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¿Quién va soltando castores por España? La 'gamberrada' alemana que temen en Zamora
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El mayor roedor de Europa conquista España

¿Quién va soltando castores por España? La 'gamberrada' alemana que temen en Zamora

Los castores desaparecieron de España en el siglo XIX, pero varias sueltas ilegales los devolvieron al Ebro. Ahora, un grupo de científicos investiga su llegada al Tormes

Foto: Un castor se alimenta de la corteza de un árbol junto a la orilla del río Arga, en la comarca de Pamplona. (EFE)
Un castor se alimenta de la corteza de un árbol junto a la orilla del río Arga, en la comarca de Pamplona. (EFE)
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Cuando Teresa Calderón Sánchez se topó con aquel árbol mordisqueado en la orilla del Tormes, alucinó. "Es como si me hubiera encontrado un cuerno de rinoceronte en medio de Zamora", comenta esta doctora en biodiversidad. Tanto le impactó ver aquella madera roída como si hubiera pasado por un sacapuntas, que empezó a seguir el rastro. "No soy una experta en estos animales, pero todo indicaba que habían sido castores. Pese a que desaparecieron del país hace siglos, no podía ser otra especie". Tras cerca de un año de búsqueda, Calderón acaba de publicar su descubrimiento en un estudio junto a otros científicos. ¿El resultado? Las huellas encontradas confirman la presencia de castores en el Tormes. Pero al no haber dado con los ejemplares, nadie sabe cuántos son, de dónde vienen ni cómo llegaron hasta allí.

La investigación, liderada por esta doctora en el Parque Natural de Arribes del Duero, entre la presa de la Almendra y la desembocadura del Tormes en el Duero, ha puesto de nuevo el foco sobre la reconquista de los ríos europeos por parte del mayor roedor de Eurasia, el Castor fiber. Tras siglos asediado por la caza sin control y la sobreexplotación, en 1900, la población de estos animales estaba en mínimos, quedando solo unos pequeños reductos en el noreste de Europa, pero ahora están volviendo a poblar la mayor parte del continente. El problema es que en algunos casos esta reintroducción se está haciendo sin control alguno. Pasó en Reino Unido o Bélgica, y también ha ocurrido en España. Así volvió la especie al Ebro en 2003, y ahora puede que se esté viviendo algo parecido en el entorno del Duero.

Foto: Ciudad real, provincia clave para la conservación peninsular de la avutarda. (Foto: Efe/Beldad)

"La recuperación de este animal se ha ido haciendo por traslocación, todo de forma artificial, entre comillas, porque se hace con la ayuda del ser humano. Además de prohibir su caza y proteger la especie, se cogieron individuos de las pocas poblaciones que quedaban y se fueron reintroduciendo en los ríos donde antes, supuestamente, vivían", comenta Calderón. "La idea se ve que está funcionando, porque las poblaciones crecen, pero lo malo es que muchas de estas traslocaciones se hacen de forma ilegal. Tratamos de averiguar si eso ha ocurrido también aquí", añade la investigadora salmantina, cuyo estudió salió a principios de diciembre en la revista Hystrix, the Italian Journal of Mammalogy.

De momento, ninguna institución se ha puesto en contacto con ellos por este misterio del Tormes y ellos no descartan ninguna hipótesis, pero todo empieza a sonar demasiado parecido a lo sucedido hace cerca de una década entre Navarra, La Rioja y Aragón. Allí, un grupo de supuestos activistas reintrodujo estos animales sin contar con ningún tipo de permiso, y ahora su población se ha extendido por todo el Ebro. A falta de conocer más sobre el castor zamorano, este caso podría ser un nuevo ejemplo del rewilding (recuperación de la vida silvestre) a las bravas que divide a los investigadores.

placeholder Imágenes de las huellas de los castores en el Tormes.
Imágenes de las huellas de los castores en el Tormes.

