"Los fondos exigen ahora rentabilidades de dos dígitos para entrar en infraestructuras en España"

Hace 15 años, cuando el mapa financiero español se dividía entre bancos y cajas de ahorros, 13 representantes de estas últimas unieron fuerzas y crearon la concesionaria Concessia, con el objetivo de construir una cartera de 37 concesiones de infraestructuras y encomendaron a la gestión a Gerens Hill.

Aquel equipo fundó hace una década A3i (Asesoría Integral de Inversiones en Infraestructuras), una de las principales firmas españolas especializadas en la gestión y asesoramiento de proyectos de colaboración público-privada (PPP), y desde su creación ha participado en activos concesionales que suma un volumen total de inversión de 4.500 millones de euros.

Los tres socios de A3i —Fernando Pallarés, Jesús Caravantes y Pablo Vilariño— pueden presumir de ser uno de los equipos más experimentados en concesión de hospitales, gracias a la antigua cartera de Concessia —Torrejón, en Madrid, Vigo, Burgos y Can Misses, en Ibiza— y de numerosos proyectos en los que han participado dentro y fuera de nuestras fronteras, como el Queen Alexandra, en Reino Unido, Brescia, en Italia, o Maipú y La Florida, en Chile.

"También gestionamos la Clínica San Marco, que es la mayor clínica veterinaria de Italia", explica Pallarés, quien asegura que "los múltiplos de compra para las clínicas veterinarias, en algunos casos, son equivalentes a las tecnológicas". Claro ejemplo del gran apetito inversor que existe por el mundo concesional a lo largo y ancho del planeta.

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Sin embargo, el mercado español tiene el candado echado por la conocida como ley de desindexación, norma que desde los tiempos de Mariano Rajoy en La Moncloa limita a 200 puntos básicos sobre el bono del Tesoro el tipo de descuento al que se pueden licitar, tope que ha espantado a los grandes inversores de la piel de toro y que amenaza con agravar el problema ante las crecientes exigencias de los vehículos de infraestructuras tras el alza de tipos.

"Este marco que tenemos no genera interés. Con el marco actual, va a ser complicado que en España se licite nada, porque el fondo ve su rentabilidad limitada cuando sabe que puede conseguirla en otro proyecto sin riesgo", asegura Vilariño. "Los fondos son más exigentes ahora, han pasado de pedir rentabilidades de un dígito a rentabilidades de dos dígitos, sobre todo cuando hay construcción", añade Pallarés.

Las mayores dificultades que existen para levantar capital, lo que se conoce como fundraising, y el mayor coste de capital explican estas nuevas exigencias de los inversores. Sin embargo, incluso en este nuevo contexto, los socios de A3i se muestran convencidos de que hay interés por entrar en España, lo que faltan son proyectos con una condiciones en los pliegos suficientemente atractivas.

A3i habla con el conocimiento de llevar una década trabajando en más de 92 proyectos de una decena de países: España, Italia, Chile, Estados Unidos, Portugal, México, Irlanda, Alemanía, Uruguay y Perú. Entre sus clientes hay fondos como DIF, Quaero Capital, MM Capital Partners o Asterion. "Es muy triste, tenemos los mejores grupos de infraestructuras del mundo y, en cambio, no tenemos grandes iniciativas. Hace falta un marco más colaborativo, y la ley de desindexación no favorece", señala Caravantes.

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España, probablemente, tampoco va a poder permitirse quedarse atrás, teniendo en cuenta el horizonte al que se enfrentan las cuentas públicas, llamadas a recuperar el cumplimiento de la senda del déficit, que actualmente ronda el 4%, y de afrontar un creciente pago de intereses con una deuda pública del 110% del PIB (producto interior bruto).

Entre las opciones que los socios de A3i proponen para mejorar el marco en España está aplicar un mecanismo, que ya se emplea en otros mercados como Italia o Reino Unid, que permite, si el privado gana demasiado, revisar a la baja sus honorarios para equilibrar, y viceversa. "Esas herramientas ayudarían a que la administración se sintiera más confortable, y también los fondos", señala Pallarés