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Esta es la radiografía del fuego en España: menos incendios, pero más devastadores
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Una amenaza que se acrecienta

Esta es la radiografía del fuego en España: menos incendios, pero más devastadores

Un nuevo informe de WWF alerta sobre el avance de los incendios extremos e inapagables y urge a actuar con responsabilidad para dotarnos de unos paisajes vivos y resilientes

Foto: El cambio climático agrava los incendios forestales. (EFE/Óscar Corral)
El cambio climático agrava los incendios forestales. (EFE/Óscar Corral)

La organización conservacionista WWF ha elaborado un detallado informe sobre la evolución de los incendios forestales en España en el que se examinan las causas, se evalúan los posibles escenarios hacia los que avanzamos y se proponen soluciones basadas en el consenso científico, las opiniones de los expertos y las demandas de la comunidad forestal.

El informe señala que el número anual de incendios no ha dejado de disminuir, casi un 40% en la última década, gracias a la mayor concienciación ciudadana y a una persecución del delito mucho más eficaz y perseverante gracias a la creación en 2007 de la Fiscalía de Medio Ambiente y al excelente trabajo llevado a cabo por su fiscal de Sala, Antonio Vercher.

placeholder Labores de investigación de un incendio forestal. (EFE/Xunta de Galicia)
Labores de investigación de un incendio forestal. (EFE/Xunta de Galicia)

Sin embargo, a pesar de la notable reducción del número de incendios, han resultado ser de una peligrosidad cada vez más extrema, resultando cada vez más agresivos, extremadamente impetuosos y con un comportamiento explosivo. Una nueva tipología de fuego contra la que los actuales dispositivos de extinción se muestran ineficaces, por más medios terrestres y aéreos que se sumen a los operativos, y en los que se eleva considerablemente el riesgo que asumen los bomberos.

Son ellos los que señalan que cada vez les resulta más frecuente ver como fuegos que en principio parecían fáciles de gestionar, alcanzan en poco tiempo una proporción sorprendente, de gran intensidad, liberando tal cantidad de energía que llega a generar pirocúmulos, causando propagaciones explosivas, incontroladas e incontrolables, que superan la capacidad de respuesta mediante las técnicas empleadas hasta ahora.

Foto: Un bombero en los incendios de este año en Asturias. (Reuters/V.West)

Como destaca WWF, hace décadas estas situaciones eran muy poco frecuentes y se daban tan solo en incendios de gran extensión. Sin embargo, estos nuevos fenómenos, que la comunidad científica ha calificado como incendios de sexta generación o megaincendios, son capaces de expandirse en minutos, llegando a modificar las condiciones meteorológicas de la zona afectada hasta provocar auténticas tormentas de fuego, un fenómeno devastador que impacta de forma dramática en el paisaje, afectando gravemente a la economía rural y poniendo en grave riesgo a las personas.

Mucho más graves

Los datos oficiales indican que entre 2013 y 2022 la proporción de grandes incendios forestales (GIF), aquellos en los que arden 500 hectáreas o más causando daños mucho más graves, aumentó un 21% en España. Para comprender su peligrosidad, baste con saber que, aunque representan tan solo el 0,22% de los casos, suponen el 40% de la superficie total afectada.

En 2022 la proporción de los GIF ascendió hasta el 0,60% del total. Consecuencia: el año pasado ardieron en España alrededor de 310 000 hectáreas (el triple de la media), representando el peor año del siglo y el quinto peor desde que se tienen registros. A pesar de los graves incendios de Portugal, Francia o Italia, en nuestro país el año pasado se quemó casi el 40% del total de superficie que ardió en Europa.

placeholder España se enfrenta a incendios cada vez más virulentos. (EFE/M.Bruque)
España se enfrenta a incendios cada vez más virulentos. (EFE/M.Bruque)

Entre las causas para este incremento de la siniestralidad, el informe destaca el aumento de las altas temperaturas asociado al cambio climático. De hecho, los datos registrados por los observatorios de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) confirmaron que el verano de 2022 fue el más caluroso de la serie, iniciada en 1961, superando en 2,2 °C al promedio de 1981-2010. Pero no todas las causas son climáticas.

La gestión forestal es la herramienta clave para prevenir los grandes incendios forestales y reducir su grave impacto, ecológico y económico

Casi el 55% de los incendios que se producen en España es intencionado, frente al 23% debido a las negligencias y los accidentes. Una intencionalidad que, a pesar de la gran labor de vigilancia y control del fuego llevada a cabo por los agentes medioambientales, el Seprona de la Guardia Civil y la citada Fiscalía de Medio Ambiente, no ha dejado de crecer en los últimos años. Algo que, según señala el informe de WWF, no hace más que poner de manifiesto la existencia de conflictos sociales y económicos en el medio rural, unos conflictos que continúan sin ser debidamente atendidos por las administraciones, dando lugar a tensiones que pueden derivar en comportamientos incívicos y delictivos.

