por su parte, Laura, una barrendera que opera en la plaza de Callao, dice que durante estos meses se le hace muy complicado el trabajo: "Es muy difícil, sobre todo para los que estamos todo el día en la calle. A partir de las 12 se hace mucho más complejo". Mientras coloca las papeleras de la plaza, se va secando el sudor de la frente.

En la bajada por la calle del Carmen, Carlos, un repartidor de una empresa de paquetería, casi como en una contrarreloj, afirma que lo lleva fatal: "Intento quitarme por la mañana todo lo que pueda porque cuando dan las 12 ya tienes que estar con la botella de agua enganchada todo el día". Una compañera suya, en la misma calle, relata algo similar. "Se lleva bastante mal, yo tengo la suerte de hacer jornada intensiva, pero vamos, mal. Ya va cayendo la tarde, pero fíjate, voy sudando a todos lados", comenta.

Desde UGT exigen que las empresas cumplan con la legislación sobre prevención de riesgos laborales y, en concreto, con los aspectos relativos a la exposición a altas temperaturas. El Gobierno aprobó el año pasado un decreto ley en este sentido en el que, entre otras cosas, obliga a las compañías a adaptar las condiciones de trabajo en escenarios de avisos meteorológicos de nivel naranja o rojo incluyendo la reducción o modificación de las horas del desarrollo de la jornada de trabajo. También la prohibición de desarrollar determinadas tareas durante las horas del día en las que concurran fenómenos meteorológicos adversos, en los casos en que no se pueda garantizarse de otro modo la protección de la persona trabajadora.

La Aemet avisa de que, con la alerta naranja, hay riesgo de fenómenos meteorológicos no habituales y con cierto grado de peligro para las actividades usuales; mientras que con la amarilla no existe riesgo meteorológico para la población en general, aunque sí para alguna actividad concreta.

Para esta ola de calor se ha activado en la Comunidad de Madrid el nivel amarillo por temperaturas de hasta 36 grados en el área metropolitana y Henares y hasta 37 grados en áreas del sur, las vegas y el oeste. Además, alertan de que de forma puntual se pueden alcanzar 39 grados en el valle del Tajo, sobre todo en el entorno de la localidad de Aranjuez.

Recomendaciones frente a altas temperaturas

El Ministerio de Sanidad establece varias recomendaciones ante estos eventos climáticos. Beber agua y líquidos con frecuencia, evitar las bebidas con cafeína, alcohol o muy azucaradas, permanecer el mayor tiempo posible en lugares frescos, usar ropa ligera y reducir la actividad física y los deportes al aire libre en las horas centrales del día.

Además, advierten que, aunque cualquier persona puede sufrir un problema relacionado con el calor, hay que prestar especial atención a los bebés y menores, lactantes y mujeres gestantes, así como personas mayores o con enfermedades que puedan agravarse con el calor.