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La 'doctrina Otegi' o por qué a Bildu ya no le obsesiona la imposición del euskera
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FRENTE A LA DIRECTRIZ DE ERC Y JUNTS

La 'doctrina Otegi' o por qué a Bildu ya no le obsesiona la imposición del euskera

El uso exclusivo del catalán en el Congreso divide a ERC. En 2011, Bildu impuso solo el euskera en sus instituciones, pero se dieron cuenta de que es mejor predicar en español. Como el PNV, combinarán las dos lenguas en la Cámara

Foto: Otegi durante un mitin en San Sebastián el pasado mayo. (EFE/Javier Etxezarreta)
Otegi durante un mitin en San Sebastián el pasado mayo. (EFE/Javier Etxezarreta)

"¡Euskaraz bakarrik!". "¡Solo en euskera!". Bildu cosechó en las elecciones municipales de 2011 un importante botín. Recién legalizada, los vascos premiaron el cese del terrorismo. La vieja Batasuna se hizo entonces con la Diputación de Guipúzcoa y 101 ayuntamientos vascos, entre ellos, el de San Sebastián. Y decidió imponer una férrea política lingüística en la provincia: sus cargos solo utilizarían el euskera en sus comparecencias públicas. "Euskaraz bakarrik", repetían cuando los periodistas les pedían que respondiesen en castellano. De aquello, doce años después, queda poco. Arnaldo Otegi es el gran ejemplo y tal vez se convierta en la mejor lección para Junts y ERC, que han decidido usar exclusivamente el catalán en el Congreso.

"Cuando se conformó Bildu se acordó que el euskera fuese la lengua vehicular de nuestros gobiernos. Las reuniones internas eran todas en euskera, con excepciones para los que no eran euskaldunes y tenían más dificultad. Pero delante del micro, nunca hablamos otra lengua", recuerda un alto cargo de la Diputación de aquella época. La apuesta política era clara, "poner el euskera en primer plano". Bildu, de hecho, promovió una ley para exigir el conocimiento de euskera a todo cargo público, que el PNV también llegó a incluir en algún programa electoral. Sin embargo, la realidad del día a día es muy diferente y tozuda.

Foto: Jorge Pueyo, en Zaragoza en un acto de Sumar. (EFE/Javier Cebollada)

Bildu bucea hoy en el posibilismo, puro pragmatismo político. Y si la coalición está en condiciones de disputarle la hegemonía al PNV en el País Vasco ―se quedaron a tan solo 1.106 votos de los nacionalistas el pasado 23-J― es porque se ha esforzado en separarse del viejo menú identitario y primar las políticas sociales, y así llegar a otros sectores de la población vasca. En la tarea de evangelización del voto no independentista no puede renunciar a una lengua, el castellano, que es la predominante en la calle y en los principales ámbitos sociales. Solo un 12,6% de los vascos emplea el euskera en la calle, según un estudio del Clúster de Sociolingüística patrocinado por el Gobierno vasco, y solo un 33% de la población se considera vascoparlante.

Otegi es el ejemplo perfecto de la autotraducción. No hay idea clave que no repita en español. Solo un 33% se considera vascoparlante

Arnaldo Otegi, que se perfila ahora como candidato de Bildu a lendakari, salió de la cárcel el 1 de marzo de 2016 tras cumplir seis años y medio de pena por tratar de reconstruir la ilegalizada Batasuna bajo las órdenes de ETA. Para entonces, Bildu había perdido el Ayuntamiento de San Sebastián y la Diputación de Guipúzcoa, superado por el PNV. Y si a lo largo de estos años el líder de la izquierda abertzale ha ido modulando su discurso, siempre tuvo claro que no podía renunciar al castellano. Otegi es el ejemplo perfecto de la autotraducción. No hay idea clave que no repita en español. No renuncia a su lengua, pero sabe que es la única forma de que sus postulados lleguen a todo el mundo.

