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Resiliencia ante la sequía: estas son las 'infraestructuras verdes' que ya utilizan agua regenerada
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Resiliencia ante la sequía: estas son las 'infraestructuras verdes' que ya utilizan agua regenerada

No podemos dar marcha atrás en el tiempo pero sí proteger nuestro futuro reforestando bosques, preservando las fuentes de agua y los ecosistemas naturales. ¿Una clave? Crear espacios verdes con agua regenerada. Te contamos cómo funcionan

Foto: El parque El Recorral, en Alicante, cuenta con cinco lagunas artificiales, a partir de agua regenerada. (Foto cedida por Veolia)
El parque El Recorral, en Alicante, cuenta con cinco lagunas artificiales, a partir de agua regenerada. (Foto cedida por Veolia)

En un contexto creciente de escasez hídrica, el agua dulce es fundamental para la vida. Casi la mitad de la superficie terrestre (40%) está ocupada por desiertos, sabanas y llanuras de matorral seco. De la Patagonia argentina, a las grandes planicies de Australia pasando por las llanuras de África y Eurasia son numerosas las zonas afectadas por la desertificación con tierras degradadas, por lo que es doblemente importante cuidar los recursos hídricos de la otra mitad.

De acuerdo a los registros de las Naciones Unidas, los periodos de sequía se han incrementado un 29% desde el año 2000 poniendo en jaque muchos ecosistemas. ¿Por qué? La tierra actúa como termostato del planeta contribuyendo a regular su temperatura a la vez que hace de sumidero para las emisiones de carbono. Un suelo seco y árido, sin vegetación, ni oxigena ni filtra ni alimenta.

España es uno de los países de la Unión Europea que más acusa la falta de lluvias, según advierten desde la Agencia Europea del Clima. En el caso de nuestro territorio, el sur y Cataluña son las zonas más afectadas, en las que ya se han tenido que aplicar restricciones de consumo de agua en distintos sectores.

placeholder Vista del río Ter en la cabecera del pantano de Sau, en la localidad barcelonesa de Vilanova de Sau. (EFE/Siu Wu)
Vista del río Ter en la cabecera del pantano de Sau, en la localidad barcelonesa de Vilanova de Sau. (EFE/Siu Wu)

Ante la acuciante falta de agua, es necesario poner en práctica soluciones basadas en la economía circular y la innovación que permitan preservar los limitados recursos hídricos de los que disponemos o, incluso, darle varias vidas a través de la regeneración, es decir, del tratamiento avanzado de las aguas residuales depuradas. Por esta solución apuesta Agbar, parte del grupo Veolia, especialista en la gestión del agua.

En este contexto entran en juego las llamadas infraestructuras verdes que aplican la filosofía de la inteligencia natural. De este modo, usan los recursos que ofrece la propia naturaleza para revertir los efectos de la sobreexplotación creando espacios naturales de forma artificial que dan paso a nuevos ecosistemas para transformar el paisaje.

Proteger especies en peligro

En Cartagena (Murcia), la depuradora de Cabezo Beaza se ha naturalizado para camuflarse con el entorno reforzando la biodiversidad local. “La reutilización del agua residual permite reducir la presión sobre los recursos hídricos, así como no depender tanto de la climatología, es decir, de la cantidad de lluvia”, sostiene Agbar quien gestiona esta infraestructura a través de Hidrogea.

Este empeño ha permitido recuperar a una pequeña ave que estuvo al borde de la extinción en España en los años 70, de acuerdo a la ONG SEO Birdlife, centrada en la protección de la fauna voladora. Se trata de la malvasía cabeciblanca, una especie de pato buceador rechoncho e inconfundible por su pico abombado de color azul cielo. Su hábitat sigue siendo extremadamente reducido y delicado, pero en esta laguna artificial murciana tiene su pequeño fortín.

placeholder Malvasía cabeciblanca. (Foto cortesía de Veolia)
Malvasía cabeciblanca. (Foto cortesía de Veolia)

Al pie de los Pirineos, hallamos otro ejemplo de soluciones basadas en la naturaleza como freno verde al cambio climático. Está en los humedales que circundan la planta de depuración de Begudá (Girona), en el Parque Natural de la Garrotxa, un paraje singular con más de 40 conos volcánicos y coladas de lava.

Es aquí donde el murciélago ratonero patudo campa a sus anchas y cumple su función como guardián del equilibrio natural, alimentándose de insectos y evitando plagas. Apenas quedan unos 10.000 ejemplares en la península y su presencia es un síntoma de la buena salud de un humedal singular en el entorno del río Turonell, que implicó retirar tres balsas de sedimentos, erradicar plantas invasoras e introducir nueva vegetación de ribera tras un acuerdo a tres bandas entre Agbar, el Ayuntamiento de Sant Joan y el Consejo Comarcal de La Garrotxa.

placeholder La depuradora de Cabezo Beaza en Cartagena. (Foto cedida por Veolia)
La depuradora de Cabezo Beaza en Cartagena. (Foto cedida por Veolia)

Por último, nos fijamos en las lagunas artificiales en la reserva natural de El Recorral, en Rojales, en el interior de la provincia de Alicante. Hidraqua, parte del grupo, actuó en este espacio para crear un parque de cinco lagunas artificiales a partir de agua regenerada. Con este proyecto evitan, por un lado, que en episodios de lluvias torrenciales se viertan residuos al medio y, por otro, logran retener agua para luego reciclarla y utilizarla en regadíos, limpieza de calles u otros usos agrícolas.

Al igual que otras infraestructuras verdes del grupo, el humedal fue diseñado con plantas autóctonas y refugios de fauna para ‘invitar’ a vivir a aves y murciélagos con cajas nido. Su apetito por los mosquitos es un antídoto natural contra plagas y evita el uso y abuso de los pesticidas sumando a la biodiversidad.

Para centrar la atención internacional y poner los pies en el suelo —cada vez más seco— de nuestro planeta, la ONU dedica este 5 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente, a la restauración de la tierra y a la lucha contra la desertificación bajo el lema, Nuestras tierras, nuestro futuro. ¿El reto? Cuidar de nuestra tierra ante el desafío de ser resilientes ante la sequía.

En un contexto creciente de escasez hídrica, el agua dulce es fundamental para la vida. Casi la mitad de la superficie terrestre (40%) está ocupada por desiertos, sabanas y llanuras de matorral seco. De la Patagonia argentina, a las grandes planicies de Australia pasando por las llanuras de África y Eurasia son numerosas las zonas afectadas por la desertificación con tierras degradadas, por lo que es doblemente importante cuidar los recursos hídricos de la otra mitad.

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