"Sí, hay una corriente muy fuerte de recuperación de los ecosistemas a sus etapas anteriores. Y yo estoy de acuerdo en todo lo del rewilding Europe, a mí me encanta la naturaleza y me gustaría que todo estuviera prístino. Pero, claro, hay que hacer las cosas con un poco de cabeza, tener unos criterios, informar a las autoridades, hacer un seguimiento y, sobre todo, hablarlo con la población. En muchas ocasiones, colectivos ecologistas, con toda su buena fe, quieren hacer algo, pero al no contar con el apoyo de la gente de la zona solo generan rechazo", explica la experta. Los choques con agricultores y otro tipo de profesionales locales han hecho que se generen tensiones por los castores en países como Reino Unido, donde incluso dueños de fincas privadas los reintrodujeron para mejorar la gestión del agua gracias a sus presas y tala de árboles y ahora se han encontrado con las dudas de los trabajadores del campo.

Castores bávaros en el río Aragón

El caso del fin de los castores en Europa es curioso, pues su exterminio se debió a varios motivos algo rocambolescos. Su piel estaba muy cotizada, pero más aún lo estaba el castóreo, un aceite amarillento segregado por las glándulas anales del animal y que se usaba para hacer perfumes y otros productos cosméticos. Aunque su valor no quedaba ahí, ya que gracias a una decisión papal, su carne era apta para ser comida durante la Cuaresma, pues se consideró que al ser un animal acuático se podía igualar al pescado. Todo se unió para que en cuanto se desarrollaron las armas de fuego, su población se redujese drásticamente en todo el continente.

En España, se habla de su desaparición entre el siglo XVII y el XIX, pero todo cambió cuando varios investigadores descubrieron que los castores habían regresado a la cuenca del Ebro de forma ilegal. En 2007, cuando se confirmó su presencia en unos ríos en los que llevaban desde 2003, el caso, lejos de celebrarse, acabó en los juzgados. Las administraciones afectadas vieron en la reintroducción ilegal un peligro para su ecosistema y decidieron que la mejor opción era el exterminio. Contaron con el apoyo incluso de la Unión Europea, pero en el lado contrario se posicionaron grupos ecologistas liderados por la asociación belga procastores Pays des Castors, que llegó a denunciar el caso al Defensor del Pueblo español.

La investigación llevada a cabo por las autoridades locales no pudo dar con los autores de la suelta, pero sí se conoció que fueron 18 los ejemplares y que el primer lugar donde aparecieron fue en el cauce del río Aragón (otros se soltaron en Galicia, pero no sobrevivieron). Gracias a los estudios genéticos, también se descubrió el origen de los animales, que habían sido criados en cautividad en Baviera. Y a falta de nombres, se acusó de lo ocurrido a un grupo de supuestos ecologistas centroeuropeos (en las crónicas de la época, se habla tanto de ecologistas belgas como alemanes).

placeholder Castor de antepasados bávaros bañándose en el río Arga, cerca de Pamplona. (EFE)
Castor de antepasados bávaros bañándose en el río Arga, cerca de Pamplona. (EFE)

Incluso se llegó a acusar de lo ocurrido a la propia asociación Pays des Castors, algo que estos activistas negaron, aunque apoyaron claramente a los que llevaron la acción a cabo. "No sabemos quién fue, pero si algún español soltó los castores, merece una condecoración", dijeron. "Da igual si fueron liberados o si llegaron de forma natural. Es una especie protegida que hace siglos crio allí y el Gobierno debería alegrarse".

El exterminio de las poblaciones no funcionó y pocos años después la propia Unión Europea se puso del lado de los activistas y se decidió la protección de estos animales también en suelo español. Una decisión que ha supuesto que estos roedores ya hayan cruzado todo Aragón, hayan escalado hasta el País Vasco y se hayan asomado incluso a Soria, entrando en el cauce del Duero a través de, se cree, el Jalón.

