Un 'family office' aragonés compra el hotel Rafael Atocha con una oferta récord

No va más. La subasta del hotel Rafael Atocha, la última joya inmobiliaria de la quebrada Reyal Urbis, se cerró ayer con una oferta récord y un inesperado comprador que puso sobre la mesa el doble del precio de salida, hito que vuelve a subrayar el disparado apetito inversor que existe por este tipo de activos.

Se trata de Bancalé, sociedad patrimonial de la familia aragonesa Fabre Luengo, que en 2006 vendió la empresa tecnológica Memory Set al grupo italiano Esprinet por 65 millones de euros, según ha confirmado El Confidencial con fuentes conocedoras.

Desde entonces, este family office aragonés ha protagonizado numerosas adquisiciones inmobiliarias, como hoteles en Washington, Nueva York, Londres, Bruselas, Berlín y Colonia; plataformas logísticas en Zaragoza; comercios; viviendas; residencias de estudiantes, y oficinas en Madrid, Barcelona y Zaragoza. La última de ella, la sede de Sareb.

En Rafael Atocha, su oferta llegó hasta los 81 millones de euros, cifra que pone el broche de oro a la estrategia diseñada por BDO Abogados, la administración concursal de Reyal, que el pasado abril lanzó la subasta con un precio de partida de 40 millones de euros.

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Se trata de un establecimiento con 245 habitaciones y 110 plazas de garaje, además de gimnasio, jardín, restaurante y mil metros cuadrados de salas de reuniones, cuyo gran atractivo es la ubicación, en el número 30 de la calle Méndez Álvaro, muy cerca de la estación de trenes de Atocha.

Las fuentes consultadas cifran en unos 10 millones de euros el dinero que el nuevo dueño deberá destinar ahora a actualizar el activo, estimación que, de confirmarse, llevará por encima de los 90 millones de euros la inversión total, lo que supone algo menos de 370.000 euros por habitación.

Reyal Urbis quebró definitivamente en 2017, con una deuda de 4.700 millones, la segunda mayor de España, tras la de Martinsa Fadesa. Sareb era y es uno de sus grandes acreedores, tras heredar cerca de 1.000 millones de deuda de las antiguas cajas, papel que reivindicó hace cinco años, cuando se opuso por al plan de liquidación.

El banco malo siempre se ha negado a las ventas a derribo y ha apostado por tratar de sacar el máximo jugo de cada una de las numerosas ventas de activo. En el hotel Rafael Atocha, Sareb también era el principal acreedor y quien más tenía que ganar con una buena venta, objetivo que consiguió alcanzar ayer, con creces.

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Para poner en contexto los 81 millones de la operación, basta recordar la subasta que organizó el Colegio de Procuradores de Madrid, y supervisó el Juzgado de lo Mercantil Número 6 de Madrid, encargado de la liquidación de Reyal, hace dos años.

Entonces, se incluyeron 19 activos, entre los que estaban los hoteles Rafael Atocha, Pirámides, Ventas, Badalona y Pleta-Baqueira Beret. Además, había un edificio de oficinas en Madrid, un suelo en Pozuelo de Alarcón, otro en Murcia, cinco solares en Valencia, otros cinco terrenos distribuidos entre Jerez, Málaga, Palma y Vigo, y un garaje de 319 plazas.

Toda esta cartera salió a la venta por precio mínimo de 220 millones de euros y la puja quedó desierta. Entonces, BDO puso en marcha su estrategia de dividir y vender activo a activo, jugada que le ha permitido conseguir, solo con el hotel de Atocha, el 40% de esta cifra.