Es la misma filosofía que opera en el PNV. En las tres legislaturas que el lendakari, Iñigo Urkullu, lleva al frente del Gobierno vasco, ha tenido varios consejeros que no sabían euskera, o al menos no tenían el nivel suficiente para intervenir con soltura desde la tribuna del Parlamento vasco. Jon Darpón (Sanidad), Estefanía Beltrán de Heredia (Seguridad) o Beatriz Artolazabal (Políticas Sociales) han sido algunos de ellos. Contrasta esta realidad con aquella vieja idea de exigir un buen nivel de euskera a todos los cargos públicos.

placeholder Junqueras, Rufián y Otegi, en un acto electoral en Barcelona. (EFE/Quique García)
Junqueras, Rufián y Otegi, en un acto electoral en Barcelona. (EFE/Quique García)

Tanto el PNV como Bildu seguirán hablando en español en el Congreso, mientras que los partidos independentistas catalanes, ERC y Junts, han decidido que solo lo harán en su lengua. De hecho, la portavoz de Puigdemont, Míriam Nogueras, ha asegurado que ni siquiera lo hará en los pasillos ni en la cafetería. Solo en catalán. Joan Tardà, exportavoz de ERC durante años en Madrid, cree que es un error que su formación también se cierre a una única lengua.

El republicano defendió que su partido no puede renunciar al castellano. "El independentismo se debe hacer en otras lenguas", alegó. Paradójicamente, el encargado de estrenar la directriz fue Gabriel Rufián, de quien algunos en las redes se mofaron por no hablar un catalán experto del todo. El diputado llegó a la política nacional desde la entidad Súmate, un colectivo castellanohablante partidario de la independencia. Su partido lo eligió a él para ensanchar la base republicana e intentar alcanzar aquellos colectivos alejados del soberanismo. Y aunque el nivel de penetración del catalán y el euskera no es comparable, la tesis de Tardà no se sustentaba en el temor a que tus destinatarios no te entiendan, sino, en que el castellano es una lengua también de Cataluña.

"No puedes hurtar al resto que te entienda. Ni te conviene ni es justo", resume un exdirigente de Bildu en Guipúzcoa. "Si vas a Oiartzun [municipio de Guipúzcoa euskaldún] todo el mundo te va a entender, si vas a un mitin de Barakaldo [localidad de Vizcaya] harás el canelo", concede, parafraseando al portavoz del PP, Borja Sémper, quien descolocó a muchos en su partido al recurrir por momentos al idioma vernáculo, que no domina.

Hoy, la imposición del euskera por parte de Bildu no es tal. Los cargos públicos, excepto contadas excepciones, utilizan las dos lenguas en sus comparecencias de forma indistinta, ya sea en el Parlamento vasco, en los ayuntamientos, en las Juntas Generales de cada provincia y ahora también en el Congreso. En función de la persona, primará más un idioma u otro, pero ya no se le niega a nadie una respuesta en castellano.

"Fundamentalmente; hablamos en euskera allá donde se puede; es una posición política cerrada, pero no cerril", resumen desde Bildu.

"¡Euskaraz bakarrik!". "¡Solo en euskera!". Bildu cosechó en las elecciones municipales de 2011 un importante botín. Recién legalizada, los vascos premiaron el cese del terrorismo. La vieja Batasuna se hizo entonces con la Diputación de Guipúzcoa y 101 ayuntamientos vascos, entre ellos, el de San Sebastián. Y decidió imponer una férrea política lingüística en la provincia: sus cargos solo utilizarían el euskera en sus comparecencias públicas. "Euskaraz bakarrik", repetían cuando los periodistas les pedían que respondiesen en castellano. De aquello, doce años después, queda poco. Arnaldo Otegi es el gran ejemplo y tal vez se convierta en la mejor lección para Junts y ERC, que han decidido usar exclusivamente el catalán en el Congreso.

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