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Lo que la logística se llevó: "Llevamos meses con la cocina cerrada, no encuentro personal"
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EN LA MECA ESPAÑOLA DEL REPARTO

Lo que la logística se llevó: "Llevamos meses con la cocina cerrada, no encuentro personal"

El corredor del Henares vive un milagro del empleo con el sector logístico. El lado oscuro es que ya nadie quiere dedicarse a la hostelería, los alquileres se disparan y muchos negocios están cerrando

Foto: Ya nadie quiere dedicarse a la hostelería en el corredor de Henares. (G. G. C.)
Ya nadie quiere dedicarse a la hostelería en el corredor de Henares. (G. G. C.)

La industria de la logística encontró hace años en el Corredor del Henares su sitio. A ambos lados de la autovía a Barcelona, las enormes naves con camiones adheridos a sus puertos de carga se extienden a lo largo de kilómetros y kilómetros, desde las afueras de Madrid hasta prácticamente la llegada a Guadalajara. En los últimos 20 años, la región lleva creciendo en población y bajando en desempleo. Todo el mundo está encantado, menos los hosteleros que son incapaces de encontrar quién cocine o atienda las mesas de sus bares y restaurantes.

Aquí, quien tiene un camarero contento, tiene un tesoro. "En el pueblo, los pocos que estamos seguimos estables", dice Cristian, que lleva viendo la vida detrás de la misma barra de bar desde hace 14 años, en el mesón El Rodeo de Yunquera de Henares. El pueblo, a 17 kilómetros de la capital alcarreña, ha duplicado su población en los últimos 20 años y ya casi rozan los 5.000 habitantes.

placeholder El corredor de Henares, Guadalajara, 18/07/2024: Esta zona vive un milagro del empleo con el sector logístico. El lado oscuro es que ya nadie quiere dedicarse a la hostelería. (Guillermo Gutierrez Carrascal)
El corredor de Henares, Guadalajara, 18/07/2024: Esta zona vive un milagro del empleo con el sector logístico. El lado oscuro es que ya nadie quiere dedicarse a la hostelería. (Guillermo Gutierrez Carrascal)

En realidad, la zona cero de la explosión logística está situada a unos 20 kilómetros al sur de Yunquera, en esa línea recta que forman los municipios de Azuqueca de Henares, Alovera y Marchamalo, sede de la llamada Ciudad del Transporte, un gigantesco polígono industrial que emplea a casi 4.000 personas. Poco más allá está el Parque Industrial La Quinta o el Polígono Industrial del Henares, cada uno con docenas de naves y centenares de camiones.

Sin embargo, para encontrar a un espécimen como Cristian es cada vez más necesario escapar un poco a las afueras de la selva logística.

La distancia no evita, sin embargo, que la onda expansiva haya llegado a Yunquera de Henares. Al otro lado de la barra, refugiado en la penumbra, un hombre apura su copa. Se llama Santiago, el de la inmobiliaria.

"No hay ningún piso en alquiler en todo el pueblo", sentencia. "Y si aparece uno, mañana está alquilado". Incluso los profesores destinados a Yunquera de Henares están teniendo problemas para encontrar vivienda. Antes, Santiago alquilaba un piso de dos habitaciones por unos 250 euros al mes. Ahora cuesta el doble. "Una habitación 450, dos habitaciones 525, chalet por 700 euros", repite.

"En el Corredor del Henares no queda suelo disponible", añade. Entre polígono y polígono se divisan las grúas, construyendo desde cero nuevos barrios de viviendas unifamiliares. Buena parte de Alovera ya es así, calles interminables de casas con jardín tan solo interrumpidas por algún parque infantil. Los negocios están muy concentrados alrededor del casco viejo.

placeholder Una pintada en El corredor de Henares, Guadalajara. (Guillermo Gutiérrez)
Una pintada en El corredor de Henares, Guadalajara. (Guillermo Gutiérrez)

¿Un regalo envenenado?

