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Si en Suiza están a 20 grados en pleno invierno, ¿a cuánto nos pondremos este verano en España?
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Si en Suiza están a 20 grados en pleno invierno, ¿a cuánto nos pondremos este verano en España?

Tras sobrevivir al año más cálido, 2023 arranca con temperaturas hasta 15 grados superiores a la media en casi toda Europa. La pregunta es ¿qué nos espera el resto del año?

Foto: Bañistas en una playa de Málaga este enero. (EFE/Jorge Zapata)
Bañistas en una playa de Málaga este enero. (EFE/Jorge Zapata)

Si el año 2022 acabó confirmándose como el año más cálido en España desde al menos 1916, con notable diferencia respecto a sus más inmediatos seguidores (2017 y 2020), este 2023 parece seguir la tendencia y arranca como serio candidato a sucederle. Los más de 25 grados centígrados registrados estos días por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en el aeropuerto de Bilbao (récord histórico: el segundo, de 24,4 grados, se marcó el año pasado), los casi 20 grados (19,7) de Vitoria, o los 18 grados alcanzados en Valladolid apuntan hacia esa dirección.

Foto: Obreros y agricultores, héroes en pleno calor. (EFE/Miguel Ángel Molina)

Una tendencia al alza de las temperaturas invernales que no solo se mantiene en el resto de Europa, sino que en algunos casos se está viendo superada con diferencias de más de 15 grados superiores respecto a las medias. Así lo demuestran las sorprendentes máximas que se están registrando, por ejemplo, en Moscú, donde las temperaturas deberían estar en negativo y, sin embargo, no han bajado de los seis grados incluso durante la noche, lo que para aquellas latitudes es un calor insólito.

Según datos aportados por la Agencia EFE, en Bielorrusia los termómetros se han disparado estos días hasta los 16 grados positivos, cuando no sería nada raro que en estas fechas se registrase esa misma cifra pero en negativo. La agencia meteorológica francesa, Météo-France, tras confirmar 2022 como el año más cálido de su historia, informaba que 2023 arrancaba en el Pirineo francés con temperaturas en torno a los 25 grados en el Departamento de Ariège.

placeholder Bañistas en la playa vizcaína de Ereaga, este enero. (EFE/L. Tejido)
Bañistas en la playa vizcaína de Ereaga, este enero. (EFE/L. Tejido)

En Berlín, 2023 ha empezado con los termómetros en todo lo alto, registrando unos inusuales 18 grados centígrados, mientras que en Varsovia se llegaron a rondar los 19 grados. El año empezó con más de 16 grados en Bruselas, mientras que en la capital de Ucrania, Kiev, se alcanzaron los 13,2 grados el 2 de enero, lo que supone la cifra más alta jamás registrada en los 143 años de historia del Observatorio Geofísico Borys Sreznevsky.

En Italia, la influencia del anticiclón del norte de África está elevando las temperaturas en torno a los 20 grados de máxima y 12 de mínima en la mitad sur de la península, 15 en Roma o 12 en Milán, aunque las más sorprendentes son las que se están registrando en las estaciones más altas de los Alpes, donde a 3.500 metros de altitud no se han consignado temperaturas bajo cero. Sin movernos de la región alpina, en algunos cantones de Suiza se han rondado los 21 grados centígrados: la cifra más alta anotada por su servicio meteorológico, con más de 170 años de historia.

Esta situación está siendo ampliamente divulgada en las redes sociales por los aficionados a la meteorología, entre ellos el joven meteorólogo Colin McCarthy, un estudiante de la Universidad de California especializado en el seguimiento de fenómenos meteorológicos extremos y con miles de seguidores en Twitter, que hace un par de días alertaba de que “Europa está experimentando la peor ola de calor jamás registrada. La intensidad y la escala combinadas de esta ola de calor invernal no se parecen a nada en la historia europea”.

Respecto a las previsiones para el año que acaba de empezar, sería poco riguroso intentar elaborar un pronóstico de cómo van a evolucionar las temperaturas con base en las registradas estos días, o avanzar si en nuestro país sufriremos un verano tan tórrido como el de 2022, o incluso más aún, en función de las altas temperaturas con que ha arrancado 2023.

placeholder El calor también ha llegado a los Alpes suizos. (EFE)
El calor también ha llegado a los Alpes suizos. (EFE)

Como insistimos en señalar cada vez que anotamos una información meteorológica en Planeta A, hay que diferenciar claramente lo que es tiempo de lo que es clima. Una de las explicaciones más acertadas para explicar la diferencia entre ambos conceptos es la que recurre al lenguaje cinematográfico.

Según esta, el tiempo meteorológico sería la escena de una película, mientras que el clima sería la película entera. De tal manera que, así como no podemos resumir el argumento de una película viendo tan solo una escena, tampoco podemos predecir cómo evolucionará el clima en función del tiempo que está haciendo esta semana.

El profesor Javier Martín Vide, catedrático de Geografía Física de la Universidad de Barcelona y uno de nuestros climatólogos con mayor prestigio internacional, lo define de manera mucho más pormenorizada. En su libro sobre el cambio climático Apaga la luz, nos explica que el tiempo meteorológico es algo efímero: fugaz, cambiante. Nadie puede prever el tiempo que hará en un determinado lugar este año en función del que hizo la semana pasada o incluso el año anterior.

No hay que confundir tiempo y clima, pero tampoco cabe negar la marcada tendencia al calentamiento global

Sin embargo, sí que podemos caracterizar el estado de la atmósfera en dicho lugar a partir de los valores acumulados de temperatura, humedad o precipitación. Para ello, necesitamos contar con largas series de datos meteorológicos anotados rigurosamente, día tras día, mes a mes, año tras año, durante un periodo que la Organización Meteorológica Mundial establece como no inferior a tres décadas. De ese modo, con 30 años de datos meteorológicos obtenemos una serie climática, pero para modelizar la evolución del clima en una región necesitamos contrastar varias series, es decir, muchas décadas de datos acumulados.

Foto: El deshielo del Ártico esta alterando el clima del planeta (EFE)

Sin embargo, otra cosa es la tendencia climática. Y esa tendencia, sobre la base de las series de datos acumuladas, señala inequívocamente un cambio climático caracterizado por un aumento de las temperaturas medias. Un calentamiento que se ha podido constatar de 1,1 grados de aumento a escala global desde mediados del siglo XIX y que ya ha alcanzado los 1,5 grados en la región mediterránea. Así como se confirma el incremento, tanto en intensidad como en recurrencia, de los fenómenos meteorológicos extremos: incluidas las olas de calor, que muy probablemente serán más intensas y durarán más tiempo.

En ese sentido, a principios de este año, nuestra agencia de meteorología, la Aemet, considerada una de las más prestigiosas del mundo, compartía en sus redes sociales una información sobre el cambio climático tan concreta como categórica: “El calentamiento observado a escala global desde mediados del siglo XIX no puede explicarse por causas naturales. La influencia humana (sobre todo, por la emisión de gases de efecto invernadero) está detrás de esta tendencia”.

Si el año 2022 acabó confirmándose como el año más cálido en España desde al menos 1916, con notable diferencia respecto a sus más inmediatos seguidores (2017 y 2020), este 2023 parece seguir la tendencia y arranca como serio candidato a sucederle. Los más de 25 grados centígrados registrados estos días por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en el aeropuerto de Bilbao (récord histórico: el segundo, de 24,4 grados, se marcó el año pasado), los casi 20 grados (19,7) de Vitoria, o los 18 grados alcanzados en Valladolid apuntan hacia esa dirección.

Cambio climático Calor Agencia Estatal de Meteorología (AEMET)
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