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El doble enfado de los porteros-vecinos del Bernabéu: "Hay 80.000 personas dando vueltas, orinando y defecando"
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TRAS LOS CONCIERTOS DE KAROL G

El doble enfado de los porteros-vecinos del Bernabéu: "Hay 80.000 personas dando vueltas, orinando y defecando"

Si hay alguien más descontento que los vecinos del Bernabéu, son los porteros que viven en las comunidades que atienden. Son ellos los que acaban limpiando lo que generan los asistentes más incívicos

Foto: Aficionados esperan el concierto de la cantante Karol G en el Santiago Bernabéu (EFE/Mariscal)
Aficionados esperan el concierto de la cantante Karol G en el Santiago Bernabéu (EFE/Mariscal)
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Sombreros rosas de cowboy y camisetas de Kylian Mbappé. Son las doce de la mañana y esta es la estampa en los alrededores del Santiago Bernabéu. Las calles aledañas al recinto se inundan durante estos días de una marea rosa esperando a presenciar uno de los cuatro conciertos que Karol G da en la capital madrileña. En la memoria, sin embargo, están las imágenes que se han viralizado estos días en redes sociales: bullicio, riadas de fans hablando a voz en grito y personas orinando en los jardines de la calle.

En un barrio poco acostumbrado a este panorama, los vecinos insisten en que la situación es insostenible. Pero, al margen de ellos, hay una figura que sale especialmente mal parada estos días. Se trata de los porteros de finca que, además, viven en los mismos edificios en los que trabajan. En estos casos, los horarios no existen y si en la puerta se amontona la basura que arrojan los asistentes a los conciertos o, en el caso de los más incívicos, alguien orina en el portal, deben acudir a limpiarlo rápidamente.

Pedro, el portero de un edificio cercano al Bernabéu, encarna este perfil. "Me he encontrado todo hecho un asco. Esto está mejor porque lo he limpiado yo con lejía, pero estaba todo bastante sucio. Es muy caótico", comenta a este periódico el trabajador, que no quiere dar más explicaciones, harto de tener que acarrear con un trabajo que no es su responsabilidad y que le crean con cada concierto los asistentes más desconsiderados.

Foto: Inmediaciones del Estadio Santiago Bernabéu antes del concierto de Taylor Swift. (Europa Press/Gabriel Luengas)

Mejor suerte corren los porteros que no residen en los mismos bloques de edificios que cuidan y únicamente tienen un horario fijo: "No tengo ni idea de cómo estaba la calle a primera hora. Cuando he entrado a trabajar ya estaba todo limpio" afirma Rafael, conserje de un edificio de la calle Marceliano Santa María, cercana al fondo sur del estadio. "No hemos tenido ningún problema" comenta otro de estos conserjes, que también se ha beneficiado de las batidas que realizan los equipos de limpieza municipales tras los eventos.

"Montaban sillas de playa"

"Se llevan por delante absolutamente todo. La música la ponen a unos niveles bestiales en contra de toda normativa ambiental, pero luego es que hay 80.000 personas dando vueltas por el barrio meando y defecando aquí. Dejan la calle hecha una mierda completamente". Es lo que relata a El Confidencial Alberto, un vecino de la calle de Rafael Salgado, justo en frente del fondo norte del estadio.

Además, señala la reja que hay antes de la entrada a su portal. Comenta que la han tenido que poner hace un año debido a la cantidad de gente que entraba a un pequeño jardín que está junto al edificio. "Aquí entraba la gente y montaba sillas y mesas de playa. Encima les decías que no podían estar aquí, que esto era propiedad privada, y te montaban la bronca", apunta un vecino que admite que en alguna ocasión ha tenido que llegar la Policía Nacional a caballo para desalojar al personal.

Foto: Marta y Alfonso frente al Bernabéu. (A. F.)

Por su parte, Beatriz, vecina de la zona, afirma que aunque parece que no es el caso de este concierto, ya que, como denuncia, ha habido ocasiones en las que la suciedad se perpetuaba en el barrio durante días: "Florentino limpia su zona, pero todo esto se queda sucio y el ayuntamiento no lo recoge después, lo acaban limpiando los porteros que no están obligados a ello". Además, apunta que el Bernabéu es un campo de fútbol y que "los demás no tenemos que sufrir las consecuencias para que se lucre un señor".

Por su parte, en los establecimientos hosteleros más cercanos al Bernabéu, prefieren quedarse con lo bueno de los grandes eventos. Al margen de la suciedad que puedan generar las miles de personas que por allí transitan, aseguran que hay más ventajas, sobre todo económicas, que inconvenientes. "No hacen nada [refiriéndose a los asistentes al concierto], mear y eso me imagino que sí, pero es algo que también pasa siempre los días de fútbol" apunta Fran, gerente de un bar de la calle Gutiérrez Solana, algo más retirada del campo.

Foto: Roldán, del bar Orsay, listo para la 'swiftmanía'. (A. F.)

"De momento aquí no hemos tenido problema y cuando llegamos ya han pasado los servicios de limpieza y está todo tranquilo", revela otro camarero de una cafetería en la calle del Padre Damián. De hecho, Carlos, un trabajador de un restaurante de comida rápida situado en la avenida de Concha Espina, afirma que cuando entró al local "la calle estaba mejor que cuando hay partido".

Queda claro que los hosteleros reciben de buena gana los conciertos y eventos que aloja el Santiago Bernabéu, ya que la caja registradora lo agradece. Sin embargo, los vecinos y los porteros de las comunidades que atienden siguen en pie de guerra: "Así es imposible vivir", denuncia la mayoría.

Sombreros rosas de cowboy y camisetas de Kylian Mbappé. Son las doce de la mañana y esta es la estampa en los alrededores del Santiago Bernabéu. Las calles aledañas al recinto se inundan durante estos días de una marea rosa esperando a presenciar uno de los cuatro conciertos que Karol G da en la capital madrileña. En la memoria, sin embargo, están las imágenes que se han viralizado estos días en redes sociales: bullicio, riadas de fans hablando a voz en grito y personas orinando en los jardines de la calle.

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