Ese es el punto más cercano (unos 400 kilómetros) al lugar donde Calderón y el resto del equipo dieron con los árboles roídos, por eso remontaron el río Tormes hasta el Duero —"necesitamos de barcas hinchables, porque la zona es de muy difícil acceso"— para intentar dar con algún indicio de un movimiento natural de la especie. Sin embargo, no encontraron nada y la lejanía entre los puntos hace que los investigadores se inclinen aún más por la hipótesis de la suelta ilegal. La tasa de expansión de los castores bávaros en la cuenca del Ebro indica un avance de 15 kilómetros por año. Según esos datos, la especie habría necesitado de unos 41 años para cubrir la distancia desde el punto soriano donde se encontró la especie hasta Arribes de Duero.

De haber sido algo natural, estos animales habrían sido capaces de cruzar toda Castilla y León y conquistar todo el Duero hasta la frontera con Portugal en tiempo récord y sin ser vistos. Calderón no descarta la reintroducción artificial e incluso sugiere una suelta por parte de traficantes de especies. "Por aquí hemos visto y sabido de todo. No se puede descartar que alguien consiguiese de alguna manera un castor, no sería el primer caso, y que tras un tiempo teniéndolo en casa se haya cansado de él. Ahora mismo no podemos descartar ninguna hipótesis, solo señalar que la especie está aquí. También hemos contactado con colegas portugueses porque estamos justo en zona fronteriza".

"Ya somos americanos también"

La vuelta del Castor fiber es una de las grandes armas de los defensores de la corriente de rewilding, que se está imponiendo desde hace años. Un movimiento que busca la recuperación de los ecosistemas de etapas anteriores con la idea de que estos recobren las funciones que tenían en el pasado y que perdieron por la acción del hombre o cualquier otra alteración del medio. El castor, conocido como el ingeniero de la naturaleza, se pone como ejemplo de una especie que puede ayudar a cuidar mejor los bosques e incluso gestionar mejor el agua.

Pero también muestra los peligros que estas acciones pueden tener si se hacen al margen de instituciones, autoridades y lugareños. Sin ir más lejos, en el caso del Tormes, no es posible saber si los castores que muerden sus árboles pueden portar alguna enfermedad o parásito. Ni siquiera es posible saber el número.

placeholder Huellas de los castores en el río Arga. (EFE)
Huellas de los castores en el río Arga. (EFE)

A falta de movimientos por parte de las administraciones sobre el caso en Arribes, el estudio liderado por Calderón ya ha empezado a hacer ruido entre la población local. Justo esta semana, un vídeo de un pescador local en el que se veía el rastro de los castores en la zona se hacía viral. El clip terminaba con un "ya somos americanos también".

Se trata de un ejemplo de cómo el hallazgo de los castores sin el apoyo y el conocimiento de los lugareños puede provocar rechazo y conflictos en la zona. Como comenta la experta, el Castor fiber es una especie autóctona que incluso está incluida dentro de la lista Lespre (Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial). Además, tiene diferencias importantes con su primo americano, sobre todo en el tema de las presas. No es tan dado a hacer ese tipo de trabajos y solo utiliza los árboles para alimentarse.

Sea con presas o sin ellas, Calderón añade un pequeño detalle a la vuelta del castor. "Tenemos que entender que el ecosistema actual no es el mismo en el que vivían los castores hace siglos. Parece una obviedad, pero es algo a tener en cuenta, porque su reintroducción puede traer cambios a los que no nos queramos adaptar".

Cuando Teresa Calderón Sánchez se topó con aquel árbol mordisqueado en la orilla del Tormes, alucinó. "Es como si me hubiera encontrado un cuerno de rinoceronte en medio de Zamora", comenta esta doctora en biodiversidad. Tanto le impactó ver aquella madera roída como si hubiera pasado por un sacapuntas, que empezó a seguir el rastro. "No soy una experta en estos animales, pero todo indicaba que habían sido castores. Pese a que desaparecieron del país hace siglos, no podía ser otra especie". Tras cerca de un año de búsqueda, Calderón acaba de publicar su descubrimiento en un estudio junto a otros científicos. ¿El resultado? Las huellas encontradas confirman la presencia de castores en el Tormes. Pero al no haber dado con los ejemplares, nadie sabe cuántos son, de dónde vienen ni cómo llegaron hasta allí.

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