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Si creemos que la sequía se acaba con las lluvias no hemos entendido nada
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Si creemos que la sequía se acaba con las lluvias no hemos entendido nada

España afronta el período más seco del año con los embalses a menos de la mitad de su capacidad, implorando la lluvia y sin un plan de adaptación a la nueva realidad climática

Foto: Puente sobre el pantano reseco de Rialb, en Lleida. (Reuters/N.Doce)
Puente sobre el pantano reseco de Rialb, en Lleida. (Reuters/N.Doce)

Según los últimos datos facilitados por el Ministerio para la Transición Ecológica, las reservas de agua embalsada se hallan al 48,9% de su capacidad: casi un punto por debajo de la que mostraban el año pasado (uno de los más secos de la historia) por estas mismas fechas y veinte puntos porcentuales por debajo de la media de la década para estas fechas.

Los datos sitúan ya a 2023 como el quinto año con menos agua almacenada en los embalses desde que existen registros. Por cuencas, los pantanos del Guadalquivir se encuentran al 24,37% de su capacidad, cuando según los datos acumulados durante la década, por estas mismas fechas deberían estar al 63,62%. Los embalses del Guadiana están al 32,87% y deberían estar al 60,44%.

Foto: El catedrático Javier Martín Vide, experto en agua y cambio climático. (UB)

Con todo, la situación más grave sigue dándose en las cuencas internas de Cataluña (sistema Ter-Llobregat), donde los embalses están al 25,55% de su capacidad, cuando por estas mismas fechas deberían situarse en el 83,47%. El estado de los pantanos en la provincia de Barcelona es especialmente delicado, pues están al 15,33% cuando la media para esta misma semana señala que deberían estar al 82,88%.

Respecto a las precipitaciones anotadas en lo que va de año, según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), el descenso de lluvias durante el primer cuatrimestre ha sido de un 54% por debajo de lo normal, convirtiéndose en el período más seco desde que se tienen registros.

Desde el comienzo del año hidrológico, que arrancó el uno de octubre de 2022 y finalizará el próximo 30 de septiembre, y hasta el pasado lunes 8 de mayo, en toda España se han recogido 349 litros por metro cuadrado (l/m2) de media, cuando lo normal sería que se hubieran alcanzado los 479 l/m², lo que supone un descenso del 27% respecto a lo habitual. Y las previsiones señalan que en el mejor de los casos se darán las lluvias propias de la climatología, pero no superiores.

El campo no puede resistir más

Para poner en valor el impacto que está teniendo la sequía en el campo, la Agrupación Española de Entidades Aseguradoras de los Seguros Agrarios Combinados, Agroseguro, daba a conocer esta misma semana una primera estimación de las indemnizaciones por daños en los cultivos de secano. Según sus cálculos, basados en los partes aportados hasta la fecha por los damnificados, el valor de las pérdidas supera ya los 300 millones de euros, solo en las herbáceas: cereales de invierno, leguminosas y colza. Con estos datos, la actual sequía se ha convertido en el peor siniestro en la historia del seguro agrario en España. Pero es que los daños al sector son todavía mayores.

placeholder Las pérdidas agrícolas son ya inmensas. (Reuters/Agustin M.)
Las pérdidas agrícolas son ya inmensas. (Reuters/Agustin M.)

En el caso del regadío, la situación es catastrófica, con algunos casos, como el de los cítricos, en que la sequía no es que amenace a la cosecha de este año, que ya se da por pérdida, sino que peligra la supervivencia de los árboles, situando a los agricultores ante la pérdida de sus explotaciones y al borde de la ruina. Por todo ello, desde los sindicatos agrarios, que ya denunciaron cuantiosos daños en 2022, elevan los daños de la presente temporada a miles de millones de euros (más de 3.000 solo en Andalucía, según las comunidades de regantes) y exigen que el gobierno central apruebe con carácter de urgencia un Real Decreto de Sequía que paralice algunas de las exigencias de la PAC, como el controvertido cuaderno de campo digital, y habilite ayudas concretas, suficientes y de ejecución inmediata.

Foto: Embalse de La Viñuela, en Málaga, la semana pasada. (EFE/J. Zapata)

Ante esta delicada situación, el Consejo de Ministros celebraba este jueves una reunión extraordinaria para la sequía tras la que se daba a conocer el paquete de medidas urgentes con el objetivo de garantizar el abastecimiento de agua potable a la población y activar un nuevo paquete de ayudas directas al sector agrario, cuya actividad se está viendo gravemente afectada por la sequía.

Una sequía estructural

Lo que parece fuera de toda duda es que las soluciones al grave problema de la falta de agua en el campo, en la industria y en las ciudades, no van a llegar con actuaciones quirúrgicas aplicadas a cada sector y con financiaciones extraordinarias Porque la sequía ha dejado de ser un fenómeno extraordinario en nuestro país. Lejos de eso, basta con atender a los datos de la propia AEMET para comprobar que se ha convertido en un hecho cada vez más recurrente que se manifiesta de forma más severa, tal y como también reseñan los modelos climáticos elaborados por los expertos del IPCC que siguen la evolución del cambio climático.

placeholder Restricciones de agua potable en Alcaracejos, Córdoba. (Reuters/E.Rodriguez)
Restricciones de agua potable en Alcaracejos, Córdoba. (Reuters/E.Rodriguez)

La sequía es también estructural, por lo que no se va a solucionar con la llegada de las lluvias, que muy probablemente, tal y como señalan dichos modelos, llegarán de forma más dispersa y menos predecible y en buena parte de los casos en forma de grandes tormentas que provocarán graves daños y poco o ningún beneficio. Por eso es necesario poner en marcha políticas de adaptación que promuevan cambios estructurales, muy especialmente en el sector agrario, donde en lugar de esperar a que llueva o a que se promuevan trasvases, lo que hay que hacer es adaptar los cultivos y las prácticas agrícolas a la nueva realidad climática.

Foto: Vista del embalse de La Viñuela, en Málaga. (EFE/Jorge Zapata)

Por todo ello, aunque mañana mismo empiece a llover a cántaros y los embalses recuperen momentáneamente sus reservas, ha llegado el momento de dejar de hacer un uso político del agua y de aprovechar la gravedad de la situación para utilizar la sequía como arma arrojadiza. Porque esa es la mayor amenaza para seguir garantizándonos el acceso al agua: la mala gobernanza y la demagogia.

Las condiciones climáticas determinan la actividad agraria. Si el clima cambia, los métodos de cultivo deben cambiar para adaptarse

Ante la realidad climática que vivimos, de lo que se trata es de alcanzar un pacto nacional de adaptación al cambio climático, un acuerdo desvinculado de los intereses partidistas y por el bien común que una los esfuerzos de administraciones, empresas, científicos, entidades y ciudadanos para, entre otras cosas, lograr una gestión y un consumo mucho más eficiente y medioambientalmente responsable del agua. Adaptación: solo así lograremos eludir los peores escenarios hacia los que nos está conduciendo el cambio climático y nos garantizaremos el acceso al agua desde el respeto al medio ambiente.

Según los últimos datos facilitados por el Ministerio para la Transición Ecológica, las reservas de agua embalsada se hallan al 48,9% de su capacidad: casi un punto por debajo de la que mostraban el año pasado (uno de los más secos de la historia) por estas mismas fechas y veinte puntos porcentuales por debajo de la media de la década para estas fechas.

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