Elzaburu pone a una biotecnóloga al frente de su departamento de Patentes

Cambios en la dirección de Elzaburu. El bufete especializado en propiedad industrial e intelectual ha nombrado a Patricia Salama directora del área de Patentes. La nueva socia, biotecnóloga molecular de profesión, sustituirá a Francisco Javier Sáez al frente de uno de los departamentos clave para el despacho. La decisión se enmarca dentro del proceso de profesionalización que viene desarrollando la firma en el último año, que comenzó con el cambio de directiva en junio del año pasado y se consolidó con la mudanza de sede en noviembre.

El nombramiento resulta llamativo por el perfil de la nueva socia, que no es abogada ni tiene formación oficial en Derecho, algo poco habitual en un bufete. Además de doctora en Biología Molecular y Bioquímica, Salama es agente europeo de patentes y cuenta con más de una década de experiencia en el campo de la propiedad industrial. A lo largo de su trayectoria profesional, ha ejercido laborales en agencias de patentes y ha sido responsable del departamento de Patentes en una empresa farmacéutica. Entró en Elzaburu en 2016, y anteriormente trabajó durante más de 10 años en laboratorios de investigación en los campos de genética del desarrollo, neurobiología y células madre.

Desde el departamento de Patentes, Salama deberá impulsar uno de los departamentos fuertes de la firma y coordinar a un equipo de 40 profesionales. "Es una área de práctica muy madura, tenemos mucha presencia en el mercado, pero queremos repensarlo", describe la socia directora, Mabel Klimt.

Aunque la designación de una biotecnóloga al frente de un área Legal pueda parecer un movimiento inusual, no es algo extraño para Elzaburu. Como recuerda Klimt, el despacho cuenta con varios profesionales con una formación 'a priori' alejada del mundo del derecho, como ingenieros, químicos o biólogos (sin ir más lejos, el antecesor de Salama es químico de profesión). Una estrategia con la que el bufete pretende ofrecer un asesoramiento mucho más especializado y adaptado a las necesidades de sus clientes. "Puede parecer curioso, pero es y debe ser lo normal", señala.

En la misma línea, Salama considera que la presencia de perfiles más técnicos y no estrictamente jurídicos constituye un gran valor añadido en el servicio que ofrecen. "Nuestros clientes son empresas que se dedican a la innovación. Al contar con profesionales más científicos les ayudamos con todo el proceso, ya no solo el tema de protección legal, y entendemos muy bien su industria porque pertenecemos a ella. Podemos anticiparnos con mucha facilidad. Tener esa información y conocimiento previo es esencial", razona.

Por otro lado, la nueva socia considera que uno de los principales retos a los que deberá hacer frente será la sensibilización del mundo científico sobre la importancia de las patentes. "España no es un país muy centrado en proteger. Estamos entre los 10 primeros a nivel global en términos de investigación y publicaciones, pero a la cola entre los que patentan nuevos inventos", relata.

Este problema recibe el nombre de 'valle de la muerte', y parte de una falta de sensibilización y educación desde un inicio. "Durante la época universitaria no se da formación sobre esto. De hecho, hay una especie de prejuicio contra quien patenta, parece que no quiere compartir sus descubrimientos y busca el monopolio, cuando la realidad es que es la manera de convertir un invento o una idea en algo tangible y útil para la sociedad", indica. Un estigma contra el que Salama pretende luchar.

TE PUEDE INTERESAR

Rusia autoriza a sus ciudadanos y empresas a usar gratis las patentes de países "hostiles"

Irene Cortés

Cambio a la modernidad

En el último año, Elzaburu ha ejecutado un conjunto de cambios relevantes. Así, en junio del año pasado modificó la cúpula y nombró un nuevo presidente y socia directora, Ignacio Diez de Rivera Elzaburu y Mabel Klimt, respectivamente. En la misma línea, a principios de noviembre, trasladó sus oficinas a la planta 28 de la Torre de Cristal, abandonando su tradicional sede en la calle Miguel Ángel 21.

Con estos cambios, el despacho pretende dar el salto de bufete familiar a un despacho más moderno. "Queremos trasladar el mensaje de una mayor modernidad y responsabilidad, pero sin perder esas raíces originales que para nosotros son tan importantes", relata la socia directora, que califica el momento por el que está pasando la firma como "fundacional". "Llevábamos 40 años en las oficinas anteriores y ha sido un movimiento de mucha trascendencia. El cambio de directiva, de oficinas… lleva implícitas muchas renovaciones a varios niveles", describe.

Según explica, la estrategia no incluye objetivos concretos sobre facturación o aumento de la plantilla, sino que está centrado en proyectar una imagen más profesional no solo para los clientes, sino también para la atracción y retención del talento, uno de los mayores retos que afronta el sector en estos momentos.