Inversores mexicanos se quedan con el palacete que ocupó la librería La Central en Callao

El capital mexicano vuelve a ser protagonista de una operación inmobiliaria en el centro de Madrid. A la compra de General Pardiñas 35 (Factum Investment), de Montalbán 9 (Inmobes Real Estate) y de Alcalá 44 (por parte de los también mexicanos Besant, como adelantó Cinco Días), ahora trasciende que vuelve a ser capital mexicano el que se ha hecho con la propiedad del antiguo palacete que hasta hace un par de años ocupó la librería La Central, en la calle Postigo de San Martín 8, a escasos metros de la plaza de Callao en Madrid.

El activo fue vendido en subasta hace ahora dos años sin que hasta ahora se hubiera desvelado la identidad del nuevo propietario del inmueble. Según confirman a El Confidencial varias fuentes del mercado, los nuevos propietarios son inversores mexicanos. Hay que recordar que el edificio estaba alquilado a la librería La Central, que se trasladó justo al edificio de enfrente poco después de la subasta del edificio.

El edificio era propiedad de dos compañías de origen aragonés, Marblestar e Inmuebles Postigo, que recibieron el inmueble en herencia y a quienes Caja Rural de Aragón Sociedad Cooperativa de Crédito (Bantierra) reclamaba algo más de 8,5 millones de euros, lo que llevó a la subasta judicial del edificio, que salió a la venta en 10,8 millones y siendo la puja más elevada de 11,35 millones.

Desde la mudanza de La Central hace ya dos años, el inmueble ha permanecido vacío, sin que, por ahora, se haya desvelado la otra gran incógnita: qué hará el nuevo propietario con él, ya que su ubicación es inmejorable. El edificio está siendo comercializado por TC Gabinete Inmobiliario.

Un edificio muy protegido

Ubicado en la calle Postigo de San Martín 8, en la zona centro de Madrid, junto a la madrileña plaza de Callao, en el denominado conjunto histórico de la ciudad, el edificio era una casa palacio de la época isabelina con siete alturas: planta sótano, planta baja, entreplanta portería, plantas primera, segunda y ático, con un total de 1.221 metros cuadrados construidos.

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E. Sanz

Según la guía del Colegio de Arquitectos de Madrid (COAM), el inmueble fue construido en 1863 por José María Guallart Sánchez. Un edificio con más de siglo y medio de historia entre sus paredes y con un uso, hasta hace una década, residencial. De hecho, sobre este edificio se tramitó un plan especial para reconvertir su uso a comercial —en la categoría de mediano comercio—.

Aquel cambio de uso, acometido en 2010 por su anterior propietario, Desarrollo Urbano Aragonés (DUAR SL), se justificaba en la posibilidad de acceder a cualquier punto del edificio para que este pudiera ser disfrutado por cualquier ciudadano en su conjunto. "Al destinarse a un uso público, permite que la masa social que lo disfrute sea mucho mayor", recogía la documentación de aquel plan especial aprobado en marzo de 2009 en el pleno del Ayuntamiento de Madrid.

De hecho, se trata de un edificio muy protegido, en el que resulta necesario proteger y conservar los valores arquitectónicos y decorativos que posee en sus más de 1.200 metros cuadrados.