Para los ayuntamientos de la zona, el de la logística es un asunto incómodo. El sector ha venido para quedarse y dar empleo a casi todos los jóvenes de la zona. En pueblos como Alovera, el 22% de la población en edad de trabajar lo hace en estos polígonos, ya sea conduciendo camiones o empleados en los centros logísticos. En Azuqueca es casi el 18%, uno de cada cinco vecinos. Sin embargo, el rápido crecimiento de este sector no ha dado tiempo a los consistorios a adecuar las necesidades de vivienda o servicios a la nueva realidad.

Los intentos por hablar con los responsables municipales sobre este asunto resultan infructuosos. "Lo sentimos, el alcalde no puede atenderle, tiene la agenda completa", explica una secretaria. "Ha surgido un acto institucional". En el pueblo de al lado, lo mismo: "Durante esta semana la alcaldesa se encuentra de vacaciones, sentimos no poder facilitarle un contacto para esa materia".

Precisamente junto al ayuntamiento, en la plaza de la Constitución de Azuqueca de Henares, está el Asturiano Bar, un clásico de la juventud alcarreña abierto en 1985, cuando Roberto y Javier, dos hermanos, tomaron las riendas. Tras muchos años como pub nocturno, el bar dio un giro hace 20 años y se centró más en la gastronomía del norte de España: sidra de barril, fabadas por encargo, productos de la tierra… hasta hace tres meses.

"Tuvimos que cerrar la cocina porque no encontrábamos a nadie", confirma Roberto mirando a la puerta del fondo, ya permanentemente quieta. Ahora solo ofrecen pequeñas tapas junto a la bebida. "Estamos todos igual, es imposible encontrar camareros o cocineros, todos están ya en la logística, con horarios de ocho horas al día y sueldos que aquí no podemos ofrecer".

placeholder Polígono en El corredor de Henares, Guadalajara. (Guillermo Gutierrez)
Polígono en El corredor de Henares, Guadalajara. (Guillermo Gutierrez)

Siempre que surge este debate, hay quien señala que el problema es que la hostelería debería pagar mejor. Sin embargo, en este caso nadie parece estar haciéndose rico. La profesión de camarero no es demasiado vocacional, a menos que uno sea dueño del local o este suponga el medio de sustento familiar. Además, ni siquiera pueden competir.

En la propia ciudad de Azuqueca, los jóvenes pueden acudir al centro de formación de la industria, pagar 25 euros y hacer un curso subvencionado para llevar carretillas elevadoras en una de las naves. O varios módulos de especialización con simulador para aprender a llevar un camión cisterna, también por muy poco dinero. A partir de ahí, trabajo asegurado, ocho horas —que pronto serán siete y media— y una nómina.

placeholder Eric, camarero, en El corredor de Henares, Guadalajara. (Guillermo Gutierrez Carrascal)
Eric, camarero, en El corredor de Henares, Guadalajara. (Guillermo Gutierrez Carrascal)

No muy lejos de allí, Eric regenta un local de comida rápida con toques latinos y rumanos. "No hay camareros, no aparecen por ninguna parte. ¿Cómo les vas a ofrecer lo mismo que allí en el polígono? Encima con la subida de precios que hemos tenido, ¡es imposible!". En su caso, cuando necesita ayuda, tira de la red familiar. Pero sabe que eso es todo a lo que puede aspirar. Todos han oído historias de un bar o restaurante que ha cerrado en el pueblo de al lado por no poder encontrar mano de obra, es la cara amarga de la fiesta que vive la región. "La parte buena es que la gente tiene dinero y viene a consumir", se consuela.

La industria de la logística encontró hace años en el Corredor del Henares su sitio. A ambos lados de la autovía a Barcelona, las enormes naves con camiones adheridos a sus puertos de carga se extienden a lo largo de kilómetros y kilómetros, desde las afueras de Madrid hasta prácticamente la llegada a Guadalajara. En los últimos 20 años, la región lleva creciendo en población y bajando en desempleo. Todo el mundo está encantado, menos los hosteleros que son incapaces de encontrar quién cocine o atienda las mesas de sus bares y restaurantes.

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