Un reto mayúsculo

Respecto a futuro, lo cierto es que este año empezó muy mal y todos los expertos señalan que, a pesar de las tormentas con las que ha arrancado el verano, irregulares y precarias, es probable que este año debamos afrontar un reto mayúsculo. A finales de marzo tuvimos el primer GIF del año, entre las provincias de Teruel y Castellón. El incendio mostró un comportamiento insólito para una fecha tan temprana, alcanzado en apenas unas horas una magnitud descomunal. Acabó quemando más de 5.000 hectáreas.

placeholder Frente del gran incendio forestal del pasado marzo entre Castellón y Teruel. (EFE/M. Bruque)
Frente del gran incendio forestal del pasado marzo entre Castellón y Teruel. (EFE/M. Bruque)

Poco después, entre el 26 de marzo y el 2 de abril, tuvo lugar una gran oleada de incendios en Asturias. En total se produjeron cerca de 200 en apenas unos días (13 de ellos evolucionaron en GIF) que afectaron a 35.000 hectáreas. En mayo, el grave GIF de la sierra de Gata y las Hurdes, en Extremadura, arrasó con cerca de 11.000 hectáreas de gran valor ecológico y paisajístico. Todo ello no hace más que señalar una transición de la infaustamente llamada temporada de incendios hacia el resto del año, para extenderse desde el invierno hasta el otoño.

Foto: Un bombero forestal, en labores de extinción. (EFE/Brais Lorenzo)

Para WWF, es necesario subir la guardia contra los GIF para evitar los peores escenarios. La actual política de extinción y las herramientas convencionales de prevención se muestran claramente insuficientes ante este nuevo escenario, por lo que las administraciones públicas deben elevar las medidas de prevención a escala paisajística, teniendo en cuenta el escenario de emergencia climática que atraviesa el continente, así como tomar las medidas oportunas para reducir la alta siniestralidad de los actuales incendios y reducir la impunidad de los delincuentes forestales. Pero la sociedad también debe tomar conciencia de que las circunstancias han cambiado y asumir su responsabilidad en las tareas de prevención y adaptación, aceptando para ello el fuego de baja intensidad como mal menor ante la mayor amenaza de los GIF.

Plan de actuación improrrogable

Entre las medidas a poner en marcha, WWF propone desarrollar y aprobar una Estrategia Estatal de Prevención Integral de Incendios Forestales que desarrolle y extienda las acciones aprobadas en la Conferencia Sectorial de Medio Ambiente de hace un año, y que aparecen recogidas en el documento Orientaciones estratégicas para la gestión de incendios, obligando a su aplicación inmediata en el territorio.

placeholder Animal calcinado por el GIF de la sierra de la Culebra, Zamora. (EFE/Brais Lorenzo)
Animal calcinado por el GIF de la sierra de la Culebra, Zamora. (EFE/Brais Lorenzo)

Impulsar una reforma fiscal que, basada en el principio de quien contamina paga, se transforme en quien conserva recibe, de manera que los propietarios forestales y quienes de una manera u otra custodian nuestros paisajes y el patrimonio natural que albergan se vean compensados con bonificaciones fiscales o con el pago por los servicios ambientales que nos prestan a todos, promoviendo una gestión sostenible de nuestros bosques. Esta política debe promover un programa específico que incentive, entre otros servicios, el uso de la madera en el sector de la construcción, la silvicultura responsable y sostenible y el resto de aprovechamientos sostenibles que permitan aumentar la rentabilidad económica de la actividad forestal en España, para que tener una propiedad forestal en España deje de ser una condena más que una fortuna.

placeholder Bombero forestal, en los incendios de Asturias. (EFE/Paco Paredes)
Bombero forestal, en los incendios de Asturias. (EFE/Paco Paredes)

Promover una política rural y forestal que garantice el futuro de los pueblos mediante la reactivación de la Ley de Desarrollo Sostenible del Medio Rural, con el objetivo de generar más oportunidades de empleo digno, basado en la gestión y el aprovechamiento sostenible de los recursos forestales, que contribuya a atraer residentes y a fijar población juvenil en el territorio.

Por último, apunta la necesidad de poner en marcha programas de sensibilización y educación ambiental efectivos, dirigidos tanto a la población urbana como a la rural, que permitan mejorar la comprensión social de los incendios, conocer los riesgos a los que vamos a tener que hacer frente en los próximos años y, sobre todo, a recuperar el vínculo de las nuevas generaciones con la naturaleza. Además, deben incluirse programas de educación forestal, sobre el medio rural y la amenaza de los incendios en los currículos escolares.

La organización conservacionista WWF ha elaborado un detallado informe sobre la evolución de los incendios forestales en España en el que se examinan las causas, se evalúan los posibles escenarios hacia los que avanzamos y se proponen soluciones basadas en el consenso científico, las opiniones de los expertos y las demandas de la comunidad forestal.

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